RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 11 de marzo de 2012

¿MENOS DE 3 HORAS EN UNA MARATÓN?

Uf, hay que ver cómo y cuánto soñamos. ¿Qué tipo de placer puede producir bajar de ese tiempo en una maratón?. ¿Significaría que hacer 3 horas y un minuto sería un auténtico fracaso?. El hombre necesita, entre otras cosas, retos para sentirse vivo. Esto no quiere decir que una persona sin retos tenga porque sentirse muerto, sino que tratar de conseguir lo que uno se propone puede suponer dar sentido, al menos en parte, a tu existencia. Irte de misionero al Cuerno de África seguro que es un objetivo menos egoista que terminar una maratón, pero ¿quiénes somos para juzgar los retos de los demás?. Si hace 5 años me hubieran dicho que a día de hoy me iba a encontrar en esta guisa no me lo hubiera creído. Se podría decir que mi vida deportiva guarda hoy en día paralelismos con la vida de cualquier deportista que vaya a ir a Londres 2012, y no porque me pueda equiparar ni una pizca a la calidad de un deportista de élite, sino por las sensaciones, los sentimientos, el sentido de llegar bien a la cita, el esfuerzo, etc, que rodea a todo este camino o recorrido. Así que, aquí me hallo, bajando de vez en cuando las escaleras de mi buhardilla para ver si siento algo extraño en mi rodilla izquierda, y jugándome la sonrisa o el desencanto si ese hecho ocurre o no respectivamente. Hasta ahora, y desde agosto, todo ha transcurrido como podría preverse: es decir, dejar en manos de una improvisación planificada mi preparación, mi pérdida de peso, mi evolución. Me he guiado por la intuición y hasta ahora me ha funcionado. He tenido algún contratiempo, como fue el caso de la Media de Alcazar en la que todo salió al revés y me sentí fatal, pero ¿qué hubiera sido de mi si este fracaso no hubiera ocurrido?, pues está claro que no hubiera disfrutado tanto la Media de Miguelturra, ni mi posterior evolución y ni mucho menos la Media de Valdepeñas. La vida, en cualquier ámbito de la misma, se escribe desde los fracasos que son puntos de partida para nuevas marchas hacia adelante. Hoy, mi intuición me dice que me encuentro en un momento muy importante de cara a mi objetivo: siento que la Maratón se puede dar bien (hace unos meses no pensaba ni siquiera que pudiera terminarla, o mejor dicho, pensaba que sería una proeza terminarla). Hoy sin embargo tengo confianza, y ni siquiera los problemas puntuales en mi rodilla me quitan este sentimiento. Empiezo a pensar que estoy comenzando a amortizar tantas y tantas y tantas horas dedicadas al deporte amater durante tantos y tantos años. Así tiendo a ver todo esto, como una redención, o mejor, una venganza contra mi mismo, contra mi yo paralelo, aquel yo que se dio tanto y que obtuvo tan poco. Ahora no se trata de obtener, no iré a ningún campeonato importante, ni conseguiré ninguna marca apreciable, ni saldré en ningún medio, ni tan quiera local,..., ahora se trata de ganar, no al crono, ni a mis contrincantes, se trata de ganarme a mi mismo, cuando lo consiga estoy seguro que lloraré como un niño y pensaré ya está, ha merecido la pena.

Dejé el atletismo a los 18 años, al menos de forma activa, y hoy creo que lo hice porque era de los peores del grupo de locos que lo practicábamos aquí en Valdepeñas. No teníamos ningún adulto que nos guiara ni nos marcara un camino u objetivo individualizado. Yo no tuve ningún entrenador que me dijera: Javi, no vais a ir a ninguna olimpiada, te lo puedo garantizar... Eso lo tuve que descubrir yo solito, entre sobresfuerzo y sobreesfuerzo y con la crueldad típica de la adolescencia en forma de comentarios de desaliento por parte de los compañeros que se sabían superiores. Hoy, yo solo, sin compañeros de club, trato de vengarme de aquello, y de otros muchos años dedicados a otros deportes de forma pasional, como soy yo. Esto no quiere decir que mi venganza sea fria, ni que mi venganza vaya dirigida a nadie más que a mi mismo. Mi venganza es pasional, como yo, y va dirigida a mi y a mi pasado. Es una venganza vestida de redención, es decir, trata de redimirme de todo aquello relacionado con el deporte me en forma de recuerdo no me hace sentir bien. Si logro uno o más recuerdos muy gratos en este proceso, cuando sea más viejo podré recordar con una sonrisa mi bagaje deportivo y entonces habré ganado.

No hay comentarios :

Publicar un comentario