RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 28 de abril de 2014

SÁBADO 26:TODO QUEDO AFORTUNADAMENTE EN UN SUSTO

El viernes no pude salir a correr debido a un desagradable dolor en la parte interna de la rodilla, en la zona del ligamento lateral interno. Era un dolor que supuso una molestia toda la tarde y me provocaba cojera al andar, sobre todo hasta que arrancaba. No le dí mucha importancia y supuse que de podría deber a un mal gesto o giro corriendo. El caso que de madrugada me sorprendió un intenso dolor que me impedía doblarla y extenderla, así que Merche me dió un ibuprofeno y me volví a acostar. Me levanté bastante regular con bastantes dificultades para incluso andar, así que, a pesar de que había descansado el viernes, ya me hice a la idea de que no correría tampoco el sábado, y no sólo eso, peligraba el 10000 solidario de AFAD del domingo, el cual quería correr con mi mujer. Llegué a preocuparme tanto que incluso llegué a pensar que en esas condiciones no podría correr el Trail Sierra de la Mosca de Cáceres del sábado siguiente, el sábado 3 de mayo. Es cierto que los corredores habituales ya conocemos un más o menos amplio espectro de lesiones y sus síntomas, pero este dolor era totalmente desconocido para mí, y me inclinaba a pensar de que se trataba de un esguince de rodilla.

Pasamos toda la mañana en Ciudad Real, de compras y gestiones y a la vuelta decidí irme a correr aunque fuera suavemente, para comprobar si podría correr con Merche en el 10000; así que a eso de las 19:00 me calcé las Salomon Speedcross 3, que son verdaderas ruedas de tractor y me dispuse a correr. Cual fue mi sorpresa al comprobar que no me dolía nada, así que aunque el comienzo fue suave, decidí ir aumentando el ritmo progresivamente. De esta forma lo que estaba pensado como una salida de 4 o cinco kilómetros a ritmo muy lento se fue convirtiendo en una tirada que acabo siendo de esas largas en las que fui ganando poco a poco segundos a la media que marcaba el Garmin, y acabé haciendo un entreno que me dejó más que sorprendido: 22500 metros a una media de 5´04´´, en el que los últimos 10 kilómetros los hice todos por debajo de 4´40´´, casi todos por debajo de 4´35´´, y algunos por debajo de 4´30´´, con unas zapatillas pesadas y de trail, y con bastantes buenas sensaciones. Ni que decir que de la rodilla no tuve ni noticias, ¡increible!. Ya en casa estiré y supe que al día siguiente podría correr con Merche sin ningún tipo de problemas.


viernes, 25 de abril de 2014

SEMANAS 5 Y 6 PLAN YESTE-RIOPAR

A poco más de un mes para mi cita con la alta montaña, he finalizado la sexta semana que desde luego no es tan reseñable como la quinta. Esta última no ha tenido que ver nada en kilómetros con la pasada, quizá marcada por el fin de semana de vuelta de Roquetas de Mar, en los que no pude correr mucho, aunque si me han salido un par de entrenos de calidad que no han estado mal, en concreto, el mejor ha sido el del miércoles con 13 kilómetros bien empleados con interval exigente. Resultaron 73 kilómetros que son escasos, pero es que hoy viernes no puedo salir a correr ya que tengo unas molestias preocupantes en mi rodilla izquierda (la de la pierna buena). Siento un dolor de tipo ligamentos, y lo más probable es que me haya hecho un pequeño esguince de rodilla corriendo. Eso ha provocado que disminuya la carga. En cualquier caso queda compensada con la buena quinta semana, con dos tiradas durante la semana de más de veinte kilómetros y a muy buen ritmo, en los que alcancé los 106 kilómetros. Estas son las tablas:


JUEVES 24: LOS JUEVES TOCA MERCEDES

Hacia viento y una tarde noche un tanto desapacible por lo que nos costó bastante decidirnos a salir, aunque finalmente lo hicimos y no nos arrepentimos. No fue el león tan fiero como lo pintaban y lo único reseñable de los 9300 metros que hicimos en 55´ fue el considerable cansancio que arrastró Mercedes durante prácticamente toda la sesión. En cualquier caso el ritmo no fue malo del todo. Todavía tiene que acostumbrarse a sus Adidas Kanadia de trail, veamos si lo consigue.

jueves, 24 de abril de 2014

MIÉRCOLES 23: INTERVAL. UN BUEN ENTRENO

Salí sin ganas, pero hacía buena tarde, fresquita y pronto encontré la motivación suficiente. Me fui por la vía asfaltada que lleva a las canteras, y a partir del minuto 20 comencé a realizar cambios de ritmo de 3 minutos fuertes  y 2 minutos suaves. Llegué a una arboleda que bifurca con el camino que lleva a San Carlos del Valle, pero ya de vuelta a casa y en esa parte el ritmo fue creciendo al igual que las sensaciones. Lo más negativo fueron unas molestias al lado del tibial de mi pierna izquierda, la buena, que a día de hoy no han remitido pero que no parecen preocupantes. Al final 13100 metros en 1 hora y tres minutos, haciendo los últimos 6500 metros en 25 minutos, que está muy bien.


MARTES 22: DEJÉ SOLA A MERCEDES

El martes Merche salía bastante tarde de trabajar así que decidí irme solo, yendo por el camino que rodea los Cerros de la Aguzadera y regresando por la vía de servicio de la AIV, para subir el Cerro del Ángel por la carretera a buen ritmo, bajar y a casa. En la segunda fase del entreno metí algo de ritmo y me encontré algo mejor que en el día anterior. Al final salieron unos 11500 metros y algo menos de una hora.


LUNES 21: ALGO DE INTERVAL+GRADAS EN EL PARQUE

El lunes pasado tocó imprimir algo de ritmo, que llevaba algunos entrenos demasiado suaves. Me desplacé dando un rodeo grande hacia el parque. Allí dí 4 vueltas con cambios de ritmo de 600 metros, con 400 metros suaves y series de gradas intercaladas, y tras esto a casa descalentando. Algo cansado, sin mucha chispa.


lunes, 21 de abril de 2014

DOMINGO 20: DE VUELTA A CASA

Tocó hacer las maletas y tomar el viaje de vuelta, en esta ocasión con parada en Linares, donde nos esperaba un suculento cordero asado y mil dulces andaluces de Semana Santa (como si no hubiéramos tenido bastante en el hotel (Hotel Neptuno totalmente recomendable, por cierto). Yo comí lo justo porque mi estómago no daba para mucho más trasiego y tras reposar un poco tocó la vuelta con retenciones incluidas en la AIV. Llegamos a la hora perfecta para salir a correr Merche y yo. Así que tocó otro entreno de esos cansinos, de ritmo suave, pero esta vez aderezado con el frio y el viento. Nos fuimos a Las Aguas por la Carretera de San Carlos del Valle y en la zona de más pendiente mi mujer creyó morirse, pero aguantó. Desde Las Aguas cogimos rumbo a El Peral y Merche se recuperó cogiendo buen ritmo. Llegados a este último paraje regresamos con el viento en contra a casa en lo que sin duda fueron unos últimos 6 kilómetros bastante duros, con lluvia incluida, pero de nuevo aguantó "carros y carretas", incluso se marcó un muy buen último kilómetros en 5´pelados y mondados. Nos salieron 1 hora y 26 minutos y calculo que unos 14500 metros.


SÁBADO 19: COMIENZA UNA NUEVA SEMANA Y SE VAN TERMINANDO LAS VACACIONES

Todo lo bueno tiene un final y cuando este llega sólo cabe tratar de poner tu mejor sonrisa y seguir adelante. El sábado sí que conseguí salir a correr, pero me levanté superpesado, iba a ser un entreno horrible, ya lo sabía de antemano. La idea era hacer una tirada larga, a poder ser de unos 20 kilómetros, pero no había encontrado en el Google Map ningún circuito adecuado, no veía caminos por ningún sitio y estaba ya cansado de tanto paseo y tanta calle de Roquetas de Mar. Así que tiré por la zona que conocía y decidí adentrarme por el laberinto de los invernadores, kilómetros y kilómetros cuadrados que llenan el cabo en el que se encuentra Roquetas y otras poblaciones como el El Ejido, y si no para muestra un botón (desde el satélite pareciera nieve y sin embargo son plásticos)

  

Tampoco es que me fuese a recorrer todo el cabo, más bien poquito, me adentré por los caminos asfaltados entre las parcelas plastificadas, hice varias eses, crucé varias intersecciones y derivé en un camino más ancho que me devolví a Roquetas, lo dicho, poca cosa, pero es que no podía con las piernas ni tenía fuerzas para mucho. Una de vuelta en la población, terminé haciendo justamente lo que no quería, realizar un recorrido similar al de los días anteriores (bajada hasta el castillo y de ahí vuelta por el paseo marítimo hasta el hotel). Llegué cuasimuerto, bastante cansado para completar unos 80´y seguro que no más de 14500 metros.


VIERNES 18: TERMINANDO UNA SEMANA DE MUCHOS KILÓMETROS


La semana que ha terminado ha sido especial en cuanto a carga de trabajo. Siete días sin descanso, con dos sesiones verdaderamente exigentes de más de 21 kilómetros y a ritmo fuerte, acompañadas de otras cinco sesiones muy lineales, eso sí, en las que no hubo más que carrera continua y suave. Sin duda lo mejor de la misma ha resultado ser la gran cantidad de kilómetros: 106, que me vienen muy bien para lo que me espera ahora en mayo y junio, en la montaña.

El viernes traté de madrugar para irme a correr pero no lo conseguí porque amanecí muy cansado, sin duda debido al cambio de aires. Es más, estuve  todo el día muy apático, sin ganas de hacer nada, y la comida variada sólo ayudó a aplatanarme más y a crearme problemas digestivos. Llegadas las últimas horas de la tarde Merche se volvió a animar y salimos a correr nuevamente. No es habitual que haga dos tiradas en dos días seguidos, pero como últimamente su rodilla responde muy bien, no dudó en realizarlo. Hicimos un recorrido similar al del jueves, pero quizá a mejor ritmo, pero en la parte final hicimos un poco de trabajo de fuerza al correr menos de un kilómetro por la arena de la playa, (aunque más que arena se trataba de piedras finas), ejercicio que terminó de rematar a Mercedes que acabó exhausta y le costó retomar el ritmo cuando regresamos al paseo marítimo. En esta ocasión estuvimos corriendo unos buenos 70´ y calculo que haríamos en torno a 11 kilómetros, quizá algo más.


JUEVES 17: CORRIENDO EN ROQUETAS DE MAR

 


El año pasado no tuve vacaciones de verano, como mucho una escapada en el puente del Dia de Castilla la Mancha y poco más. Así que esta Semana Santa tocaba ir a la playa, a relajarse un poco, que no a bañarse, porque el tiempo no da para eso, al menos si hablamos de los adultos, porque al final ha resultado que los niños si que han disfrutado del agua.

No madrugamos excesivamente a pesar de que teníamos un viaje relativamente largo. Llegamos a Roquetas de Mar justo a la hora de comer, y fue dejar el equipaje y comenzar a llenarse los ojos con la comida del bufette (y no solo los ojos). Por la tarde noche no tuve que convencer a Merche para que saliéramos a correr por le paseo marítimo, ya que era jueves, día que en el que ella vinie realizando una de sus sesiones,  y además apetecía entrenar en un sitio nuevo. El entreno no fue gran cosas, pero sí sirvió para mover las piernas y para que Mercedes forzase un poco la máquina. Nos salieron 56 minutillos y unos 9 kilómetros. Lo peor la humedad que había en el ambiente.

jueves, 17 de abril de 2014

MIÉRCOLES 16: OTRA TIRADA LARGA Y OTRA ALEGRÍA

Es triste comprobar las posibilidades que da tener tiempo. Lo es porque uno es sabedor de que normalmente no puedo entrenar como quisiera porque el día no da para mucho. Es ahora, en vacaciones, cuando compruebo como puedo dedicarme con más tranquilidad y dedicación a mi plan y consigo hacer cosas que en condiciones normales sería casi imposible. Este es el caso: desde que comenzó mi semana del plan, el sábado, he conseguido hacer 86 kilómetros, repartidos en unos treinta el fin de semana, más de 22 el lunes, más de 13 el martes y otros 21 ayer. Y lo mejor no ha sido la carga kilométrica, sino cómo he hecho muchos de ellos, a muy buen ritmo. Este fue el caso de ayer; salí por la tarde pero ya cuando el Sol comenzaba a decirnos adiós; de nuevo hacia el este y con las piernas menos activadas que el lunes, pero tratando de ir en 5´o algo menos, aunque el camino que lleva al Pozo de la Serna es bastante exigente y me ponía las cosas difíciles. En el nueve y medio, subí hacia el norte para kilómetro y medio después regresar a casa por el camino que lleva a San Carlos. Poco a poco el ritmo fue creciendo, a pesar de que en la noche se hace mucho más difícil avanzar por caminos irregulares, y con el paso del entreno mis sensaciones fueron creciendo experimentando nuevamente esa sensación que tanto me está gustando: el de que con las piernas cargadas siento que puedo perpetuar ese ritmo durante mucho tiempo sin mayores dificultades. El regreso, por tanto, fue rápido, tanto que calculo que mi media en los últimos 11,5 kilómetros se movió en torno a 4´25´´, porque conseguí correr los 21 kilómetros que había medido con el Google Earth en 1 hora 38´, a una media de 4´39´´. El último kilómetro pude hacerlo e 3´46´´, aunque llegué bastante cargado.

En casa estiré y pronto me sentí casi totalmente recuperado.


MARTES 15: OTRA SALIDA CON MERCEDES

El martes le tocaba salir a correr nuevamente a Mercedes. Después del entreno no del todo satisfactorio del domingo, necesitábamos sensaciones mejores, así que a eso de las 20:00 horas, cuando ella regresó del trabajo (yo estoy de vacaciones), nos cambiamos y nos fuimos hacia rutas nuevas para ella, no para mi. El norte de Valdepeñas ya lo tengo más que explorado, pero el resto de latitudes son bastante menos conocidas. Últimamente estoy corriendo por la zona este, así que hacia allí fuimos, hacia el Sol naciente. Cogimos el camino que lleva a San Carlos del Valle y Mercedes sufrió pronto las dificultades propias de los repechos que ahí en aquella zona, plagadas de pequeños cerros y elevaciones. Cuando llegamos a la zona de pinos replantada que se encuentra a poco más de 6 kilómetros del pueblo, la rodeamos y regresamos por otro camino que pronto dejo de ser eso, un camino, y pasó a ser un carreterín asfaltado. La vuelta se hizo más rápida, claramente por debajo de 5´50´´, también tendiendo casi siempre hacia abajo y lo que hicimos a la ida en 44 minutos, nos llevó a la vuelta sólo 36´. Finalmente hicimos 13.100 metros en 1 hora y 20 minutos, terminando el último kilómetro en 5´02´´.


martes, 15 de abril de 2014

EL CAZADOR DE MINUTOS

Le estoy viendo entre los árboles en esta noche cerrada, y desde aquí arriba percibo como disfruta; noto la brisa rozando su cara, siento su sonrisa, y hasta experimento el dulce cansancio de sus piernas. Se siente privilegiado porque le embarga la sensación de estar vivo. A pesar de todas mis percepciones no le conozco, ni tan siquiera sé qué hago allí en ese universo extraño y lo único que entiendo es que vigilarle es mi cometido. Soy misionero y prisionero a la vez, portando ese don que me permite encontrar y perseguir ese mal que los humanos llaman enfermedad y que de vez en cuando se instala en ellos pillándoles desprevenidos. Nunca me acostumbro a enfrentarme con esa masa oscura y por todo ello, en este instante, siento un escalofrío cuando por fin detecto nube negra que se ha instalado dentro de él y que se mueve al ritmo de sus zancadas...ahora sí sé que hago allí.

...Es tarde, pero merece la pena exprimir una noche como esta; además es viernes y no tengo obligaciones que pesen en las próximas horas, así que me place perderme en la oscuridad sabedor de que puedo alejarme de casi todo y por ello me siento sencillamente bien. No pienso en cómo ha transcurrido la semana porque eso no es mi vida real, mi vida real, la auténtica, está aquí y ahora escuchando el sonido del aletear de los pájaros que huyen  de los árboles al sentir que me aproximo, con el ruido periódico de mis zapatillas al golpear la tierra, y sigo distanciándome de mi rutina, a más y más kilómetros de mi día a día, como si sufriese un desdoblamiento y pudiera presumir de ser un hombre nuevo durante el tiempo que duran esas exigentes escapadas. Me encuentro fuerte a pesar de mis años, pero ese vigor no durará para siempre, y como no puedo parar el tiempo si que  puedo disfrutar de este instante, eso es lo que me queda.  Ya de vuelta al pueblo pienso que en casa no me espera nadie, así fue siempre, pero ese es el camino que me encontré, el de la soledad. .

..Sigo a ese hombre porque estoy obligado a ello, una fuerza me programa a no perderle de vista, y oteo el horizonte de luces hacia donde se dirige de regreso a su hogar. Su nuevo y negro huésped le acompaña, se extiende por sus células realizando su particular y destructiva carrera, y el ajeno a ello él continúa recorrido de vuelta a casa.

...El doctor es frío, seco, y pronuncia esas palabras tras el refugio profesional de la costumbre, noticias para las cuales sus pacientes no están nunca preparados: "no tiene solución, su estado es terminal, irreversible...". El mundo no se detiene, no veo mi vida pasar, ni un escalofrío me atraviesa, tan sólo pienso en caminos, en la noche, en búhos y pájaros aleteando, lo echaré de menos...

...La baldosas del hospital están congeladas, sin embargo allí me hallo sentado en el suelo al lado de la cama que tengo asignada. Me he quitado la toma del brazo, no necesito enmascarar el dolor con medicamentos, sólo deseo volver a correr una vez más. Me levanto a duras penas, busco en mi taquilla, en mi bolsa, y allí está la ropa esperándome, el mismo chandall con el que entré en el hospital sabedor de que sería probablemente la última ocasión que sentiría la calle bajo mis pies. Me visto y me enfundo mis zapatillas, salgo sin hacer ruido, hasta que la enfermera me descubre y me increpa, vocea, sale tras de mi, pero yo no le atiendo, tengo mi hacer mi última carrera. Al salir por la puerta siento el frío en mi cara y me inunda la felicidad, pero estoy tan mareado que no me puedo imaginar corriendo; sin embargo como en otras maratones, me pongo a correr sin tener fuerzas para ello y contra todo pronóstico mis piernas obedecen. Enfilo hacia el parque mientras oigo voces en el hospital, probablemente la enfermera ha dado aviso, pero ya nada me preocupa. Árboles, hojas crujiendo, sombras que me dan la bienvenida, caminos cada vez más estrechos y pronto estoy en una nueva tirada, una de esas largas...

...Ese hombre se mueve nuevamente en la noche, lo hace lentamente porque su parte oscura ha crecido hasta hacerse con su cuerpo y yo me veo otra vez en la necesidad de estar con él. Siento su dolor, oigo sus huesos quejarse a cada zancada, y sin embargo vuelve a inundarme nuevamente su paz. Presiento que mi misión se termina y que pronto tornaré a un nuevo sitio con un nuevo mensaje, pero ahora ha llegado nuestro momento, el de ambos.

...Hace minutos que no siento nada y correr se hace difícil ante tanta insensibilidad, todo me da vueltas y sé que acerca el final pero prefiero el frío del bosque al de aquellas baldosas, prefiero mis zapatillas al camisón del hospital. No me siento mal, al contrario, el regocijo me llena. Miro hacia el cielo y veo una luz que me sigue, me paro, y se para, echo a andar y hace lo propio; sé que viene a por mi, a llevarme, aunque yo aún no he terminado mi entreno. Entonces todo se torna blanco y caigo...

....Van a dar la salida; esta maratón es especial, es la de mi nueva vida. Muchos corredores me están saludando; sin duda me conocen. Mi blog tiene la culpa de mi popularidad, en él cuento mi extraña experiencia, desde entonces no ha parado de crecer el número de seguidores, tanto que ya es imposible sentirme solo porque  ahora me arropa una manta bien grande de almas corredoras. Suena el pistoletazo y todos comenzamos a avanzar a una; me siento ligero, me siento bien, pero sobre todo soy feliz porque estoy viviendo una segunda oportunidad: me siento cazador de los minutos de mi vida, del resto de minutos de lo que me reste de existencia.  

....Ya no puedo verle, no sé dónde está, pero sé encontrará corriendo en aquel su mundo; aquella noche le robé sin querer una pequeña parte de su alma y desde entonces puedo saber cómo se siente desde la distancia que nos separa; también le despojé de algo que no era suyo y que le sobraba, esa parte oscura que no le dejaba correr.

MI GRAMOLA: DAVID BOWIE

David Bowie va a resultar como el running, en los ochenta me encariñé con ellos, pero a finales de esa década los abandoné; después siempre estuvieron ahí, a mi lado, pero les di la espalda y no les hice ni caso. Ahora me doy cuenta de que no debía haberlos apartado de mi vida, pero ha habido tiempo de recuperarlos, y no sólo eso, de profundizar de meterse, en sus entrañas.

Poco puedo decir de David Bowie que no se haya dicho ya, bueno..., sí puedo decir una cosa, estoy muy muy sorprendido del mogollón de canciones que me han transportado a otro universo. Lo raro es que la mayoría ya las conocía y ha sido ahora cuando he viajado con ellas. He necesitado todo este tiempo sin ellas para sentir estas emociones, justo como me ha pasado con el running.

Las tenéis en la sección de la derecha en el blog. A ver si os gusta y no salís de esta que es vuestra casa

LUNES 14: A VECES OCURRE

Había que ir a trabajar el lunes, pero después de eso tenía ante mí una semana entera de vacaciones, y no sé como poder expresaros la alegría que eso supone para mi, es como revivir. Al mediodía tuve un problema con el coche, así que decidí llevarlo al taller y pedir la tarde, aunque luego acabé yéndome a casa sin ir a la cita con el mecánico (realmente creo que lo he resuelto yo solo). Después de toda la tarde trabajando en mi despacho, que allí también tengo tarea, llegó Merche de su dura jornada, momento en el cual aproveché para irme a correr. Estaba tan desestresado por la idea de tener vacaciones que me apetecía pegarme un buen entreno, y eso hice. Me puse el frontal, la camiseta de tirantes y me fui por el camino que me lleva al este a San Carlos del Valle, hasta que se me hizo de noche. El ritmo vivo, y las piernas fenomenal, ¡menos mal que las nubes se van abriendo!. Continúe y continúe hasta llegar al cruce de caminos donde el viernes anterior había girado a la izquierda, pero ahora llevaba luz y proseguí un poco más, sabedor de que conocía el recorrido. Llegué al cruce planificado para coger el camino de la izquierda que me llevaría al Paraje de las Aguas y de allí al del Peral, y de ahí a casa. Iba muy contento porque el ritmo era bastante bueno, a pesar de que corría por caminos a oscuras. En algunos momentos por debajo de 4´15´´. Las piernas no pesaban y querían seguir así, por lo que llegué a la Carretera de San Carlos del Valle, la atravesé y desde ahí bajé rápido hasta el Peral, el cual crucé como una exhalación y cogí el camino que me llevaba a casa en un entreno que me estaba poniendo una sonrisa de oreja a oreja. Comencé a aumentar el ritmo y los últimos cuatro kilómetros los hice a 4 minutos pelados y mondados.

Finalmente le faltaron unos cincuenta metros para hacer 22 kilómetros y me salieron 1 hora y 43 minutos, que está muy bien teniendo en cuenta las grandes cuestas del recorrido, sobre todo en los primeros 8 kilómetros, y que comencé suave.

Esto del running también se mueve por sensaciones y estados de ánimo. Se puede ser sabedor de cómo te encuentras, de que puedes conseguir tu objetivo, puedes simplemente estar confiado en que tus piernas pueden, también podría tratarse de intuición, intuir que estás mejorando que las cosas van a mejorar, o simplemente quieres tener esperanza en que las todo está empezando a funcionar. En estos días no me preocupo de mi estado de ánimo, con tener de vez en cuando entrenos como el de ayer me doy por satisfecho

DOMINGO 13: DESASTROSA TIRADA LARGA CON MERCEDES, PERO CON FINAL FELIZ

El sábado no había podido ser: no nos fuimos Merche y yo a realizar una larga lenta tirada para que se vaya habituando a lo que le espera por los montes en los próximos meses. Sin embargo el domingo por la mañana nos levantamos dispuestos a realizar nuestros deberes, aunque ella no se levantó bien, le dolía la garganta y estaba cansada. Se puso atuendos de trail de mala gana y tras desayunar, y ante una mañana magnífica, salimos para realizar unos 21 kilómetros, sin prisa pero sin pausa.


Nada más salir, a 50 metros de casa me dijo que le molestaba la cartuchera que llevaba con botecitos de isotónica. "Pero Merche, te tienes que habituar a llevar pesos que esto del trail y el utrafondo es así". El caso es que le incomodaba, porque se le bajaba. Se lo recoloqué, arrancamos, paramos, se lo volví a recolocar, paramos, hasta que finalmente se lo quité y me lo puse yo.


No llevábamos ni kilómetro y medio y mi mujer no podía tirar de sus piernas, sin duda cansada de los más de 40 kilómetros repartidos entre la exigente Media Maratón de Madrid del domingo pasado, los 11 que hicimos el martes y los 7 que hizo en la pista de atletismo el jueves. El cuerpo se le estaba quejando, pero eso es normal, tiene que adaptarse.


En cuanto al ritmo, no llevaba Garmin y el crono iba apagado. No era el día para ir midiéndolo. 


De esta forma, y con el constante malestar de Merche fuimos avanzando hacia la Sierra del Peral donde teníamos previsto subir a los molinos eólicos, que allá se ven en el fondo de la foto. Pero pronto comprobé que no estaba el horno para bollos y que lo más prudente iba a ser buscar un circuito alternativo más corto.



Yo le decía a mi mujer, ¡venga sigue mi ritmo, si voy muy despacito!. Pero no había manera. Llegados al Camino del Peral, hubo que decidir si volver a casa tras hacer 9 kilómetros, o ir hacia la izquierda para acercarnos al paraje de dicho nombre y luego ir al Paraje de las Aguas. Merche se resignó y fuimos por este último circuito.


Los kilómetros fueron pasando, y con ellos las sensaciones fueron mejorando, sintiéndose cada vez mejor. Pasamos por el Peral, y por su parte alta; aprovechamos alguna cuesta para practicar lo de andar y luego correr, llegamos a la Carretera de San Carlos del Valle y desde ahí alcanzamos Las Aguas, para coger un camino que nos regresase a casa. De nuevo más cuestas y esta vez no dejé que Mercedes anduviese. Ya una vez alcanzado el largo camino que nos llevaba a la zona del cementerio, la pendiente se hace negativa y las piernas piden correr, y eso hizo Mercedes, poniéndonos por debajo de 5´45´´ y soltando un poco, que falta hacía. Sin embargo, el cansancio lo llevaba dentro, por más que lo peor del entreno ya hubiese pasado. De ahí hasta casa mantuvimos el ritmo, y nos dio tiempo a echar una de esas fotos que tanto me gustan, una de sombras (ya no salgo solo como ocurría el año pasado).


Y se terminó, con algo más de 15 kilómetros y medio, y no sé cuanto tiempo empleado, pero como dije antes, eso daba igual. Seguro que vendrán mejores experiencias realizando este tipo de entrenos. Hoy no era el mejor día para ella.

domingo, 13 de abril de 2014

SÁBADO 12: ¿QUÉ ME IMPIDE CURRÁRMELO?

Pues esa es la pregunta. Ya no me puedo quejar, porque hace tiempo que ya no hablo de lesiones, ni tan siquiera de molestias reseñables. Estoy encontrando mi equilibrio y sigo entrenando con regularidad. Tengo el reto a la vuelta de la esquina y tan sólo me falta algo más de tiempo para poder disfrutar más de mis entrenos. Con esa idea me levanté el sábado con la idea de hacer una tirada larga y muy suave con Merche para prepararla para la carrera que tiene a primeros de mayo en Cáceres. Sin embargo mi mujer no tenía muchas ganas de levantarse, bueno, realmente ninguna. Además teníamos que irnos al mediodía a Ciudad Real por lo que no contábamos con mucho tiempo, así que me fui yo solo. El comienzo no fue fácil del todo porque el esfuerzo del día anterior se dejó notar en mis piernas, pero pronto comencé a engranar hasta llegar a la falda del Cerro del Ángel. Subí los primeros metros por el carreterín y luego ascendí por el camino corto y muy empinado hasta arriba, para bajar por el carreterín, y al llegar abajo nuevamente me enfilé por la vía de servicio de la AIV hacia el norte, y antes de llegar al Hotel el Hidalgo cogí un camino hacia el este para regresar a casa por otro camino que acababa enganchando con el Camino de Membrilla en su parte asfaltada. Fue entonces cuando me puse a correr de verdad y me salieron unos últimos tres kilómetros a poco más de 4´cada km. Me salieron unos 14.100 metros e 1 hora y trece minutos.

CUARTA SEMANA DEL PLAN PARA LA YESTE-RIÓPAR (QUIJOTE LEGEND)

No pasará esta cuarta semana a la historia de las mejores dentro de mis planes de entrenos, pero cuando no puede ser no puede ser, y eso también hay que saberlo entender. Finalmente terminé haciendo 74 kilómetros en los que hubo dos descansos, algo raro, porque normalmente suele haber uno o ninguno. El sábado había sido de descanso debido a la ajetreada jornada que habíamos tenido para bajar a Santa Elena y luego subir a Madrid para lo de la media del día siguiente; no hubo oportunidad de correr por la tarde por el tema de la feria del corredor, pero tampoco pasaba nada. El domingo tuve la mencionada media, que no competí, sino que corrí acompañando a Mercedes, y fue placentera (más lo hubiera sido si no me hubiera caído). El lunes sí que metí intensidad en un entreno de algo menos de una hora. El martes regeneré con Mercedes en un entreno bastante cansado, el miércoles metí un interesante interval unido a gradas que me dejó echo polvo, el jueves descansé sin estar planificado dicho break, y el viernes resultó el mejor entreno de toda la semana con más de 19 kilómetros hechos a buen ritmo.


VIERNES 11: CERRANDO LA SEMANA CON UN ENTRENO ALGO MÁS QUE DIGNO

El viernes por la tarde-noche salía a correr cabreado, porque hasta entonces sólo llevaba 54 kilómetros, y el viernes era la última sesión. Tan sólo podía cambiar los planes y meter intensidad en un día que no suele estar dedicado a ese tipo de sesiones. Me fui a un ritmo de aproximadamente 5´15´´ por el camino asfaltado que sale del tanatorio viejo y lleva hacia el Este y corrí y corrí aún a sabiendas de que se me hacía de noche y no llevaba frontal. Era conocedor de que a unos 12 kilómetros desde casa había un desvío que me llevaría al Peral pero de esa forma me saldrían 22 kilómetros, demasiados, así que me encomendé un poco a mi sentido de la orientación y en el kilómetro 9 y pico giré a la izquierda por un camino que me sonaba pero no sabía exactamente cuál era. Capeé los toboganes de la zona a buen ritmo y con buenas sensaciones, bajando claramente mi media de 5´el kilómetros y pronto descubrí de qué camino se trataba, el de la Cantera de Horcesa; pasé por la mencionada cantera y pronto pasamos de tierra a asfalto, ya en noche cerrada, pero no venía tráfico; mantuve el ritmo y las buenas sensaciones hasta que alcancé la Carretera de San Carlos del Valle a la altura del Cementerio y de ahí hasta casa. Finalmente 1 hora y 39 minutos en lo que fueron unos muy buenos 19.300 metros y una sesión que me permitió terminar la semana con un buen final.


JUEVES 10: DESCANSO NO PLANIFICADO

Con una semana laboral como la que estaba sufriendo finalmente ocurrió lo que tenía que ocurrir: el jueves salí a las tantas de trabajar y cuando regresé a casa Merche se había ido a hacer algo de interval a la pista de atletismo. Demasiado tarde para salir, así que tocó descansar, a pesar de que esta forma estaba chafando totalmente el acumulado de kilómetros de la semana.


MIÉRCOLES 9: INTERVAL+GRADAS EN EL PARQUE

Fiel a la idea que últimamente tengo de tratar de prepararme para las pruebas largas sin perder chispa, me esperaba un entreno bastante duro el miércoles. Fui al parque y tras dos vueltas a ritmo moderado con Patricia Saez, David Espinosa, entre otros, me dispuse a realizar cambios de ritmo de 550 metros fuertes más 450 metros a ritmo suave pero en progresión para terminar cada vuelta con dos series de gradas; así hasta cuatro repeticiones. Al terminar, descalenté una vuelta con Patricia que había terminado sus series y regresé a casa. Un total de 10 kilómetros bastante bien empleados.

MARTES 8: CORRER CON MERCEDES POR LA CIRCUNVALACIÓN

Con algo menos de dolor en mi pierna derecha, nos fuimos Merche y yo a realizar la circunvalación. Ella estaba cansada del gran esfuerzo realizado el domingo, y yo por mi parte también me encontraba pesado, así que fuimos a ritmo suave todo el tiempo, resultando un entreno algo pesado, pero al menos pudimos terminar haciendo nuestros 11 kilómetros que nos sirvieron para soltar un poco de musculatura.


LUNES 7: CASI UNA HORA A RITMO MODERADO

El lunes salí antes de anochecer para tratar de hace un entreno a ritmo que pretendía fuese por debajo de 5´el kilómetro. La primera parte se hizo dura porque sentía un considerable dolor en mi cuadricep derecho fruto de la caída del día anterior en la Media Maratón Villa de Madrid. Después, conforme fui calentando muscularmente pude ir incrementando el ritmo hasta ponerme en algunas fases por debajo de 4´20´´ y regresé por el Camino de Membrilla casi siempre en pendiente positiva tratando de no bajar el ritmo hasta llegar a la zona asfaltada donde la pendiente se pone a favor, y desde ahí a mantener zancada. 58 minutos para hacer casi 12 kilómetros.


TERCERA SEMANA DEL PLAN PARA LA YESTE-RIOPAR (QUIJOTE LEGEND)

Tiempo, eso es lo que me falta últimamente. Ahora por fin puedo sentarme ante la pantalla y actualizar cosas. Lo primero va a ser dar cumplida cuenta de lo que fue la semana del 29 de marzo al 4 de abril, que se puede decir que tuvo un balance positivo, sobre todo por los kilómetros acumulados, 92.

Comenzaba la semana con un descanso inesperado motivado por nuestro viaje a Albacete. El domingo hubo cambio de planes y para que Mercedes cumpliera sus deberes nos fuimos los dos a realizar una tirada larga de unos 15 kilómetros. Luego por la tarde hice un mini entreno más intenso de unos 7 kilómetros que costó bastante, pero me ayudó a meter velocidad y a poder hacer ese día unos 22 kilómetros. El lunes resultó un buen entreno por la noche, cuando me fui a realizar cambios de ritmo por el  Camino Membrilla para regresar por la vía de servicio de la AIV. Salió una buena media aunque las piernas pesaron al final.  El martes por la noche salí por Mercedes en lo que resultó ser un auténtico entreno de calidad para ela: nos fuimos hasta el Hotel el Hidalgo y volvimos a buen ritmo, capeando las cuestas en unos 12.500 que dejaron a mi mujer exhausta. El miércoles acabo siendo uno de los mejores entrenos que recuerdo en muchos meses: decidí salir a realizar una tirada larga y a ritmo, y me encontré tan bien que alargué la distancia para realizar 22.500 metros a un muy buen ritmo, realizando 1 hora y 49 minutos. El jueves descargué yendo con Mercedes al parque donde dimos varias vueltas e hicimos 8 kilómetros que me ayudaron a regenerar del esfuerzo del día anterior, y por último el viernes hice 10400 metros intensos y con cuestas incluidas en el Cerro del Angel. Se pueden extraer conclusiones bastante positivas de esta semana, en la que no sólo conseguí mantener el kilometraje previsto sino que también logré meter un muy buen entreno de calidad acompañado de los entrenos del lunes y del viernes que también fueron intensos y bien asimilados.




jueves, 10 de abril de 2014

IMÁGENES DE LA MEDIA MARATÓN DE MADRID

 Posaba Mercedes con su dorsal en la feria del corredor. Todo hacía indicar que sería una carrera para disfrutar y no olvidar:


 












 Desgraciadamente no tengo fotos durante la carrera, pero si esta curiosa imagen en la que se ve cómo sujeto a mi mujer en la llegada; llegó muy justa.

 
 





 

 













 
 















LA CRÓNICA DE LA MEDIA MARATÓN VILLA DE MADRID


El pasado es historia el futuro es una ilusión: el presente es lo que importa

Algunas carreras son especiales y como tales se quedan en el recuerdo de quienes las viven. En esta ocasión Mercedes y yo teníamos bien claro que la Media Maratón Villa de Madrid pasaría a nuestra memoria hasta que el Alhzeimer o la tumba nos borrase el disco duro. Sólo cabía saber si dicho recuerdo sería especial en el buen sentido o simplemente especial por ser la primera media de mi mujer.

Del dicho que encabeza el párrafo sólo tengo que decir que aún estando de acuerdo a grosso modo, también es cierto que pienso que la historia también cuenta y que sin ilusión no podemos vivir.

Por fin solos tú y yo, aunque con amigos también se hace el camino

El sábado por la mañana madrugamos para acercanos  toda la familia a Santa Elena, Jaén, donde nos estaba esperando mi suegro para quedarse con los niños, quienes pasarían el fin de semana en Linares. Una vez separados de nuestros vástagos comenzó nuestra pequeña aventura como solteros, que siempre se agradece en matrimonios de nuestra edad. Llegábamos a Madrid a la hora de comer, con el tiempo justo para dejar el equipaje en el hotel e irnos a comer a un VIP, que fue lo más cercano que vimos en ese momento. Después fuimos a la feria del corredor, en la Casa de Campo y en el metro coincidimos con unos runners almanseños con los que tuvimos un rato de charla amigable. En la feria lo típico, muchos stands aprovechando el tirón de tanta gente, y no pudimos resistirnos a la tentación de comprar algún producto energético para nuestros próximos retos de ultrafondo; Mercedes también se compró una prenda Asics para pruebas trail (por supuesto rosita, su color preferido últimamente). Antes de anocher quedamos con nuestro buen amigo Emilio Diaz del blog hay que tener ganas y tras unos paseos y estupenda charla por la zona de Plaza de Castilla y las inmediaciones del hotel, nos fuimos a cenar en plan de tapas. Pronto nos dieron las 22:30 y nos fuimos a dormir, ya que Mercedes estaba algo nerviosa por su debut.

Programamos nuestras ilusiones y acaban llegando


Si quieres estar nervioso, vivir una experiencia que te haga sentir viv@ y llegado el día D rejuvenecer no tienes más que prepararte un par de meses una media como la del domingo pasado, reservar hotel  y estar allí el día de la cita. Eso hicimos....No dormí mal del todo, Mercedes tampoco, aunque sí se levantó con problemas en la garganta. Hicimos un desayuno más o menos ligero en la habitación, aparthotel, y de ahí a coger el metro de Tetúan donde habíamos quedado con Emilio a las 07:30. Fuimos los tres hasta la zona del Retiro y fuimos a una cafetería donde nuestro amigo nos presentó a compañeros de entrenos, entre ellos nada más  y nada menos que a Pablo Villalobos http://pablovillalobosextremadura.blogspot.com.es/, unos de nuestros mejores maratonianos españoles. A las 08:30 teníamos una cita con algunos blogueros, entre ellos Yolanda la Pingüina Veloz http://lapinguinaveloz.blogspot.com.es/, una estupenda corredora y de las duras, y también una magnifica bloguera y escritora, también estaba allí JK de http://jk-avanzando.blogspot.com.es/, un pedazo de corredor que ya ha probado la miel de la maratón y que seguro que querrá repetir.


Pronto llegó el momento de comenzar a correr, en un ambiente impresionante: 20.000 corredores, ¡increible!. Yolanda, Emilio, Merche y yo estuvimos de charleta hasta prácticamente el momento de comenzar, pero nos encontrábamos tan atrás que pasaron 6 minutos desde el pistoletazo hasta nuestro paso sobre la alfombra de salida.


La Vida Secreta de Merche Llavero

Recomiendo encarecidamente que veáis la Vida Secreta de Walter Mitty http://www.filmaffinity.com/es/film758268.html. Con su visionado es muy probable que paséis un buen rato viendo una nueva faceta de Ben Stiller, con menos humor y más humanidad, aunque he de reconocer que tengo debilidad por este actor cómico. Pero también es probable que no sólo disfrutéis de la película, sino que también os deje su profundo mensaje: hay que vivir cada día como si éste fuese el último, y si puede ser con aventura por medio. Pues Merche parecía el bueno de Walter cuando comenzó a correr el domingo. Había escapado de su oficina, del quehacer diario de su casa y su familia; era una aventurera sintiéndose importante, protagonista de su propia vida. Yo por mi parte estaba muy orgulloso de ella y eso que aún no había comenzado a sufrir la dureza de la prueba.

Una prueba tan masificada tiene sus riesgos: mil empujones, codazos, zig zags para abrirse camino, es como la aventura de vivir. Es obvio que correr por Madrid por avenidas abiertas tan anchas y tan llenas de esa marea de runners impresiona; lástima que no echase ni una sola foto o hiciese un mal video, pero no llevaba el móvil. Mercedes comenzó bien, sin agobios, algo más rápido del ritmo programado (planificado en 06:05), ya que según el Garmin nos instalamos en el 05:45, pero he de decir que como suele ser habitual en pruebas como esta los kilómetros me fueron pitando antes de llegar a los marcadores, diferencia que se fue haciendo mayor con el transcurso de la prueba. 

No cabía una sonrisa en la cara de mi mujer, tan sólo concentración, sabedora de lo importante de estar centrada para conseguir su reto. Yo le fui informando del ritmo medio y así fuimos avanzando por Principe de Vergara, Diego de León, Almagro, sin grandes problemas más allá que el de avanzar entre tanta gente. Tuvimos tiempo de cruzarnos con el hermano de Lola Segura, compañera del Pozo Norte, que nos saludó y se identificó tras comprobar que pertenecíamos al mismo club que su hermana. En definitiva, era una fiesta, pero para mi distinta que para Mercedes, ya que en este último caso se trataba de un reto-fiesta y en mi caso de una experiencia festiva aderezada con el lo bueno que supone contemplar a tu mujer otrora nada deportista intentando una gesta de ese calibre y con tan poco tiempo entrenando en serio.

Lo malo siempre llega pero también siempre se pasa

Había informado convenientemente a mi mujer de la altimetría de la prueba, y sabíamos que entre el 3 y el 8,7 la cosa iba a ir de larga y tendida cuesta, no en vano teníamos que subir hasta Plaza Castilla. Enfilamos por Santa Engracia y allí comenzó a inclinarse el terreno, justo cuando Merche comenzó a pasarlo regular (nada que no estuviese previsto en nuestro guión). Por momentos me tuve que poner delante de ella para que se concentrase en mi zancada, algo que siempre le relaja y le da "cadencia"; entre repecho y falso llano nos fuimos abriendo paso, con el primer avituallamiento de agua y nuestro avanzar por Cuatro Caminos hacia Bravo Murillo, donde sabíamos bien que por allí estaban los repechos más duros de esta parte del recorrido, no en vano nuestro Aparthotel estaba en esa zona. Para colmo, su garganta le impedía respirar bien, así que tuvo que apretar los dientes y hacer de tripas corazón. Sin embargo el ritmo medio seguía prácticamente invariable y eso era un buen dato. Finalmente llegamos a Tetuán y desde ahí tocó sufrir un poco más hasta alcanzar por fin Plaza Castilla, donde mi mujer resopló por doquier debido al esfuerzo. Entre tanto ibamos adelantando a corredores y otros muchos hacían lo propio con nosotros. Fue allí donde le dije "ya está, ahora toca bajar".

Dame agua por favor

Fue ponerse el terreno favorable y la cadencia de zancada de mi Merche mejoró ostensiblemente, comenzando a pillar a más y más gente, a mucha de la cual ya le estaban sobrando los kilómetros. En el 9 Mercedes me imploraba un poco de agua, pero yo no podía hacer nada hasta que no llegásemos al siguiente avituallamiento; y el 10 llegó y con él el avituallamiento. Allí, no sin problemas para conseguir la botellita, rocié a Merche el agua fresquita por los hombros y le dí a beber. El agua tiene ese efecto, "nos da la vida", y a ella le dió una cara nueva. Pronto aumentó un poco más y bajamos la media a 5´42´´ según mi Garmin. Lo inesperado ocurrió y es que tras pasar por Charmartín y orientarnos al Sur comprobamos como había una serie de repechos que en mi pueblo se les llama "cuestorros", así que mi mujer tuvo que volver a capear el temporal, pero sabíamos que todo lo que sube termina por bajar.

Así llegamos al 12, 13, 14, entre cánticos de la Legión, la Brigada Paracaidista, el Ejército del Aire, grupos de soldados uniformados con la misma camiseta con lo que fuimos haciendo constantemente la goma. En el 15 un nuevo avituallamiento y de nuevo otro refrescón. Merche iba cansada pero en la cara llevaba escrito que este reto iba a ser superado sin grandes sacrificios. La anécdota fue cuando se me ocurrió animarla diciéndole "bueno, dime, ¿cuándo vas a comenzar a correr?"

Me gusta el asfalto pero sólo para correr. No suelo tenerlo en mi dieta

Íbamos adelantando tanta gente que en una de esas en las que iba indicando a Mercedes por donde tenía que venir, me tragué un separador del carril Bus, dando con mis huesos en el suelo todo lo largo que soy. Caí sobre mi mano y pronto sentí un dolor punzante, aunque no permaneciese en el suelo más de segundo y medio (no era cuestión de dejar a mi mujer sola corriendo). Desde ese momento la carrera se me hizo bastante más desagradable ya que al considerable dolor de la mano, la cual comenzó a hincharse, había que sumar el dolor del cuadricep derecho motivado por el golpe brusco. A Mercedes el accidente le hizo segregar adrenalina y durante los siguientes metros se puso como una moto hasta alcanzar el Retiro, a una media que por entonces ya era de 5´41´´. Entre el 16 y medio y el 18 y medio había tal animación que no correr rápido era difícil, máxime si tenemos en cuenta que era en tendida cuesta abajo. Rodeamos el retiro Principe de Vergara hacia abajo, y ella iba como una moto, aunque obviamente notaba los kilómetros acumulados.

La cuesta y las ambulancias

Fue llegar a la Calle Alfonso XII y descubrir cuán duro es ese tramo. Nos pusimos con un 3-5% de pendiente y a nuestro alrededor veíamos gente en el suelo, algunos atendidos por sanitarios, y gente luchando contra la muralla. Merche se puso a resoplar y supo sufrir los 600 metros duros que tuvo que administrar, arengado por mi a través del mensaje de "esto está terminado". Conseguimos llanear y la cosa mejoró, alcanzamos el 20 y sabíamos que la cosa estaba hecha ya. El crono realizado iba a ser bueno, pero no excelente. Por un momento había pensado que podría bajar de las 2 horas, pero entre la dureza de la media y lo que se estiró la distancia respecto a la medida de mi Garmin, resultó imposible (21.600 me salieron). Entramos en el retiro con pendiente negativa y la meta a 500 metros; Merche sacó toda la fuerza que tenía guardada para adelantar a mogollón de gente, y entre arco y arco nos fuimos abriendo camino hasta lograr pasar por meta 02 horas y 03 minutos después de iniciar nuestra aventura.

Satisfacción

Al principio había algo de mareo y mucho cansancio en su cuerpo, pero pronto todo tornó a satisfacción, pura satisfacción. Allí estaba Emilio que había realizado un magnifico crono de 01:40 en una prueba tan dura, a menos de 4 minutos de su mejor marca y los tres fuimos recogiendo lo que la organización nos fue dando, sin olvidarnos de nuestra merecida medalla.

Tocó estirar, cambiarse e irse despacito a la boca de metro que nos regresaba al hotel, que nos regresaba al presente, porque lo que habíamos hecho en esas poco más de dos horas había sido consumir la ilusión de nuestro futuro elegido.