RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 16 de octubre de 2014

ESTO PUEDE ACABAR SIENDO UN DEJA VÚ TREMENDO

Valencia, 18 de noviembre de 2012, son casi las 12:30 del mediodía y me encuentro tumbado al lado de la marca kilométrica que nos dice que estamos en el 39 de la maratón. Siento que las piernas no me responden, están totalmente agarrotadas, contraídas y siento un tremendo dolor en los gemelos, creo que se van a rajar debido a la tensión. No puedo evitar gritar y por momentos quiero desaparecer de la faz de la tierra pero eso no es posible, tengo pasar ese mal momento...

Fueron más de tres horas de angustia, dolor, decepción y abatimiento, y cuando los problemas físicos desaparecieron nunca tuve dudas de que tras esa fallida maratón habría más maratones. De hecho, tan sólo tres semanas después, y con mucho miedo, me ponía en la línea de salida en la Maratón de Castellón, en lo que sería un premio y una segunda oportunidad inesperada. En esa ocasión el cuento terminó bien y de alguna forma pude curarme de aquella enfermedad contraída en la tierra de las fallas y del arroz.

Valdepeñas, 15 de octubre de 2014: aquí me hallo escribiendo..En un mes me encontraré de nuevo en aquel escenario. En esta ocasión ha sido Mercedes la que me ha convencido para regresar, aunque yo no lo haya tenido ni lo tengo aún muy claro. Para colmo hay una serie de circunstancias que invitan a un Deja vú: no lograba alojamiento en ningún sitio y por fin encontré acomodo en unos apartamentos para los cuatro. Cuando vi la zona comprobé que dormiremos en el mismo apartamento de aquella vez, y cuando digo el mismo, me refiero a la misma habitación. Por otra parte, no conforme con las NB RC1400 para correr una maratón, por lo ligeras que son, he decido volver a comprarme unas viejas NB 890V2, y me ha costado, pero finalmente he conseguido un par que viene de EEUU; son grises, igualitas que las de la Maratón de Roma, eso sí, no son las NB890V2 azules de aquella mi inacabada carrera. El resto ya es recochineo: estoy pensando en parar en el mismo restaurante en el que paramos en el camino, poner el mismo CD de música, y hacer muchas de las cosas que allí hicimos, porque a veces la vida te puede poner en las mismas circunstancias una segunda vez, y sólo tú puedes procurarte un final distinto. Eso sí, el recorrido ya no es el mismo, así que no podré decir adiós al punto kilométrico de aquella calle que me vio sufrir hace dos años.

No hay comentarios :

Publicar un comentario