RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 1 de septiembre de 2012

SÁBADO 1: TIRADA DE 25,8 KILÓMETROS

Otra tirada larga en otro sábado. Esta vez jugaba algo a mi favor, el clima. Bastante fresquito y eso se agradece muchísimo porque es la diferencia entre que el cuerpo vaya o no vaya. Ante mi un circuito de tres vueltas de unos 8,6 kilómetros, sin demasiadas cuestas. La idea era ir en progresión y avituallar bien entre vuelta y vuelta, y así fue. Después de haber jubilado mis New Balance 880, que utilizaba para la batalla, me he quedado con dos pares nada más, las Mizuno Wave Precision 12 que no venía utilizando mucho, y las New Balance 890v2, con las que corrí la maratón y que desde junio había usado bastante. El dilema que tenía esta mañana era qué ponerme, si las mizuno que no me acaban de convencer en las tiradas largas, o las NB que realmente no están ya muy amortiguadas y aunque son rápidas me castigan más el tendón. Decidí usar estas últimas, y para entrenos más cortos las mizuno hasta que me compre otro par el mes que viene. Rellené dos botellitas de isotónica, preparé una especie de compota de fruta que los niños no se toman, lo dejé todo en el alfeizar y a correr. Comencé a eso de las 08:45 a un ritmo suave, algo por encima de 5´, y el circuito, casi todo asfalto, se me hizo bastante corto. La parte peor estaba en la zona de la carretera de Daimiel (desde el inicio de la misma hasta coger un camino que me regresaba al parque y me llevaba a la puerta de Frimancha); era la peor por el viento en contra, bastante desagradable. El resto era bastante llevadero. Cuando llegué a casa había marcado el tiempo planificado, 42´, a 4´57´´ el kilómetro. Muy bien de piernas, sin apenas sentir cansancio. Me tomé una botellita de isotónica y medio envase de compota de fruta, estiré un poco y a por la segunda. Las sensaciones mejoraron, como era de esperar debido a que ya iba caliente. Fui mirando el Garmin e iba entre 10´´ y 15´´ más rápido por kilómetro que en la primera vuelta y mantuve el mismo sin problemas. Cuando llegué de nuevo a casa había marcado de nuevo el tiempo esperado, 40´, a 4´47´´. Las piernas estaban en su sitio, quizá una ligera molestia que se había dejado notar en el tendón de aquiles derecho (lo cual esperaba debido a las zapatillas), pero no había sido muy reseñable. Me tomé lo que quedaba de compota y otra botellita, volví a estirar y salí. Al arrancar sentí dolorcillo en una de mis rodillas y el tendón, pero a los 50 metros se fue el dolor y engrané rápido. Decidí no mirar el reloj y apretar a ver qué pasaba y fue pasando el tiempo a un ritmo más vivo que en la segunda, bastante más vivo. Sabía que estaba bajando de 4´30´´ en muchos de los kilómetros, y cuando llegué a la zona de la carretera de Daimiel, apreté un poco los dientes para pasarla rápido. Había pasado lo peor e iba increiblemente bien de piernas, apenas me pesaba, yendo bastante suelto. Cuando menos me esperé estaba terminando, otra vez con el tiempo previsto, 38´pelados, a una media de 4´28´´, que está bastante bien, sobre todo si tenemos en cuenta que he llegado muy entero. Sin molestarme el tendón ni nada. Al llegar a casa he estirado y en estos momentos me encuentro muy bien, casi con ganas de volver a correr.

Sin querer echar las campanas al vuelo, creo que he mejorado en estas tres últimas semanas. Me veo mejor en las tiradas largas y en las series y apenas sin molestias

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