RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 18 de agosto de 2012

SÁBADO 18: TIRADA LARGA DE NUEVO 24 KILÓMETROS

Hoy por la mañana, de nuevo el ritual, preparación de la isotónica, del plátano, música para el mp3, colocarlo todo en el alféizar de la puerta, preparar el Garmin, ponerme la ropa de correr y a estirar. Esta vez, tenía ante mí un circuito de 8 kilómetros, que apenas se alejaba más de un 1 kilómetro del pueblo en su parte más lejana (para hacerlo más llevadero), y que estaba compensado con pendientes positivas y negativas. Lo peor iba a ser el calor, sobre todo porque al final no madrugué todo lo que debía, y salí unos minutos antes de las 9 horas. La idea era hacer la primera vuelta a 5´justos, la segunda a 4´45´´ y la tercera a 4´30´´, aunque sabía que esto último no estaba a mi alcance con mi actual estado de forma. Bastante miedo recordando la tirada larga del sábado anterior, en la que tuve que cortar el entrenamiento cuando aún quedaban más de 7 kilómetros y comenzar a descalentar. La verdad es que cuando me puse a correr comencé a comprobar que las piernas iban, y la cosa fue a mejor conforme fui calentando. Alterné algunos kilómetros en 5´pelados con otros que se aproximaban a los 4´50´´ y sin grandes esfuerzos, y a gustito con la música del mp3 terminé la primera vuelta en 39´40´´. Me bebí 80cl de isotónica y me comí medio plátano, estiré una pizca, sobre todo el tendón de aquilés derecho donde me iban dando pequeños pinchazos, y salí a completar la segunda. La cosa fue bien durante los primeros 2 kilómetros, pero luego comencé a sentir sensación de pesadez lo cual disparó las alarmas. Sin embargo no bajé el ritmo y ya en la parte final, cuando la altimetría era más favorable para mí, recuperé sensaciones. Iba a cumplir lo previsto a juzgar por el tiempo que llevaba, y reservándome un poco marqué 37´50´´, justo a 4´45´´. Las piernas ya no estaban tan descansadas y hacía algo más de calor aunque no había acusado mucho la temperatura. Me bebí el segundo bote de isotónica, otro medio plátano, entré y me remojé un poco en la piscina, sin meterme claro, y estiré otro poco. La molestia en el tendón no cejaba, pero no me preocupé mucho, no era algo nuevo. Comencé la tercera preguntándome si sería capaz, y decidí no mirar el reloj, y así fui, sin mirar. Paradójicamente las sensaciones fueron a mejor, a sabiendas de que el ritmo había sido incrementado. Ni en la parte de las cuestecillas lo pasé mal y cuando llegué a la parte más llevadera, la parte final iba entero, como para incrementar el ritmo un poco más (fue entonces cuando marqué algunos kilómetros a 4´31´´ y 4´´30´´). El tendón me dejó correr sin más sobresaltos y completé la tercera y última en 36´35´´ a 4´37´´ aproximadamente. Nada que ver con las sensaciones de la tirada larga de la semana anterior, ni tan siquiera con las sensaciones de toda esta semana, lo cual viene a confirmar que tras una de cal suele venir una de arena y así una tras otra.

Tiempo final, agregando el de las tres vueltas, 1 hora y 54 minutos que me hubieran permitido completar la maratón en 3 horas 20 minutos. El ritmo de la tercera, insostenible por ahora durante más de 25 kilómetros, me hubiera permitido hacer la maratón en 3 horas 10 minutos aproximadamente. Mucho trabajo por hacer, por tanto.

Os pego el circuito:

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