RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 22 de septiembre de 2014

MIÉRCOLES 17: SALIENDO A CORRER POR MOVER UN POCO LAS PIERNAS

El miércoles por la noche Merche y yo salimos a correr un rato, nunca mejor dicho lo de un rato. Se trataba de ir al parque a desestresarme y sobre todo a desentumecer las piernas que llevaban mal lo del tapering dichoso. Fuimos en la moto nueva de Mercedes y enseguida nos encontramos con Agustín Quintana, que estaba trotando suave. Nos pusimos con él y no iríamos a más de 6´el kilómetro, pero por momento me dio la sensación de que íbamos demasiado deprisa. Charlamos sobre la Madrid-Segovia, como no, y sobre nuestro tema favorito, el running. Merche iba a gusto a ese ritmo y yo parecía ser el único que deseaba parar, así que a la tercera vuelta, el tercer kilómetro, paré y dí por concluido el entreno. Mi cuerpo estaba en stand by a la espera de lo del sábado y no quería malgastar fuerza. Por eso dígo muchas veces que debo aprender a escucharlo. Estiramos un rato, hablamos con Julián y de ahí para casa. Fue un entreno "social".

Con este entreno había concluido mi última semana del plan para la Madrid-Segovia con 47 kilómetros, más o menos los planificados, y pese los altibajos me había dado por satisfecho con el trabajo realizado. Se puede decir que era relativamente optimista y por mi cabeza sólo pasaba el que el sábado todo saliera bien.


No hay comentarios :

Publicar un comentario