RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 24 de mayo de 2014

VIERNES 23: REMATANDO LA SEMANA

En una de esas semanas en las que uno siente que ha hecho convenientemente sus deberes en lo que al entreno se refiere, cuando llega el último día, el viernes, siente ansiedad por rematar la faena y poder dejar plasmado en el papel lo realizado. Eso sentía ayer tarde, ansiedad por terminar. Se daban las condiciones idóneas para salir a correr: fresquito y sin aire, unos 20 grados y realmente no me costó mucho esfuerzo "ponerme". Me fui por el carreterín asfaltado que lleva desde el polígono industrial a la Carretera de Daimiel, y justo antes de llegar cogí un camino que atraviesa las lomas de la Aguzadera en la margen izquierda de la Autovía AIV sentido Madrid. Regresé por la vía de servicio y una vez que llegué a la Avenida de las Tinajas tiré hacia el Cerro del Ángel, el cual subí primero por el carreterín y luego los 200 metros de senda superempinada, para bajar unos metros de nuevo por el carreterín y tirarme al abismo por la senda sur y de ahí hasta casa. 57 minutos en los que los últimos 2 los hice a buen ritmo, y donde las piernas, aún yendo cansadas, respondieron bien. Una distancia de 10.400 metros que me permiten sumar un poco más hasta acumular 106.400 metros que me "he comido" entre el sábado pasado y ayer viernes.


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