RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 27 de diciembre de 2014

MARTES 23: GRADAS EN EL PARQUE

Otra noche más y de nuevo el Parque Cervantes. Que no cunda el desánimo, al menos no mucho. Mis molestias me obligan a replantearme cosas y no quiero hacerlo (en próximas entradas se puede leer cómo he resuelto este escollo). Allí, en el parque, me encontré con un grupo de corredores, entre ellos Juan Crespo, y algunos extenuados más, como José María Camacho. Pronto pude comprobar que el ritmo que llevaban no era el adecuado para lo que yo andaba buscando, y pronto también pude comenzar a sentir las dichosas molestias. En cualquier caso aguanté y cuando hube llevado cuatro vueltas, me salí del circuito e hice mis 10 series de gradas. Pese al problema haciendo gradas no sentí molestia alguna, lo que significa que los ejercicios que hice no trabajan la zona en cuestión. Volví descalentando a casa y aunque no quiera escribirlo, lo volví a hacer enfadado, contrariado.

9 kilómetros y el trabajo de fuerza incluido. 

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