El martes las piernas estaban algo cargadas pero con la sensación que tengo interiorizada y que me dice que "quieren guerra". La experiencia que tengo, sin ser extensa, me dice que cuando siento algo así hay que dejarse llevar. Eso es mejor que no saltarse un entreno intenso cuando uno no le apetece correr rápido. Fui por detrás de los Cerros de la Aguzadera, llegué al pie del Cerro del Angel y allí estuve realizando subidas alternando largas de menos pendiente, con cortas del 18%. Cuando hube terminado regresé a buen ritmo a casa y tuve la sensación de fortaleza que tanto me gusta cuando he realizado un buen entreno de cuestas.
Volví a cuajar otros 12 kilómetros.
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