RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 10 de noviembre de 2012

DÉCIMOTERCERA SEMANA DEL PLAN ESPECÍFICO PARA LA MARATÓN DE VALENCIA

Recta final, pasó lo peor. Esta penúltima semana comenzó con las inclemencias del clima, es decir, totalmente marcada por la lluvia. El sábado por la mañana tenía que hacer la última tirada verdaderamente larga antes de la maratón, y llovía de forma desagradable. Preparé un circuito a dos vueltas y comencé la primera a un ritmo suave, pensando que en la segunda progresaría. El viento y la caída del líquido elemento hicieron casi desagradable esta sesión matutina y cuando llegué a casa para avituallar, justo hechos 12,7 kilómetros a 4´50´´, decidí meterme en casa, darme un baño y posponer el resto para la tarde, es decir, UN DOBLAJE IMPROVISADO. Así que salí por la tarde con el clima más cabreado aún que por la mañana. Me indigisté un poco por la hora en la que salí y de nuevo lo pasé regular en los primeros kilómetros por la pelea contra la lluvia, mi estómago y el viento. Pero fui cogiendo ritmo y terminé haciendo 13.5 kilómetros a una media de 4´39´´, eso sí, con barro hasta las cejas. Las sensaciones fueron extrañas, cansado pero mejor de piernas, debido a la experiencia de partir en dos la tirada. El domingo tocó rodar, menos suave que en otras ocasiones y esta vez cambié las cinco sesiones habituales de ejercicios de gradas por subidas con pendiente del 14. Fui al Ángel y lo subí en tres ocasiones por la carretera, yendo en progresión y volví a casa apretando bastante. Salió un buen entreno de casí una hora. Había acortado la duración del entreno pero había aumentado la intensidad. El lunes hice el entreno más flojo de la semana, ya que me fui al parque mojándome de nuevo, dí 5 vueltas y volví a casa haciendo unos 47´ bastante suaves. El martes tocaba algo parecido al test de Yasso, es decir, ochocientos, pero sí en el mencionado test hay que hacer 10 series de ochocientos transformando el tiempo objetivo de la maratón en minutos para cada serie (es decir, si quieres hacer 3 horas justas haces cada ochocientos a 3´justos), en mi caso, según recomendación de Pete Pfitzinger, el entreno consistía en 6*800 pero menos suaves, es decir, más cercanos al volumen máximo. Fue el peor entreno de la semana con diferencia, porque no tenía ganas ni motivación para dejarme la piel en una series de ochocientos, yo sólo, allí en la pista y de noche, con el viento como testigo. Así salieron, no terminé el entreno entero y sólo hice 4, más o menos al ritmo marcado: 2´53´´, pero sin ir holgado ni mucho menos. Se puede decir que ese día mi musa me abandonó totalmente. El miércoles fue día de descanso y reflexión, y lo que tienen las cosas, era justamente lo que necesitaba. El jueves volví con ánimos renovados y salió un buen entreno en forma de un interval intenso de veras, tras un calentamiento a ritmo rápido de 25´. La primera vuelta sirvió para calentar y la segunda para ir cambiando a razón de 3´considerablemente fuertes y 1´de recuperación a trote, pero no muy suave. La segunda vuelta, de unos 5 kilómetros, la hice en 21´pelados, lo cual indica que todo salió bien. Ah, se me olvidaba, me volvió a llover. Ayer viernes era día para no dejarse la piel y así fue, hice 45´a ritmo moderado de nuevo pasados por agua.

Conclusiones: sabores agridulces los que se me han quedado en esta segunda semana de tapering y décimotercera del plan específico, en la cual he hecho casi 71 kilómetros . Entrenos intensos pero con menos carga de distancia recorrida que me han dejado en algunos momentos lleno de inseguridades y otras con la sensación de que estoy haciendo bien las cosas. Bueno, lo mejor es que he llegado hasta aquí con todo lo planificado hecho al 100% y sin lesiones.

Os pego, como siempre, la tabla de entreno:


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