RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 29 de diciembre de 2013

YA ME ESTOY LEVANTANDO Y...¡CUESTA BASTANTE!. ASÍ QUE CORRO PARA ATRÁS

Ahí estoy, tratando de volver a empezar, y como todos los comienzos, tiene algo de ilusionante y también algo de desesperante (hay que fomentar la paciencia, parece ser). El jueves el día elegido para iniciar mis entrenos de carrera (en bici estática ya había realizado un par de sesiones). Sabía que me estaba adelantando a la prescripción de mi fisio, pero no podía esperar más. Así que me calcé la NB y salí con Mercedes, muy muy suavito. Ella también llevaba bastantes días sin correr aquejada de la cintilla de su "pierna buena". Las sensaciones iniciales fueron buenas, sin sentir tirantez en la zona afectada, pero, eso sí, con unas sensaciones raras, no sé si fruto del miedo o realmente por el nuevo callo que se ha hecho en el músculo. En ningún momento forzamos la máquina y a la vuelta, tras 50 minutos corriendo, la rodilla de Mercedes dijo basta y lo pasó muy mal hasta que llegamos. Hicimos una hora...y al llegar a casa me esperaba una buena sesión de estiramientos.

El viernes, también decidí salir, en esta ocasión yo solo. La idea era hacer algo similar al día anterior, y así comencé, pero pronto decidí cambiar un poco el chip y pensé que el retro running (correr hacia atrás), tiene efectos positivos en el fortalecimiento de los músculos antagónicos, así que me puse a correr, en intervalos, de esta curiosa forma. Así, sin prisa, pero sin pausa, alternando carrera ortodoxa con carrera "de cangrejo", me cuajé un poco más de una hora, en la que al menos no sentí molestias reseñables, aunque no forcé nada de nada.

El sábado, es decir ayer, pensaba hacer algo más que los días anteriores, así que a eso de las 12:50 me fui a probar una tiradilla no muy larga, y aunque salí suelto y algo más rápido que los días anteriores, pronto comencé a sentir algo raro en mi isquio, unos ligeros pinchacillos que no me gustaron ni un pelo, por lo que aflojé la marcha y continúe, eso sí, con los dedos bien cruzados. Al margen de esas minimolestias, las piernas iban algo doloridas, sin duda por el trabajo inusual del día anterior para ciertos músculos no acostumbrados a ese trabajo peculiar. Ya cuando llegaba, en la zona de asfalto, decidí probar de nuevo con retro running y me marqué casi un kilómetro y medio de esta forma. Llegué a casa sin ganas de correr, pero también sin molestias. Sentía que no podía correr más rápido del ritmo que llevaba, pero lo bueno de todo es que hice 85 minutos y algo más de 13 kilómetros, y que la pierna no me dio más guerra que la sentida al comienzo. Hoy también voy a salir, y la verdad es que tengo buenas sensaciones. A ver qué tal se da.


2 comentarios :

  1. Bueno Javier, con esfuerzo, dolor y paciencia, como todo comienzo requiere, que la ilusión no decaiga, en poco tiempo estarás corriendo a tope.

    Un abrazo, Emilio

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    1. Ay Emilio, que ganas tengo de salir de este pozo. ¿y tú qué tal lo llevas?

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