RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 20 de junio de 2014

LA CRÓNICA DE LA TRIJOTEMAN DE CIUDAD REAL

Algunas cosas, muchas diría yo, pasan en esta vida de forma inesperada, y lo de la Trijoteman ha sido una de ellas. Hace dos domingos en la comida que organizó el Pozo Norte, Marisol Gijón me convenció para que corriera este medio ironman en su modalidad de relevos, nada muy especial ya que se trataba de una media maratón colaborando así con el nadador, Juan, y con el ciclista, Manolo. Todo fue precipitado ya que le habían fallado las otras dos o tres opciones que tenían de corredores, y yo no supe decir que no. "No saber decir que no" resume parte de lo que ha sido hasta ahora mi vida, eso junto a "me guío por mi corazón y no mido las consecuencias". Son dos fórmulas peligrosas, arriesgadas, dos fórmulas que me han dado satisfacciones y disgustos a partes iguales, pero siempre ha sido así, es mi naturaleza.

La Trijoteman es la primera prueba de estas características que se celebra en la provincia. Una apuesta muy ambiciosa porque se trata de organizar un medio ironman (1,8 kms a nado, 65 kilómetros en bici de montaña por caminos y una media maratón a pie), junto con una prueba Sprint (que terminaba en el mismo lugar pero con distancias más cortas, concretamente 5 kilómetros a pie). La primera parte se realizaba en el Pantano del Vicario en la carretera entre Ciudad Real y Toledo, la parte de bicicleta consistiría en dar dos vueltas a un circuito de veintitantos kilómetros y por último regresar a Ciudad Real, y la media consistiría en cuatro vueltas a un circuito mixto, con asfalto, grava y tierra, con repechillos pero bastante urbano. La prueba pertenece al Trijote series, del circuito de Ciudad Real, y desde luego los organizadores tenían ante sí un reto importante.

http://www.trijoteseries.com/
https://www.facebook.com/trijote.series

Durante toda esa semana me preocupó el calor y es que no tenía pensado competir en ninguna prueba hasta septiembre, cuando tengo la Madrid-Segovia. Yo no soporto correr cuando superamos los 25 grados, supongo que nadie, pero debo ser muy flojo porque está comprobado que mi rendimiento cae en picado. Así que me pasé todos los días de la semana cabreado conmigo mismo por haberme metido en semejante lío. Para colmo el viernes agarré el virus gastrointestinal que había afectado a Jorge e Inés y cuando llegué a casa del trabajo me dolían todos los huesos de mi cuerpo y eso acompañado de una terrible diárrea, así que Merche llamó a Marisol para decirle que no podría correr, pero todo se quedó ahí, en un inpás. El sábado por la mañana me levanté mejor y Mercedes y yo nos fuimos a realizar una tiradilla. No es que me encontrara muy bien pero sí lo suficiente como para no dejarles tirados. Así que el domingo nos fuimos los cuatro a Ciudad Real.


Cuando llegamos al complejo polideportivo apenas había movimiento de gente. Pronto nos enteramos que el inicio de la prueba de natación se había demorado tres cuartos de hora debido a que las boyas se habían movido durante la noche de forma que habían comenzado a las 09:15 en lugar de las 08:30 horas, así que iba a ser una larga mañana. Tuvimos la oportunidad de charlar con Nico Hernández, de Valdepeñas, que además de ser un buen runner es un magnifico ciclista y gusta de este tipo de competiciones; él no iba a competir pero si Agustín Quintana que iba a hacer el "half". A las 10:30 aproximadamente llegó Marisol con Juan, el nadador, junto con Olga, su mujer, y la mujer de Manolo. La natación había sido dura, pero aún así Juan había salido segundo del agua, de entre más de 260 participantes, y eso que se había despistado haciendo metros de más, porque dominó la prueba todo el tiempo, aún así, tras la transición, Manolo conseguía arrancar primero y él también es un crack, con lo cual a mis tremendos dolores de tripa que me estaban dejando doblado, se sumaron los nervios de verme corriendo con la responsabilidad de dar un trofeo al equipo (sólo daban premio al primero de relevos, nada para el segundo y el tercero). La mañana fue avanzando mientras esperábamos en la zona de la transición que llegasen los primeros ciclistas. De ese momento son estas dos fotos:



Lo que pasó después fue bastante emocionante: los primeros ciclistas de la prueba sprint comenzaron a llegar y pude experimentar en directo la emoción de la transición; dejaban sus bicicletas tan rápido como eran capaces, se cambiaban en un santiamén de zapatillas y salían como alma que lleva el diablo a realizar sus cinco kilómetros. Juan estaba conmigo y entre los dos tratábamos de orientar a algunos que llegaban despistados y no sabían donde dejar la bicicleta.

Al rato aparecieron unos ocho o nueve corredores que como yo participarían en la prueba de relevos, lo cual hizo que me pusiera aún más nervioso. 

A eso de las 12:30 llegó Agustín Luján, marido de Gemma Arenas, ambos del Club Trijote, iba primero de la half. Esperábamos a Manolo pronto porque por su calidad debería estar entre los primeros en llegar, pero tras Agustín fueron llegando más y más participantes, y de Manolo no teníamos noticias. Llegó el primero de relevos y el corredor salió a tope, después llegaron otros cinco ciclistas de la modalidad equipos y entonces supe que me tocaría correr por correr, sin ninguna motivación extraordinaria. Corrió el rumor de que muchos ciclistas se habían perdido, unos para hacer menos kilómetros y otros para justo lo contrario, para hacer kilómetros de más, y por un momento se sembraron las dudas de la incertidumbre de no saber quién podría estar después descalificado. Finalmente, 26 minutos después de Agustín Luján, llegaba Manolo, algo contrariado, ya que se había perdido y hecho unos 7 kilómetros extras. Me colocaba el chip y salía a ritmo alegre hacia la pista de atletismo....

La primera vuelta: ¿dónde voy?

Fue extraño correr de esa forma: solo, sin tener muy claro donde estoy posicionado y sabiendo que no pillaré a ningún competidor de mi prueba de relevos porque me sacan un porrón de minutos. Para colmo, a eso de las 13:00 horas hacía un calor considerable, cercano a los 30 grados, con lo que pronto comprobé que lo que se me venía encima iba a ser duro. Los dos primeros kilómetros discurrían por asfalto y tierra, en la zona de un parquecito con repechitos, y luego, justo en mitad de la vuelta había que subir un puente de unos 350 metros que era bastante fastidiado. Tras esto la bajada, vuelta por un camino para regresar por una vía verde con cuestas y donde el calor pegaba bien, y tras esto volver por el carril bici del inicio hasta pasar por el estadio. No necesité más de 3 kilómetros para que las piernas me avisaran de que mi ritmo era inviable. Tampoco es que hubiese comenzado muy muy fuerte, calculo que a 03:55 o así, pero en estas condiciones no duraría mucho.En el 4,5 estaban los del Pozo Norte, incluido Merche y los niños, animando..




 Entré en la pista algo angustiado y pasé por debajo del arco donde me dieron una pulserita que me tenía que poner para demostrar que había completado mi primera vuelta. En el avituallamiento de la salida del estadio, me eché dos vasos de agua por encima de la gorra, que para eso me la había puesto y en seguida las sensaciones fueron algo a mejor, pero las piernas me ardían. Tuve que adecuar el ritmo a las circunstancias y se había tardado unos 23 minutos en completar los primeros 5.650 metros, bien sabía que las otras tres vueltas iban a ser más duras y más lentas.

La segunda vuelta: todo pesa

Fue bastante más complicada, tal y como tenía previsto. Iba un poco cabreado pensando qué demonios hacía yo allí, y lo único que me movía a continuar corriendo y sufriendo era el hecho de que Juan y Manolo lo habían dado todo por el equipo. La zona del parquecito, de no más de 300 metros se me hizo eterna y la subida al puente no digamos. Por un momento pensé que me costaría terminar la prueba, pero en la bajada me recuperé. No os estoy contando que desde el momento que comencé a correr fui cazando corredores y más corredores, que debido al cansancio acumulado que supone un medio ironman llevaban un ritmo mucho más bajo que el mio. Ese fue un importante aliciente durante esta aventura: el hecho de ver en el horizonte otro corredor al que cazar, adelantar e ir a por el siguiente. La zona de la vía verde fue muy dura también y en avituallamiento del carril bici tuve que beber isotónica ya que llevaba la garganta seca, pero en el vaso era muy complicado no echarse todo encima. De nuevo el paso por donde estaba mi gente fue motivador; en la foto vemos a Marisol animándome:


Cuando entré en el estadio mi crono marcaba 44 minutos largos, por lo que sabía que me estaba moviendo en un ritmo cercano a 4´15´´ de media. 

La tercera vuelta: Gemma se me va

Pero al pasar por la pista de atletismo y recoger mi segunda pulserita el destino quiso que Gemma y yo coincidiéramos ya que ella acababa de llegar de hacer su transición de bici a carrera y justo me la encontré a la salida del estadio, donde yo volví a volcarme dos vasos de agua fría en la gorra. Me resultó imposible seguir el ritmo de esta crack; no es que fuera muy muy rápido pero mis piernas estaban encasquilladas y no era capaz de procurar cambios. Así que se me fue yendo poco a poco, poco a poco, y conforme se me fue alejando mi moral fue cayendo y cayendo al pensar que Gemma llevaba casi cuatro horas y medio de trabajo físico y yo apenas una hora y no era capaz de seguirle. Aún así, en la subida al puente pude disminuir algo la distancia entre ambos, que ya se movía en torno a 75 metros, pero en la bajada se me fue yendo de mi vista. El calor era tal que me llegué a sentir verdaderamente mal en la zona de la vía verde, y sólo otros dos vasos echados sobre mi cabeza me dieron algo de punch.


El nuevo paso por el estadio supuso algo positivo:me sentí bien al pensar que sólo me quedaba una vuelta, y de repente, inexplicablemente, las piernas se desatascaron y comenzaron a fluir. 

La cuarta y última vuelta: el despertar

No es que me encontrase genial, pero vislumbré una mejora y recuperé ritmo, así que la cuarta vuelta fue inesperadamente menos traumática de lo esperado. La zona del parque costó, costó el puente, pero sentía que podía con ello (menos mal que la montaña me ha dado esa capacidad). La bajada hasta la vía verde fue buena aunque iba algo cargado y los últimos dos kilómetros pasaron sin grandes sobresaltos; eso sí, en el último avituallamiento paré para volver a echarme agua, aunque sólo fueran unos segundos. En la zona de animación de mi gente no había ya nadie porque me estaban esperando en la llegada, y así hice mis últimos metros con la sensación de que había hecho mis deberes y de que había cumplido con el equipo.



Al parar me felicitó Juan, Marisol y Olga, el crono marcaba 01:31, sin duda un mal crono, pero como luego comprobé no lo fue tanto. Merche me dio un beso y comprobé que todo estaba en su sitio, sin lesiones ni molestias.

Pero como decía al principio, a veces ocurren cosas inesperadas, y ha sido tras terminar esta aventurilla cuando he obtenido un regusto dulce. Durante el domingo al comprobar que habíamos quedado cuartos de la prueba de relevos, sabiendo que finalmente Gemma hizo un crono similar al mío, y comprobando que no había estado tan mal, porque el mejor runner relevista, que había hecho el mejor crono de la media, se había marcado 01:27 largos, cuatro minutos menos que yo. Pero lo mejor vino el lunes, cuando pude comprobar la clasificación. Ya no estábamos cuartos, sino terceros. Habían descalificado a un montón de gente por el problema habido con el recorrido en bicicleta, entre ellos el primer equipo de relevos. Había adelantado a unos 24 corredores a lo largo de mi media maratón, eso sin contar a los que habría sobrepasado y no aparecían en la clasificación por haber sido descalificados, y nos habíamos quedado novenos de la general con un tiempo de 05:10, a tan sólo 25 minutos del primero Agustín Luján. Sin duda que si Manolo no se hubiera perdido podríamos haber quedado primeros por equipos ya que llegó sin lugar a dudas habría ganado al ciclista de este equipo y me habría dado al menos 16 minutos de ventaja sobre el corredor que hizo 01:27, quien sabe, quizá yo habría hecho mejor media sabiendo que de mi dependía el premio, pero eso son especulaciones, mi sino es no subir jamás a un podio, jejeje. 

















Por cierto, no llevé Garmin, pero tras medirlo en el Gooble Earth, comprobé como salen unos 21,5 kilómetros debido a que hay que sumarle la transición al recorrido de la media. Así, finalmente, no fue tan negativo, me ha servido de entrenamiento de calidad y sobre todo me ha servido para seguir aprendiendo en esto del arte de sufrir.

Gracias a los dos miembros de mi equipo por confiar en mi y decirles que ha sido un honor. Gracias al Pozo Norte por darme esta oportunidad.

PD: ánimos para Agustín Quintana que había preparado esta prueba y tuvo la mala suerte de que se le rompiera el sillín de su bicicleta y pasarlo francamente mal. 


2 comentarios :

  1. Javier, estupenda carrera de principio a fin, por lo menos a mi me lo parece, competir sobreponiéndose a las adversidades es lo principal que todo atleta ha de hacer y si luego hay resultados positivos, ya ¡ni te cuento!, lo dicho, ¡enhorabuena Javier!.

    Saludos, Emilio Díaz.

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    1. Sí, de esas carreras que no me apetecía nada correr y lo hice por los demás. Fueron unas condiciones duras y superarlo supongo que me habrá hecho más fuerte

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