RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 15 de febrero de 2012

DOMINGO 12 MÁS PARQUE

Al final se acabará convirtiendo en mi segunda casa, con el permiso de mi mujer. De nuevo por la mañana, y con mucho frio, me acerqué en coche al parque con la idea de trotar suave para descargar un poco las piernas. El caso es que me encontré con otro runner que lleva un ritmo considerable, quizá para entrar en calor, y me uní al mismo exigiéndome más de lo que debía. El caso es que tras 5 vueltas ya llevaba mejores sensaciones y justo cuando llevaba 7 vueltas y media decidí hacer un test de un kilómetro, lo cual no estaba previsto. La verdad es que me jugué el lesionarme o sobrecargarme, y sin ningún sentido, pero ya está hecho. El caso es que cuando terminé quedé satisfecho porque pude hacer 3 minutos y 35 kilómetros y sin ir a tope, aunque casi. Sensaciones extrañas con no muy altas pulsaciones pero las piernas que no dan para mucho. Al parecido a esos sueños en los que quieres avanzar porque te persiguen pero no das para más. Es lo que tienen los años. Cuando era adolescente se me ponían las pulsaciones a 190 pero las piernas fluían. Ahora es, válgame el simil, como los viejos motores diesel.

No puedo decir que tuviese malas sensaciones. Distancia total 8 kilómetros y medio. Tiempo 41 minutos.

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