RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 30 de noviembre de 2012

JUEVES 29: VUELVE EL FARTLEK Y MADRUGAR

Hacía muchos entrenos que en un día laboral no me levantaba tan temprano para ir a correr. Me costó un montón, más si tenemos en cuenta que hacía bastante frío. Tarde así como 20 minutos en estar preparado, e incluí el foquillo en el equipo por si acaso. Me fui al parque y allí había gente preparando los puestos para el mercadillo de los jueves, por lo que tan sólo fuí de paso por el recinto. Finalmente cogí la circunvalación en sentido contrario al que suelo coger cada vez que la hago. Cuando llevaba 20 minutillos caracterizados por el fresquito que hacía, comencé a realizar los cambios de ritmo a razón de 2,5 fuertes-2,5´suaves. Cuando llegué a los 30 minutos comencé a notar la misma molestia en la rodilla derecha, y me comencé a preocupar, sobre todo cuando la molestia, por momentos paso a ser más aguda. En cualquier caso fui terminando el entreno sin mayores problemas y la rodilla no me impidió conservar la intensidad. Cuando llegué a casa estiré bien y cuando se enfrió me comenzó a doler. Es una molestia extraña pero no ajena, ya me pasó esto en los primeros meses de este año. Es en la parte derecha, pero no en los ligamentos; yo diría que viene de una pequeña inflamación del tendón que hace que duela la zona, pero no es el tendón rotuliano, lo cual hace que no sea tan fastidioso. En cualquier caso me eché Radio Salil y el dolor se fue yendo a lo largo del día y hoy no me molesta nada de nada. Voy a ver qué ocurre en la sesión suave de esta noche.

MIÉRCOLES 28: DESCANSANDO QUE ERA HORA

No descansaba desde el lunes 19, el día posterior a la maratón, y mis piernas, más que mi mente lo necesitaba. No me arrepiento de no haber dejado de correr unos días, porque realmente los días posteriores a la maratón fueron suaves, y no tengo tiempo para parar ya que tengo ya encima la planificación de Roma, pero en cualquier caso, las molestias que me han ido surgiendo estos días se deben a que el cuerpo se ha quejado por el esfuerzo. En cualquier caso, espero que todo vaya quedando en pequeñas molestias.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

INSCRITO EN EL 10.000 "MEMORIAL GALO SÁNCHEZ-BERMEJO" DE DAIMIEL

Finalmente me he inscrito en la última carrera del circuito de Carreras Populares de Ciudad Real. El año pasado fue todo un éxito de organización y participación, rozando los 1000 atletas. Este año había que aprovechar el haber tenido hace semana y media la Maratón de Valencia, para haber si amortizo un poco todo el plan realizado. La idea, en principio, es ir a ver sensaciones y desde ahí decidir. Parece que hará bastante frio y eso será un handicap, por lo que en principio firmaría hacer 39 minutos, y si pudiera bajar la marca hecha en Piedrabuena, mejor, pero sin obsesionarme.

Competiré, en esta ocasión, con el Pozo Norte de Puertollano, y la verdad es que estoy deseando que llegue el domingo para volver a sentir la adrenalina.

La página de la organización es: http://clubsaturno.blogspot.com.es/, que es el club de atletismo principal de Daimiel. En cuanto al cartel:





















Y el recorrido, parece mayormente plano, aunque tiene algún que otro falso llano. En cualquier caso se me antoja rápido:



SERIES DE 400 METROS EN EL PARQUE

Los martes venían tocando series, y generalmente en la pista. Como le cogí un poco miedo a estos trances, ayer martes decidí hacer series, pero cambiando de escenario, para tratar de hacerlo algo más llevadero. En cualquier caso se trataban de 400 y no muchos, tan sólo, 8, pero en mente tenía hacerlos medianamente intensos de cara al 10.000 del domingo en Daimiel.

Fui al polígono y de ahí al parque; en el parque dí dos vueltas  y un pico, para situarme en la recta larga donde haría las series. Comencé la primera, midiendo la distancia a ojo, y me encontré bien, pero con una ligera molestia en la rodilla derecha. Recuperé unos 45´´ y fui haciendo las siguientes sintiéndome cada vez más suelto. El ritmo era aproximadamente de 1´22´´ o así, y fui respetando en todo momento una corta recuperación. Terminé mis ocho, ir con la molestia de la rodilla persistiendo, me fui descalentando a casa, donde estiré bien y me eché Radio Salil.

Hoy me toca descanso y la verdad es que apenas tengo molestias en la zona.

LUNES 26: DE NUEVO EL FOQUILLO Y LOS CAMINOS

El lunes por la noche, después de ir de compras, es decir, a las tantas, salí todo equipado a hacer algo menos de una hora por los caminos. No estaba muy motivado porque estaba cansado de todo el día, pero es lo que toca. Al salir de la población, dirección al Peral, me dí cuenta de que no iba a necesitar llevar encendido el foco, porque la luna casi llena se reflejaba en las nubes, y éstas iluminaban la superficie viéndose todo muy bien. Camino del Peral desvié a la izquierda para coger, tras cruzar la carretera, el camino que lleva a su vez al camino de la vega de dicho paraje, y una vez que me topé con el mismo regresé hacia el pueblo en lugar de ir a la vega. El ritmo era constante y no era malo, pero sentía ciertas molestias, quizá por el frio, y no acabé de ir cómodo del todo. En cualquier caso, no salió mal entreno, realizando algo menos de 55 minutos y aproximadamente 10,65 kilómetros.

Al llegar a casa estiré todo lo mejor que pude.

DOMINGO 25: 54´DE TROTE A RITMO MEDIO-ALTO

Madrugué el domingo con la idea de hacer una hora de trote suave, me dispuse a hacer la circunvalación y comoquiera que me sentía cómodo fue aumentando el ritmo. En seguida me dí cuenta que de suave iba a haber poco. El problema surgió a partir de la media hora, ya que una parte concreta de mi cuadricep derecho comenzó a molestarme con un dolor similar al de un cardenal. No era un dolor punzante por lo que entendía que no era grave y por ello seguí corriendo. Llegué al parque cuando llevaba unos 45 minutos y me puse a estirar bien, decidiendo no hacer series de gradas para no forzar el músculo. Me fui descalentando a casa para hacer otro 9 minutillos más con la molestia que por momentos pasó a ser dolor.

Sin duda son las pequeñas secuelas de la maratón y de los días siguientes a la misma, en los que no he parado.

sábado, 24 de noviembre de 2012

LA CRÓNICA DE LA MARATÓN DE VALENCIA EN IMÁGENES

El día de antes me las prometía muy felices con poses de padre bonachón de dos hijos que nunca ha roto un plato.


Quise que me inmortalizaran con la recta de meta detrás mía, y no podía sospechar que esa iba a ser la vez que más cerca iba a estar del final de la maratón


Pedí que se me echara la foto de rigor con el dorsal delante para que se viera bien. Que luego nadie dudara de que era mi dorsal y que ese cacho de papel iba a atravesar la meta "sobre el agua".


Al día siguiente dejé mi bolsa en consigna junto con la de un montón de runners. A la chica encargada de la misma le dije: "no te preocupes, vendré a por ella, a no ser que esté en el hospital". ¡Cuanta razón tenía!, la acabó recogiendo mi mujer.




Antes de la salida, Alberto y yo inmortalizamos el momento. No sé si estaba de subidón o totalmente cagado; a juzgar por mi cara más bien lo segundo.



Tras la salida y ya en el kilómetro 3 la cosa estaba chupada, pero era porque no había hecho más que comenzar. El sol brillaba, como se puede apreciar, y la palmera daba a la situación un toque relajado, casí de foto de tour turística. Yo quería salir en la foto, y casi no lo consigo, porque mi mujer estaba empecinada en sacar el brillante sol y la dichosa palmera.



En el 10 también todo marchaba "a ritmo de violín", ¿cómo se puede ir tan plácido y no sospechar lo que se avecinaba?



El de blanco de la derecha, ese que viste como un "runner dominguero en el retiro" decidió que quería hacer menos de 3 horas y al final lo consiguió. Lo de sus intenciones lo sabemos por la chachara que trajimos kilómetros antes y lo de conseguirlo porque lo vimos después en los créditos. ¡Qué envidia!



En el 15 parecíamos hasta buenos Alberto y yo. Yo iba hombros arriba como en la mili.



En el paso de la media maratón yo flipé cuando ví el crono. Ibamos para hacer 3 horas clavadas. Eso sí conseguíamos conservarnos en formol, porque el "bajón muscular" estaba ya a la vuelta de la esquina.



Si os fijáis, mi rosto comienza a verse borroso, ese es un primer síntoma de cansancio.

Mientras tanto, mis niños estaban hartos de esperar a su padre, pero es que claro, no soy capaz de hacer menos de 1 hora en la maratón, y ese es justamente el lapso de tiempo pasado el cual ellos comienzan a desesperarse.




Mi mujer, muy precavida ella, echó el patinete en el petate para que se pudieran entretener. ¡Ni con esas!

Mientras, los "atletas de color" seguían a lo suyo. Era como si estuvieran en otro sitio, en otro tiempo y en otro quehacer. La próxima maratón me tizno entero:



Alberto se quedó a un ritmo menos exigente y yo me fui sólo a la aventura de "Nosedondecoñovoy". Ahí me véis más difuminado que antes, por tanto, con menos gasolina, en el kilómetro 25. Todavía iba adelantando gente, por lo que todavía me las prometía felices:



Si os fijáis en mi cara, estaba a un paso de ser borrado del mapa.

En el 30 yo iba pensando que sólo quedaban 12 kilómetros, pero ¡vaya docena!. Aquí parece que recuperé el color de cara, pero las piernas comenzaban a estar descoloridas:



En el 32,5 estaban mi mujer y mis niños dispuestos a animar hasta morir. Mientras yo estaba en proceso de enfermar casi de muerte



A pesar de todo, de espaldas aún se me vé reprise.



En el 35 yo ya comencé a cantar la canción de Manolo García esa que decía "Llévame esta noche a San Fernando, iremos un ratito a pie y otro caminando". Aún así, todavía se me veía medio bien, pero sólo medio. El principio del fin estaba sucediendo



Y afortunada o desafortunadamente como decía Bugs Bunny: ¡Esto ha sido todo amig@a!. No hay fotos ni en el 40, ni a la llegada, ni recogiendo la bolsa, ni dándome masajes en la meta, ni comiéndome bollería industrial de chocolate. Obviamente tampoco hay reportaje fotográfico de mis calambres, ni de mi periodo de cuatro horas en el hospital, quizá porque no había nadie con una cámara en la mano. A mi no me hubiera importado inmortalizar también el suplicio.

Espero que os haya gustado.









TIRADA LARGA EXIGENTE EL SÁBADO 25

No necesité madrugar el sábado para preparar mi tirada larga, ya que no tenía prisa. En el planing tenía previsto hacer 21 kilómetros suavitos, y comencé a eso de las 10:30 horas, más o menos suave, pero ya en el tercer kilómetro comencé a bajar de 5´. Me dirigí por el Camino del Peral a dicho paraje y una vez que llegué continué por la carretera hasta el primer camino a la izquierda que me lleva a la Gasolinera Shell del kilómetro 191 de la AIV. Ya había comenzado a incrementar el ritmo yendo en torno a 4´40´´ pero por dicho camino metí una marcha más y fui bajando de 4´30´´ e incluso de 4´25´´. Me sentía cómodo y por ello decidí escuchar a mi cuerpo a ver qué me decía. El camino asfaltado pronto dejo de serlo y comenzó la zahorra, pero no sólo mantuve el ritmo sino que lo incrementé comenzando a marcar kilómetros por debajo de 4´20´´ y entre el 10 y el 13 me fui por debajo del 4´15´´, haciendo uno por debajo de 4´10´´. Tras pasar por la gasolinera mantuve el ritmo medio kilómetro más; ya estaba en el vía de servicio sentido Andalucía pero el viento era ahora en contra. Llegado el momento decidí aflojar para no forzar más y cambié a un ritmo más cómodo en torno a 4´30´´. Por momentos no me sentí muy suelto, pero aún así me fui acercando de nuevo a los 4´25´´ en algún registro y lo peor vino en la cuesta en la zona de los cerros donde ya pesaban las piernas y no pude pasar de 4´50´´. Tras llegar a la rotonda del Ángel comencé a apretar y hasta casa me mantuve en 4´20´´ aproximadamente, saliéndome la media maratón en algo menos de 1 hora 36 minutos.

Buenas sensaciones, al final llegué un poco cargado, pero fuerte y no he de olvidar que hace 6 días estaba lleno de calambres en el hospital allá en Valencia, por tanto, contento por la recuperación.

Ya después de comer, propuse a mi mujer inscribirme a la Maratón de Castellón para hacerla sin pretensiones y quitarme este desazón, pero me quitó la idea rápidamente.

SERIES DE 300 A RITMO EN EL PARQUE

Me acerqué por la noche al parque, y en el calentamiento me sentí más suelto que en los días anteriores, síntoma claro de que se van quedando atrás las secuelas de la Maratón de Valencia. Al llegar al recinto me sumé al trote de dos runner del Extenuación que se están preparando para la Maratón de Sevilla, que es en febrero. Aunque iban un poco fuertecillos no me costó mucho mantener el ritmo y charlar sobre los avatares de Valencia. Como otros muchos habían leído en este blog lo ocurrido y uno de ellos, Juan Carlos, asoció los calambres a la falta de electrolitos más que a la fatiga, sosteniendo que no me había hidratado bien. Tras dos vueltas y media me puse en la línea de salida para hacer 10 series de 300 a 1´12´´ y sin apenas recuperación. Al terminar cada serie recuperaba los 18´´ de pico que me quedaban saliéndome 1´30´´ cada serie+recuperación. Me encontré bien, sin molestias y al terminar me fui descalentando a casa para completar un entreno de 44´y poco más de 8 kilómetros.

viernes, 23 de noviembre de 2012

PLANIFICACIÓN BISEMANAL ANTES DEL PLAN ESPECÍFICO PARA LA MARATÓN DE ROMA

En estas dos semanas de transición que dispongo antes de comenzar el plan de unas 15semanas para Roma (mediados de marzo), el objetivo final es estar preparado física y psicológicamente para comenzar un nuevo plan. La primera semana del mismo ha sido muy suavita, para recuperar físicamente, y en la segunda aprieto un pelín, pero sobre todo con el objeto de no malacostumbrar al cuerpo. El volumen en la segunda será bajo, 70 kilómetros, y meteré algo de series cortas pero no muy intensas y algo de interval, y una tirada larga que será mañana sábado, de 21 kilómetros pero suavita, para ir ganando en sensaciones. También meteré algún elemento de fuerza, tal como las gomas, gradas y algo de cuestas pero en baja intensidad.

De esta forma, el domingo 2 de diciembre competiré un 10.000 en Daimiel, y con el mismo comenzará el plan específico, en una primera semana aún de iniciación y que tendrá su culmen en la tercera semana de febrero, donde tengo que volver a rozar los 110 kilómetros. La segunda parte de enero y las tres primeras semanas de febrero serán, sin duda, los periodos de mayor carga. Diciembre será para acondicionar al cuerpo a la carga, pero cuidaré de no meter demasiado volumen y si algo más de fuerza que en el anterior específico, ya que no he contado esta vez con plan de fuerza previo. En cuanto a las tiradas serán similares al anterior, metiendo si cabe alguna tirada que roce los 30 kilómetros y tratar de rodar bastante kilómetros a 4´´30 e incluso 4´25´´ que se convertirán en mi ritmo objetivo, partiendo del hecho de que para esta maratón no llevaré pretensiones para bajar de 3 horas, pero necesito garantizar que mi organismo asimila kilometraje a un ritmo de maratón de 3 horas 10 minutos.

Esta es la planificación bisemanal antes del plan específico:



TRAS REFLEXIONAR EN ESTOS DÍAS

Estos días han sido de reflexión. Por eso no he escrito nada sobre mi estado de ánimo hasta ahora. Había volcado bastantes ilusiones y esfuerzos en la Maratón de Valencia; muchas madrugadas y noches y también tiempo robado a mi familia. Quizá bajar de las 3 horas no fuera el objetivo principal, y sí hacer un buen papel, disfrutando del momento, pero el ir durante la carrera tan centrado en la fatídica barrera de los 180 minutos hizo que perdiera la verdadera brújula. A cambio tengo una maratón que prácticamente he hecho pero que no he acabado, y que por tanto no salgo ni en los créditos (son incapaz de ver mis tiempos parciales en la clasificación de la organización ya que sólo pone a los que terminaron).

Para colmo he comprobado como un corredor ciudarealeño que hizo más que yo en la Media de Alcázar se ha quedado a tan sólo un minuto de bajar de las 3 horas. ¡A eso se le llama sacar el máximo partido a la maratón!.

Ahora no me queda más que tomarme estos días con cierto relajamiento, pero sin dejar de correr, hasta que comience diciembre con el nuevo plan que me debe llevar derecho a la Maratón de Roma. Allí no puedo fallar tan estrepitósamente, me lo tendré que tomar de otra manera, simplemente ir a disfrutarla. Pero tendré que seguir mi preparación para no perder todo lo conseguido, que creo que no es desdeñable.

Ahora, el 2 de diciembre, tengo un 10.000 en Daimiel. En principio no me preocupa el crono que pueda hacer en el mismo. Si me preocupan más las sensaciones. Después tengo planificado correr la Media Maratón de Torremolinos a primeros de febrero y la Media de Valdepeñas, que me servirá como test para Roma.

Señores, VOLVAMOS A EMPEZAR, tras caer hay que incorporarse y cuanto antes mejor.

Ah, se me olvidaba, si todo va bien repetiré la Maratón de Valencia en 2013, como si de un curso que he suspendido se tratara.

jueves, 22 de noviembre de 2012

MIÉRCOLES 21: MÁS CARRERA CONTINUA PARA ENTRAR EN LA DINÁMICA

Después de un día en el que fue desapareciendo el dolor de agujetas en mis gemelos, el miércoles por la noche me fui por la Avenida de las Tinajas, para llegar desde ahí al parque, dar tres vueltas y volver a casa. En el parque me encontré con otro runner que iba más o menos a 5´y me puse con él. Aunque no iba mal del todo, las sensaciones no podían ser buenas, era normal. A la vuelta a casa fui bastante más suavito y me salieron 35 minutillos para una distancia de unos 6,5 kilómetros

MARTES 20: VOLVIENDO AL TAJO

El martes por la noche decidí salí a corretear para ir eliminando lo mejor posible tanto lactato. No me dolía nada más que los dos gemelos por las dichosas agujetas y me sentía con ganas. Me fui en coche al parque y allí di 5 vueltecillas, la primera de ellas muy despacito porque los gemelos me molestaban mucho, pero en cuanto comenzaron a entrar en calor todo fue yendo mejor. En las últimas vueltas me sentí un poco raro, no cansado ni mareado, sino más bien sin ganas de continuar y me paré tras 30 minutos de carrera.

En cualquier caso mucho mejor vuelta al tajo que la que experimenté tras la Maratón de Estocolmo, ya que tenía lo pies bastante hinchados, me molestaban las caderas y estaba como acartonado.

LUNES 19 DESCANSO MERECIDO

El día después a la maratón uno sabe que tiene un descanso bien merecido, aunque no la haya terminado como fue mi caso. La vuelta de Valencia fue rápida y tras comer en casa decidí ir a trabajar ya que no estaba cansado. Eso sí, tenía una terribles agujetas en ambos gemelos, que se acentuaban cuanto menos me movía.

martes, 20 de noviembre de 2012

OBJETIVO COMPARTIDO. DEDICADO A ALBERTO



















La Maratón de Valencia tenía la particularidad de que iba correrla con un valdepeñero que hace mucho tiempo que vive fuera y que conocí a través del Extenuación Valdepeñas, pero que ha sido allí, en Valencia, donde he tenido la oportunidad de conocerlo en persona y de compartir un chorro de kilómetros con él, y por supuesto, el objetivo común de bajar de las tres horas.

No sé si en el fondo teníamos la convicción de que fuéramos a conseguirlo, pero sí que tuvimos el valor de intentarlo. Durante 23 kilómetros fuimos juntos al ritmo planificado y en ese punto del recorrido Alberto aflojó el ritmo y yo continué por mi cuenta la aventura, pero ya no podría ser igual. Lo más solidario e inteligente hubiera sido continuar con él y haber unido fuerzas para terminar juntos.

Lo que pasó después está explicado en la crónica. Nueve kilómetros más tarde comencé a caer en picado, hasta que ya no pude prácticamente ni andar. Alberto me alcanzó y trató por todos los medios de hacerme regresar a la carrera, perdió un montón de tiempo e hizo una demostración de compañerismo, quizá lo que me faltó a mi unos kilómetros antes.

Paradójicamente, al terminar este pequeño infierno yo estaba muy motivado para prepararme la siguiente, y estoy seguro que Alberto y yo tendremos la oportunidad de quitarnos este sabor amargo, no creo que volviendo a intentar lo de las 3 horas, pero sí disfrutando juntos una maratón desde el principio hasta el final.

LA CRÓNICA DE LA MARATÓN DE VALENCIA (SEGUNDA PARTE): NO PUDE BAJAR DE LAS 3 HORAS EN LA MARATÓN NI TAMPOCO EN EL HOSPITAL















La larga avenida entre el 21 y el 26

Habíamos pasado la media maratón y sabíamos que lo peor estaba por llegar, porque suponíamos que yendo al límite tocaría sufrir en la parte final. Los kilómetros siguientes transcurrieron por una larga avenida que teníamos que recorrer para luego volver en sentido contrario, aproximadamente 5 kilómetros sumando la ida y la vuelta. En el 21 y medio aproximadamente sentí una especie de flato en la parte derecha del abdomen y me preocupé pero a los pocos minutos se me pasó. El grupo en el que ibamos se fue renovando, quedándose atrás algunos corredores e incorporándose otros y el runner murciano que nos había acompañado durante más de 15 kilómetros puso pies en polvorosa y se lanzó a una aventura más ambiciosa. Por supuesto, no era cuestión de seguirlo. Ya en el 23 comprobé como la cara de Alberto había cambiado y en su semblante se veía que ya no iba tan redondo como antes; le pregunté y me dijo que se sentía cargado. Yo también comenzaba a sentir cierta pesadez pero todavía no iba sufriendo y me sentía con fuerzas. En un par de ocasiones me dijo que tirara pero no le hice caso y antes de llegar al final de la avenida comencé a distanciarme pero sin aumentar el ritmo y pensé que estaba haciendo mal porque no me quedaba con él. A veces tomamos decisiones y desde el momento de hacerlo sabemos que nos estamos equivocando pero seguimos adelante; eso sentí en ese instante. Ya volviendo por la avenida seguí devorando kilómetros y adelantando corredores, muchos de ellos con claros síntomas de fatiga e incluso alguno que ya iba andando. Los tiempos de pasos seguían siendo muy buenos, algunos por debajo de 4´15´´ y en el 25 pasé el trauma del avituallamiento echándome a la boca medio plátano e isotónica. Ahora me arrepiento de no haber comido más plátano, porque pensé que no sería suficiente un cacho tan pequeño. En cualquier caso, costaba masticarlo y quizá por eso no me atreví con uno entero.

Los túneles y el avituallamiento de los 30

Al salir de la avenida entramos en zonas más concurridas de gente y el ritmo siguió constante. La animación no cesó durante toda la carrera: grupos tocando, gente disfrazada, megafonía y cuando vas bien probablemente no se le presta mucha atención pero conforme la cosa va empeorando cualquier ayuda es buena y en esta fase de la maratón agradecí ese apoyo. Hacia el 28 comenzó la zona de los túneles, de aproximadamente 1 kilómetro. Hay ciertos repechos que hacen que las piernas lo noten, pero no son muy prolongados. En el último túnel y también el más largo habían puesto altavoces con música a todo trapo, y la verdad es que entraba cierto subidón. Como anécdota deciros que un runner me adelantó todo conectado mientras simulaba con las manos que estaba tocando la batería. La última cuesta fue la peor y al culminarla me di cuenta de que me había dejado las piernas algo tocadas, pero todavía tenía fuelle. En esa parte del recorrido me dió por pensar en el avituallamiento del  30 y en que tenía que llegar bien al kilómetro 32,5 donde estaría mi mujer y los niños animando y esto me aportó energía .

Llegó el 29 y medio y de repente y sin esperarlo sentí un calambre en el isquiotibial izquierdo y me asusté. Me paré inmediatamente y estiré; tras unos segundos me puse a correr y afortunadamente todo quedó en un susto, pero llegó al 30 y quizá por el miedo a que se repitieran los calambres me dió por coger todo lo que pude en el avituallamiento: bebida isotónica, gel y plátano. Ahora, tras la tempestad me pregunto si no hubiera sido mejor beber tan sólo agua y haberme comido un plátano.

La lenta decadencia del corredor de fondo

Esta parte de la crónica tiene que ir impregnada de cierta ironía e incluso algún tono humorístico, porque sino no hay forma de contar un batacazo como el sufrido. El 31, el 32 y el 33 fueron los puntos kilómetricos en los que la realidad me puso en mi sitio. Si hasta entonces había corrido pensando que era un corredor de fondo en busca de su objetivo, desde ese momento me sentí como áquel que se quería comer el mundo pero el mundo se lo comió. Tuve que bajar el ritmo, y comencé a moverme a los 4´30´´-4´35´´. Mis piernas comenzaban a dejar de ser mías, y en lugar de hueso y músculos comenzaba a tener bloques de hormigón armado. Había una hormigonera que seguía vertiendo más hormigón y la cosa pesaba cada vez más. Pensé que aún quedaba mucha carrera para arrastrar esos dos pilares que eran mis piernas, pero ya importaba poco lo que pensase; era el comienzo de mi decadencia.

En el 32 y medio saludé a mi mujer y mis niños y sonreí, pero ellos no pudieron sentir lo que yo presentía. Me quedó el consuelo de que me pudieran echar la foto y pensé que iba a ser difícil conseguir que me vieran "correr sobre el agua" (por la plataforma que ponen en los últimos 200 metros sobre el estanque de la Ciudad de las Artes y las Ciencias). ¿cómo iba a correr sobre el agua con esas dos amalgamas que tenía por extremidades?.

En cualquier caso seguí avanzando y ya en el 34 la cosa se puso más feita. Pensé, "venga Javi, sólo 8 kilómetros, como ocho vueltecillas que sueles dar al Parque Cervantes de Valdepeñas". Pero no iban a ser unas vueltas cualquiera. En ese momento tuve que pararme, aunque me dolíó en el alma hacerlo por lo que esto suponía. En seguida me puse a caminar y a los pocos segundos volví a correr pero al rato, aproximadamente a los 3 minutos, de nuevo sentí el peso de cada zancada como si me hundiera en arenas movedizas. Así transcurrieron los lentos kilómetros siguientes, casi como la canción de Manolo García, esa que dice "llevame esta noche a San Fernando, iremos un ratito a pie y otro caminando". El ritmo bajó hasta los 6´ y pico y seguía pensando que si aguantaba todo lo que quedaba no haría tampoco mala marca. Era como en esos sueños en los que a uno le persiguen pero no avanzas. En mi caso era un constante ver a corredores adelantándome, algunos incluso con ritmo cansino. Pero alternando carrera y caminata no mejoró la cosa y cada vez me costaba más hasta caminar.

El hundimiento

Si el kilómetro 39 hubiera sido un iceberg, yo habría sido el Titanic, aquel barco creado desde la soberbia y la avaricia del hombre. La comparación me vale porque yo había sido avaricioso al tratar de conseguir un objetivo que quizá no estaba en mi mano, y soberbio al pensar que podría alcanzarlo dejando a Alberto medio tirado en el kilómetro 23. Y así pasó, el indestructible Titanic se hundió y yo con él. Me paré y en ese momento ví a Alberto que me iba a adelantar, me animó para que le siguiera, incluso me empujó tratando de llevarme, pero yo ya era incapaz incluso de andar. Por más que le insistí el seguía queriendo que continuásemos juntos aunque fuera andando, pero para mi alcanzar la meta era ya subir el Angliru a gatas, válgame el símil. Para colmo al pararme comencé a sentir un bloqueo generalizado de mis piernas con unos terribles calambres en todos los músculos por debajo de las dos rodillas. Alberto no sabía cómo ayudarme y se acercaron dos personas del público y entre los tres intentaron hacer fuerza en mis pies para evitar las "rampas" como llaman aquí en Valencia a estos puñeteros espasmos, pero los calambres eran tan dolorosos que no podía hacer otra cosa que gritar.

Tras insistir varias veces, finalmente convencí a Alberto para que se fuera y terminase la maratón, ya que yo era un caso perdido ya. Así que allí estaba, tirado al lado del iceberg oyendo a la orquesta del barco sonar a la espera de la desaparición total del gran transatlántico.

El suplicio

Lo que vino después probablemente sean los minutos más angustiosos de mi vida. Las contracciones eran tan fuertes y constantes que por momentos pensaba que se me iban a romper los gemelos o algún tendón por la tensión. Tenía conmigo cuatro personas, ya que habían llegado dos personas más, esta vez de la organización. Hacía más de media hora que habían llamado una ambulancia pero no llegaba y yo no soportaba más la situación. Recordé a mi mujer contándome lo que siente al parir y pensé que nunca sabría que se siente al dar a luz pero esto, en mi escala de dolor, se estaba pareciendo mucho.

Tras casi una hora tirado en el suelo, sin dejar de recibir la ayuda encomiable de mis benefactores, que intentaron de todo, llegó un fisioterapeuta en bicicleta e hizo que me levantaran. Presupuso que toda la sangre estaba en las piernas y la posición que mantenía no ayudaba a que cesase el bloqueo de mis piernas. Así que con los dedos de los pies totalmente agarrotados y deformes comencé a caminar, o algo parecido y a los pocos segundos la tensión de mis músculos remitió un poco y por primera vez en casi una hora comencé a sentir alivio. En ese momento llegó la ambulancia y lo primero que hicieron fue pincharme en los dedos de las manos para medirme la glucosa en sangre, pero de los dedos no brotaba sangre por más que apretasen las yemas. Tras varios intentos lograron medirme la glucosa y lo niveles no indicaba hipoglucemia.

Para entonces, yo ya había perdido las fuerzas, mi sentido de la orientación e incluso me costaba hablar, pero no por el esfuerzo de la maratón, sino por el parto soportado. El fisio me hacía preguntas cuyas respuestas sabía pero no era capaz de darle. Para colmo estaba muerto de frio y comencé a tiritar. Finalmente me fui en la ambulancia derechito al hospital y al anclarme en la camilla comenzaron otra vez los tremendos calambres y el viaje fue una auténtica odisea. Finalmente el enfermero rompió el protocolo y me dejó ir de pie parte del recorrido porque no había forma de controlar los espasmos yendo tumbado.

Mi maratón en el hospital

En el hospital hice mi segunda maratón, bueno, eso si contásemos como maratón la que corrí y no terminé. Abreviando puedo deciros que entré en urgencias a las 13:00 horas y salí del hospital a las 16:45, es decir, 3 horas 45;  tampoco pude bajar de las 3 horas en esta ocasión. Los calambres siguieron, unidos a tiritonas, gritos y desorientación y me llevaron a una sala donde había todo tipo de enfermos de urgencias, algunos de los cuales no tenían buena pinta. Allí continuó el suplicio y creo que en un primer instante el personal de la sección pensaba que o me había escapado de un psiquiátrico o que era demasiado blandito porque no era capaz de estarme quieto y de quejarme ostensiblemente. En la cama no podía estar tumbado y me levantaba constantemente, pero el suero con electrolitos que me pusieron fue haciendo su efecto y al cabo de una hora y media, los calambres remitieron por fin, y descansé.

Me hicieron análisis, vomité dos litros de bebida isotónica, y otras vicisitudes, pero todo terminó con final feliz: analítica correcta, este chico no se nos muere y lo único que tiene son unos niveles muy alto de lactato en sangre. Recomendación, reposo e hidratación. Mi mujer, a la cual habían llamado desde el hospital me estaba esperando en la sala de espera y os podeís imaginar el resto de la historia. Yo salí estupendamente con molestias en los gemelos pero por lo demás no me dolía nada.

Conclusiones

Creo que son claras: cinco meses de trabajo duro, para conseguir disfrutar un maratón que al final se convirtió en un infierno cuando con otras pretensiones podría haber sido una muy grata experiencia. Ahora no puedo decir que he hecho dos maratones.

En cualquier caso, el que os habla ha de deciros que estoy muy engachado a esto del running y estoy deseando comenzar mi nueva planificación para la Maratón de Roma, en marzo.


Agradecimientos

Quiero dar mil gracias a Alberto, por su preocupación, por su sacrificio y por su lealtad; también a José, Yolanda y Elisabeth por cuidar de los niños durante toda la tarde, junto con Alberto, que el pobre también saco fuerzas para eso. Y ya por sus ánimos y consejos tras el batacazo, quiero dar gracias a Joaquín el presi del Extenuación y a Marisol del Pozo Norte. Entre los dos me levantaron la moral rápidamente. No me puedo dejar a las personas que me atendieron en el 39, donde el iceberg y todo el personal del Hospital Nueva Fe, que se portaron increiblemente bien conmigo.

Posdata

Hoy lunes, un día después de la aventura, me encuentro estupendamente, tan sólo con sensación de agujetas en ambos gemelos y pensando en salir a trotar suave unos minutillos mañana. Así de burros somos algunos.








lunes, 19 de noviembre de 2012

LA CRÓNICA DE LA MARATÓN DE VALENCIA (PRIMERA PARTE): NO PUDE BAJAR DE LAS 3 HORAS EN LA MARATÓN NI TAMPOCO EN EL HOSPITAL

Vamos con la crónica de la Maratón de Valencia. Verdaderamente tengo mucho que contaros, algunas cosas buenas y otras no tanto, pero ya de antemano os adelanto que ha sido una experiencia muy positiva para mi, de la cual he aprendido un montón y me ayuda a ratificarme en que con sufrimiento o sin él estoy enganchado a esto de ser maratoniano.

Llegamos el sábado por la mañana a Valencia con el tiempo justo para dejar las cosas en el apartamento e ir a la feria del corredor, ubicada en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Se cocía el ambientillo de la maratón con una afluencia considerable de gente. A las 14:00 horas, llegaron Alberto y José, dos runner que venían de Alcalá de Henares. Con el primero iba a comparir kilómetros en nuestro objetivo común de bajar de 3 horas en la carrera de Filípides. Sin embargo José tenía su propio objetivo, ya que en su primera maratón había hecho 2 horas 46, y nada más y nada menos que en la Mapoma, y buscaba en ésta bajar de las 2 horas 40 minutos. Tras recoger el dorsal y la bolsa de corredor fuimos todos, acompañantes incluidos a la Paella Party y disfrutamos del ambiente.












Por la noche, tras las oportunas compras de la tarde, nos metimos en el apartamento y a preparar todo para la carrera. A eso de las nueve de la noche comenzó el festival de lluvia, rayos y truenos y por un momento pensé que esto iba a ser "Estocolmo 2", pero a eso de las 11 dejó de llover. Ya en la cama no pude descansar bien, obviamente por la emoción y el nerviosismo, a pesar de que estaba bastante cansado. Toda la noche fue un "duerme vela" sin llegar a conciliar un sueño profundo.

Sonó el despertador a las 06:15, desayuné bien, unas 500 kcal, tomándome varias barritas energéticas, un vaso de café y mandarinas y me fui a eso de las 07:45 a la zona de la carrera, pero tuve que coger el coche porque el apartamento se encuentra a 1,5 kilómetros de la salida y no quería verme cansado teniendo que andar tanto a la vuelta. Tras esto, dejé en consigna mi ropa y la chica de la organización hizo hincapié en que tenía que recoger y no otra persona la bosa; bromeé al decirle que a no ser que acabara en el hospital iría yo a recogerla (no podía imaginar que a veces las cosas improbables con las que bromeamos pueden ocurrir). A las 08:00 fui a la salida a preguntar si habría problema por haber plastificado el dorsal. Deciros que era la primera competición en la cual el chip iba en el reverso del dorsal en un sistema de lectura totalmente novedoso. Me dijeron que podría haber problemas de medición y quité el plástico, total, el día había amanecido despejado y con muy buena temperatura. A las 08:15 llegaron Alberto y José, pero vestidos y no tenían donde dejar la ropa porque esperaban a sus acompañantes que iban a llegar en coche pero no aparecían. Así que nos apresuramos a ir a consigna, que estaba a cerca de un kilómetro y dejamos su ropa junto a la mía y calentando nos fuimos a la salida con el tiempo justo.

Ya en el cajón de salida había un amontonamiento de corredores tremenda. Las cintas de los cajones habían saltado y estábamos todos mezclados y sin un palmo de terreno para poder respirar; yo no había estirado pero eso daba igual ya. Me sentía con poca chispa quizá por no haber descansado bien, pero tenía muchas ganas de que comenzase. Por fin sonó el disparo y con el mogollón de gente pasó casi un minuto desde el mismo hasta que pasé por la alfombrilla, momento en el cual puse en marcha mi Garmin. El primer kilómetro fue muy muy atropellado porque apenas se podía avanzar. Yo cogí la margen derecha que estaba tan despejada. La cosa tenía truco, había grandes charcos que la gente no quería pisar y Alberto y yo nos tragamos todos. En el paso por el primer kilómetro mi Garmin pitó y ví 4´09´´. Había sido un paso rápido para haber habido incidencias. El segundo paso, ya con menos apegotamiento fuimos menos estresados y marcamos 4´18´´ y en seguida fuimos cogiendo ritmo y encontrándonos mejor. Los primeros kilómetros transcurrieron muy plácidos, todo muy llanito en con una temperatura estupenda. Algunos ligeramente por encima de 4´15´´ (ritmo objetivo) y otros ligeramente por debajo, saliendo una media según mi Garmin, que oscilaba entre el 4´15´´ y el 4´16´´. Las piernas fluían bastante bien e iba muy cómodo, sin notar la respiración y con unas pulsaciones que me permitían ir relajado. Era increible como podía tan cómodo a un ritmo que en los entrenos me transmitía otras sensaciones. En el kilómetro 3 ví a mi mujer a mis hijos. Os pego la foto del momento, pero a mi no se me ve muy bien porque aparezco cortado en la parte derecha (soy el que va de azul celeste)












En el kilómetro 5 se unió a nosotros un runner que buscaba el mismo objetivo que nosotros, pero había hecho en la última media 1 hora 22 minutos, lo cual significaba que estaba un escalón por encima de nosotros. Fuimos charlando con él, sobre todo Alberto, porque yo iba concentrado en mantener el ritmo, aunque a veces daba pequeños tirones y Alberto me lo hacía saber. El kilómetro 10 lo pasamos en algo más de 43 según la organización, unos segundos menos según mi Garmin debido al desfase antes comentado, y todo iba bien, manteniendo la media. En dicho kilómetro estaban animando las acompañantes de Alberto, su hermana y una amiga, y nos hizo ilusión echarles una buena sonrisa. . El recorrido era increiblemente llano y la gente animaba sin parar lo cual, unido a las buenas condiciones climatológicas, hicieran que inevitablemente comparase la situación con el infierno que me tocó en Estocolmo. En el kilómetro 14 sentí alguna pesadez en las piernas, pero fue un espejismo, porque en seguida me sentí nuevamente suelto. Lo peor, hasta ese momento, habían sido los puntos de avituallamiento por la dificultad para tomarme la isotónica en los vasitos, sin perder el ritmo, bebiendo y no poniéndome perdido. Los siguientes kilómetros transcurrieron igual. En la zona del centro, pasando por la catedral, la plaza mayor, etc, daba gusto correr por la gran animación. Llegamos a la media maratón según lo convenido y planificado, haciendo 1 hora 30 minutos y unos segundos, tiempo de la organización, y todo marchaba bien, aunque recuerdo que pensé que no iba a ser fácil hacer una segunda media más rápida que esa, aunque en esos momentos me sentía con fuerzas como para incrementar el ritmo.

Lo que vino después os lo pongo esta noche en la segunda parte.


sábado, 17 de noviembre de 2012

DE NOCHE ANTES DE LA MARATÓN DE VALENCIA VIENDO LLOVER



Pues aquí me hallo, asomándome cada rato a la ventana y viendo como desde hace media hora cae una buena, con rayos y truenos incluidos. El día ha sido intenso y estoy bastante cansado, por tanto, espero dormir de un tirón. Ahora sí que ha llegado el momento.

ESTA VA POR VOSOTROS

Esta carrera va ir dedicada a todos vosotros que me seguís. Desde luego si en algún momento pensé que esto era una aventura a realizar en solitario me equivocaba. Esto es un proyecto común y en él participa otra mucha gente que lo comparte también como forma de vida, porque también son runners y tienen sus retos y comprenden los fregados en los que se meten otros que como ellos les da por meterse en vena este sano vicio de correr. Por ello, en esta maratón espero acordarme de vuestro apoyo y vuestros consejos: compañeros del Extenuación, del Pozo Norte y otros runners, también amig@s y familiares, que os habéis interesado y en alguna ocasión preocupado. Bueno, no hablemos de mi mujer y mis hijos, que han sufrido mis entrenos, casi más que yo, porque le he robado tiempo.

Un abrazo a todos.

RESUMEN DEL PLAN ESPECÍFICO DE 14 SEMANAS PARA LA MARATÓN DE VALENCIA


Más de 1250 kilómetros después, me halló aqui resumiendo este plan. Quizá no sea el mejor, ni el más profesional, pero es el que he confeccionado para mi; para ello he recogido opiniones, experiencias, intuiciones y probaturas, y puedo decir que me ha servido para experimentar mejoras y para no lesionarme. El domingo se verá si me ha servido para mejorar la marca de Estocolmo.

Os dejo el link para que lo descarguéis en el blog, al lado de la calculadora y os pego la tabla:




DECIMOCUARTA SEMANA DEL PLAN ESPECÍFICO PARA LA MARATÓN DE VALENCIA

La semana de la relajación comenzó con exigencias el sábado. Tocaba 20 kilómetros y decidí darle caña al cuerpo. Comencé a 5´pero pronto me ví rodando a 4´15´´ y mantuve la intensidad hasta el 14. Una vez llegado a ese punto bajé el pistón, pero me quedó la satisfacción de haber hecho una tirada intensa. El domingo tocó bregar contra el viento y el agua e hice otro entreno intenso, sobre todo a la vuelta, con el viento a favor, saliéndome 12 kilómetros bien empleados. Sin embargo ya estaba todo hecho, de forma que el lunes hice 45´suaves, el marte decidí tratar de memorizar el ritmo de la maratón haciendo casi media hora de calentamiento y luego 10 series de 300 a 4´10´´; el miércoles descansé, el jueves tocaron otros 40´suaves y hoy viernes, finalmente, cierro la semana con 30´ para que no se desactiven las piernas.

Y esto se terminó. Semana en la que había poco que ganar y mucho que perder si no se tomaba con la suficiente calma. He tratado de no pensar demasiado en sensaciones musculares para que no me invadiera el sentimiento hipocandriaco de que me llegan molestias que me pueden impedir rendir. Así que llego al final sin problemas físicos y creo que en un muy buen momento. Ahora hay que ponerse a jugar, todo lo anterior ha sido para vivir este momento.

Os pego el plan realizado:


VIERNES 16: 30 MINUTILLOS SUAVES. LO ÚLTIMO

Para finalizar la semana, y para también finalizar el plan, es más, para finalizar toda la preparación que ha mediado entre la Maratón de Estocolmo y la Maratón de Valencia del domingo, había que salir a rodar media hora, tan sólo 30 minutos; poca cosa después de tantos días de esfuerzo y dedicación. Así que lo hice, simplemente me puse el pantalón corto, y sin foquillo me fui por un camino oscuro hacia el final del carril bici de la Carretera del Peral. No tenía miedo al terreno porque casi me lo conozco de memoria, así que no necesité luz. Se me pasó rápido porque fui reflexionando sobre todo el terreno andado y sobre el cúlmen del domingo. Creo que esta noche me he ganado dormir con la satisfacción de que prácticamente he hecho lo que podía hacer habida cuenta de que soy un runner popular, con una familia y un trabajo, y poco tiempo en definitiva. El domingo pasará lo que tenga que pasar, pero yo ya he hecho el camino, ahora sólo debería quedar recoger mi premio que es la maratón.

viernes, 16 de noviembre de 2012

VIERNES 16: HACIENDO LAS MALETAS


Acabo de llegar del trabajo y estoy esperando a mi mujer a que llegue para que se quede con los niños y poder ir a hacer unos 30´suaves. Me pondré el MP3 e iré con música para relajarme aún más. Tras la cena nos tocará preparar toda la maleta. A tener en cuenta:
  1. No se me puede olvidar las tiritas, la vaselina y el Radio Salil.
  2. Tengo que echar ropa de invierno para correr por si las moscas. El tiempo da lluvia y bastante viento y nunca se sabe.
  3. La equipación y las zapatillas, por supuesto.
  4. El IPAD para poder enviar información desde allí. Trataré de teneros informados.
  5. El sábado por la tarde tendré que hacerme la pedicura para evitar problemas mayores con las uñas.

Trataremos de acostarnos no muy temprano y levantarnos de madrugada, a poder ser a eso de las 06:30, con el objeto de no descansar demasiado. La idea es que el sábado por la noche esté lo suficientemente cansado para no desvelarme.

La verdad es que estoy muy nervioso y tengo muchas ganas de que llegue el momento.

Os tendré informados.

JUEVES 15: 40´SUAVES PARA DESPERTAR LAS PIERNAS

Dicen que tan malo es pasarse los días previos a la maratón como no hacer nada y permitir que tu organismo se acomode. Por ello el jueves fui al parque a hacer 40 minutos muy suavitos, prácticamente a 6´el kilómetro. No se trata nada más que de mover las piernas. No tuve noticias de mi glúteo respondón y la verdad es que me encuentro bien, con ganas de que llegue ya. Hice 7 kilómetros.

MIÉRCOLES 14: ÚLTIMO DESCANSO

El miércoles hice el último descanso del plan. Fue acorde con el resto de la semana, relajadita. En cualquier caso, lo que no estoy corriendo despierto, lo estoy corriendo mientras duermo, ya que llevo un par de días haciendo maratones en mis sueños. Parece mentira pero me levanto cansado de tanto correr.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

MARTES 13: MEMORIZANDO EL RITMO DE LA MARATÓN

Martes y trece, y me jamón derecho me pinchaba. ¡Madre mía!, ¡A ver si voy a fastidiar ahora todo el trabajo realizado hecho durante tantas semanas!. Pero ya decía antes, que tiene que dolorme mucho para meterme verdaderamente el miedo en el cuerpo. Ese dolorcillo ya lo he sentido en otras ocasiones, y es que a veces, si no estiramos, ocurre que nuestro cuerpo nos lo agradece con toques de atención tales como ese. Me fui nuevamente al parque sin forzar nada y con esa ligera molestia, dí 4 vueltas asociado con un runner de los de "solera gran reserva", concretamente apodado "el haro" y que anda en las lides de los 101 kilómetros de Ronda y eventos similares. Obviamente el calentamiento se pasó rápido mientras charlábamos y justo a los 27´paré dispuesto a realizar 10 seriecillas de 300 metros a ritmo de maratón. La idea era ir a 4´15´´, lo que aproximadamente suponen hacer 1´16´´-1´17´´ el 300. Me puse con la faena, y del glúteo ni noticias. Me fueron saliendo a 1´12´´ y sin forzar en absoluto, siempre concentrado en recordar la cadencia. Iba recuperando aproximadamente 1 minuto, pero no se trataba de trabajar nada más que el ritmo, por lo que la recuperación no era en realidad más que una fase sin importancia. Tras terminar la décima me fui descalentando a casa con la idea fija de que estaba terminando el trabajo que comencé hace ya un montón de meses.