RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 31 de octubre de 2013

DOMINGO 27: TRAS LA CARRERA TOCA DOBLAR

Mercedes se quedó con ganas de correr, después de estar de espectadora toda la mañana, así que por la tarde nos fuimos a hacer una tiradilla. Decidí meterle caña y nos pusimos a buen ritmo, pero pronto me di cuenta que en la parte del tibial bajo, unos centímetros por encima de los tobillos, tenía una especie de hematoma, o algo así, que me dejaba un dolor similar al que te provoca una buena patada en la espinilla. Ese dolor era similar al sufrido el viernes y que unas horas después me había desaparecido, pero en esta ocasión no se iba yendo, más al contrario. Mientras, nosotros hicimos 10.500 metros a un ritmo, en muchas ocasiones, cercano a 05´30´´, quedando claro que Mercedes está cogiendo un buen estado de forma. Llegamos a casa tardando un poco más de 1 hora y al enfriarme la pierna comenzó a dolerme considerablemente.

A lo largo del domingo había hecho, incluyendo el calentamiento y el descalentamiento del 10.000, unos 23 kilómetros, que unidos a los tutes de la semana habían sido demasiada carga para el cuerpo, a pesar de que las piernas no me dolían y me sentía con fuerzas y ganas.


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