RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 14 de abril de 2012

VIERNES 13 Y LA HOZ DEL HUÉCAR

Comoquiera que no tenía más remedio que cumplir con mi entreno, 65 minutos progresivos, a pesar de no haber cogido suficiente ropa de abrigo por no haber previsto el frio matinal que puede hacer en Cuenca, me lavé la cara me vestí y salí desde la Posada del Huécar. Esta pensión, muy coqueta, de buenos servicios y barata, todo sea dicho, está ubicada en el margen derecho del rio Huécar, en un enclave precioso dentro de la zona antigua, pero baja, de Cuenca.


Así que más o menos con la visibilidad que se aprecia en la foto, todavía amaneciendo salí con mucho frio a cumplir mi entreno. Me dirigí hacia las afueras siguiendo el margen del rio, hacia la hoz, pasé por debajo del Puente de Las Casas Colgadas yendo por una carretera que no sabía donde me llevaba pero que tenía un carril bici.



Enseguida los dedos se me quedaron congelados, pero iba bien de piernas y no me sentía cansado. Seguí y seguí por la carretera oliendo a naturaleza y oyendo el canto de mil pájaros y no se me pasó por la cabeza en ningún momento qué demonios estaba haciendo allí a esas horas de la mañana con tan poca ropa y tanto frio. Mucha cuesta a la ida, y cuando llegué a los 32 minutos de carrera dí media vuelta e hice el recorrido a la inversa. La vuelta fue más rápida por haber pendiente descendiente, por lo que tarde tres minutos menos haciendo un tiempo de 1 hora y un minuto y una distancia de 11 kms 700 metros.

No tuve ningún tipo de molestias salvo el frio que pasé.

No hay comentarios :

Publicar un comentario