RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 8 de agosto de 2011

SALIDA DEL DOMINGO

Ayer domingo, ya a eso de las ocho de la tarde, dejé a la niña en casa de mis padres y mi mujer y mi hijo fueron al parque, la primera corriendo y él en bici. Yo llegué antes, ya que fui en coche y les estaba esperando para dar unas vueltas, mi crio a su rollo montado y mi mujer y yo a ritmillo. Es increible como se ha adaptado a esto de correr, ya que hace unos meses no era capaz, casí, de dar una vuelta al parque. Dimos 6 vueltas, es decir 6 kilometros, el último de ellos a un ritmo exigente para ella; estiramos un poco y al rato y ella y el niño volvieron a casa de la misma forma que habían llegado.

Yo aproveché para ir a la pastelería para comprar unos dulces (sin duda nos los habíamos ganado).

Total kilometros: 6 para mi y 8 kms 600 metros para ella.

Sensaciones: las mías muy buenas, ninguna molestia del tute del día anterior. A ella le molestó al principio la dichosa rodilla pero luego no se volvió a quejar.

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