RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 27 de diciembre de 2014

MIÉRCOLES 24: ES NAVIDAD PERO NO SE DEJA DE CORRER

Oficialmente de vacaciones, no sé si merecidas, para mi sí, desde luego. Nos fuimos a Linares después de comer y llegamos a eso de las 17:15, buena hora para que Mercedes y un servidor se cogieran el recorrido de la Estación Linares-Baeza y vuelta por la vía verde. Fui poco precavido al salir con camiseta pantalón corto, sin guantes, y pronto sentí agarrotados los brazos. La ida se hizo rápida, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta la pronunciada cuesta abajo. Merche metió caña y los isquios me permitieron seguirla sin que se quejaran apenas. Llegamos a la pedanía donde está la estación y desde ahí tocaba subir por caminos, justo donde comenzaba el entrenamiento del día. Merche apretó los dientes y se defendió en la zona de fuerte pendiente, justo antes de llegar a la vía verde. Desde esta vía hasta la casa de mis suegros median 6,5 kilómetros de constante subida, pero no muy exigente, y fue en ese tramo donde Mercedes tiró de ritmo y yo tirité literalmente de frío, porque ya oscurería y el sol se nos había despedido hasta más ver. Terminamos la sesión con bastante satisfacción, tras 1 hora y 22 minutos y 14 kilómetros recorridos.


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