RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 23 de junio de 2014

MARTES 17: UN MARTES CORRENDO SIN MERCEDES

El martes pasado no pudimos salir mi mujer y yo a correr juntos, pero sí lo hicimos por separado. Ella se tuvo que quedar con la niña, y decidió ir a la pista de atletismo con Inés, donde realizó interval. Yo me fui a hacer un circuito cortito, de unos 9500 metros, suavito, todavía recuperando del esfuerzo del domingo que me había dejado algo cargado, y al regresar por el Camino de Membrilla, cuando quedaban 4 kilómetros me encontré con Victoriano, un runner del Extenuación que es de alabar su dedicación a su edad, y justo cuando estaba charlando con él apareció Enrique Cidfuentes, otro extenuado y gran persona también, que regresaba de hacer una tirada larga. Me uní a él a pesar de que llevaba un ritmo aproximado de 4´20´´, y sólo me salvó la pendiente descendiente porque no estaba yo para esos trotes, nunca mejor dicho. A pesar de todo, este cambio de ritmo me hizo desperezarme y la cosa empeoró más cuando fuimos aumentando paulatinamente el ritmo de forma que acabamos despidiéndonos a unos metros de mi casa cuando ya rodábamos a 4´pelados y mondados. Los últimos 400 metros los hice suaves porque la carga muscular era ya considerable.


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