RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 28 de agosto de 2012

LUNES 27: UNA HORA DE CARRERA CONTINUA EN UN DÍA ACIAGO

Ayer fue de esos días en los que se ve todo cuesta arriba. Me sentía muy muy cansado, me dolían las piernas y me molestaban los tendones de Aquiles costándome hasta andar. Desde este panorama veía mis entrenamientos e incluso mis metas deportivas como un auténtico suplicio. El caso es que llegó la tarde noche y me fuí a correr, al principio todo agarrotado, pero conforme fuí calentando mejoraron las sensaciones. Es curioso, pero a los quince minutos cogí un buen ritmo y empecé a sentirme bien. En cuanto al recorrido, fui al Ángel, lo subí por la carretera, bajé, bordeé por el camino que rodea a los cerros de alrededor, volví por el camino del Bajo Peral hasta casa, terminando a buen ritmo.

Finalmente unos 12 kilómetros y 1 hora justa, pero con el tramo del cerro por medio.

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