RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 28 de agosto de 2014

DOMINGO 24: EN LINARES ENTRE CHIMENEAS Y MINAS SALE UN BUEN TRAIL

El domingo lo pasamos en Linares ya que íbamos a recoger a la peque que había pasado la semana allí. Antes de comer me armé de valor y a pesar de estar un poco cansado de los 53 kilómetros del día anterior salí a correr a pesar de los 32 grados largos que había de temperatura. Cogí rumbo a la Ermita de la Virgen de Linarejos, donde me casé hace ya 2 años y medio, y desde ahí tomé la vía verde que me lleva a recorrer un bonito paisaje lleno de cerros, olivos, chimeneas y minas. El calor y la pesadez muscular no me impidieron ir disfrutando de la sesión, además no llevaba prisa, con lo que no tenía que forzar la máquina. Alcancé el camino que me aproximaba a la Urbanización La Cruz, y tomé un camino a la derecha con la idea de abrir ruta virgen, y pronto me sorprendí en un bosque lleno de senderos marcados, claramente dispuestos para rutas de montain bike. Tras unos varios minutos disfrutando de mi pequeño trail, aparecí en la parte de arriba de la citada urbanización, cogiendo un camino que me llevaba más al norte, pero no quería alargar mucho la tirada, por lo que cogí una senda negra que atravesaba la Mina de la Cruz y continué por sendas llenas de subidas y bajadas entre árboles, que sin duda forman parte de los circuitos de montain bike antes comentados. Alcancé otra mina abandonada y como estaba algo perdido tuve que orientarme viendo los carteles de rutas senderistas. Finalmente regresé hacia la urbanización, la cual rodeé y bajé paralelo a la Carretera de Guarromán, hasta alcanzar el camino senderista que lleva al Barrio de Arrayanes de Linares. En la parte final comencé a sentir sobrecarga en el Vasto Interno de mi pierna derecha, algo que no me gustó nada, ya que había sentido las mismas molestias, pero menos intensas, el día anterior. En el Paseo de Linarejos paré a beber agua y al arrancar la molestia se convirtió en dolor, y continué hasta casa de mis suegros, pero algo contrariado por haberse roto la racha de "correr sin molestias" que ya duraba ocho meses. Nada es eterno, nada dura para siempre y todo está en constante cambio, al menos en este universo que conocemos.

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