RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 21 de abril de 2014

SÁBADO 19: COMIENZA UNA NUEVA SEMANA Y SE VAN TERMINANDO LAS VACACIONES

Todo lo bueno tiene un final y cuando este llega sólo cabe tratar de poner tu mejor sonrisa y seguir adelante. El sábado sí que conseguí salir a correr, pero me levanté superpesado, iba a ser un entreno horrible, ya lo sabía de antemano. La idea era hacer una tirada larga, a poder ser de unos 20 kilómetros, pero no había encontrado en el Google Map ningún circuito adecuado, no veía caminos por ningún sitio y estaba ya cansado de tanto paseo y tanta calle de Roquetas de Mar. Así que tiré por la zona que conocía y decidí adentrarme por el laberinto de los invernadores, kilómetros y kilómetros cuadrados que llenan el cabo en el que se encuentra Roquetas y otras poblaciones como el El Ejido, y si no para muestra un botón (desde el satélite pareciera nieve y sin embargo son plásticos)

  

Tampoco es que me fuese a recorrer todo el cabo, más bien poquito, me adentré por los caminos asfaltados entre las parcelas plastificadas, hice varias eses, crucé varias intersecciones y derivé en un camino más ancho que me devolví a Roquetas, lo dicho, poca cosa, pero es que no podía con las piernas ni tenía fuerzas para mucho. Una de vuelta en la población, terminé haciendo justamente lo que no quería, realizar un recorrido similar al de los días anteriores (bajada hasta el castillo y de ahí vuelta por el paseo marítimo hasta el hotel). Llegué cuasimuerto, bastante cansado para completar unos 80´y seguro que no más de 14500 metros.


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