RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 25 de enero de 2015

JUEVES 22: ENTRE COL Y COL UNA LECHUGA

Nuevos tiempos, nueva técnica de carrera, nuevas ilusiones, ..., nuevas lesiones. El jueves no tocó una sesión cualquiera, fue el día de aquel entrenamiento en el que uno se pregunta que hemos hecho mal....y no encontramos explicación.

Tocaba salir juntos mi mujer y yo, y hacía frío, así que con la fe que últimamente nos caracteriza en las gélidas noches manchegas, nos calzamos las zapatillas y salimos a patalear los caminos. Mercedes se había calzado sus antiguas Adidas Supernova y recuerdo que este hecho me contrarió un poco porque pensé que esas zapas ya estaban amortizadas. El caso es que salimos hacia el norte, camino de la vega, con la idea de comenzar a hacer fartlek adaptado a los ritmos de ella, y en el fondo quedaría un entreno regenerativo para mi. Buenas sensaciones por mi parte, pero ella iba helada. A partir del 20´comenzamos con los cambios y no le sientan muy bien, pero es que este tipo de entrenos agobia bastante a mi partener. Avanzamos y giramos por un camino a la derecha, antes de llegar a la Vega del Peral, y toca cambiar, de forma que el cambio de ritmo un auténtico suplicio para ella. Cruzamos la Carretera de La Solana y cogemos ya de vuelta el Camino del Peral, ahora la pendiente no es favorable y ese cambio de ritmo va mejor, el siguiente tampoco es malo y alcanzamos el carril bici donde pica un poco, y de nuevo le toca sufrir. Volvemos a cruzar la carretera para acometer los dos últimos kilómetros cogiendo el último tramo de camino y me dice que lleva la pierna derecha totalmente dormida desde el tobillo hasta la rodilla; va totalmente molesta y en la cuesta lo pasa muy mal, de tal guisa que hasta se para, se agobia un montón y decido suspender el cambio de ritmo y que vayamos suavecito hasta casa descalentando. Y eso hacemos pero algo no funciona, no hace más que quejarse. Ya en casa me dice que siente un calambre eléctrico en la zona del talón que no le permite ni andar y yo estoy desconcertado porque en mi registro de lesiones esta no tiene cabida. Pasan las horas, amanece el viernes, y todo sigue igual: con zapatillas de andar en casa no puede ni andar, pero si va con tacones las molestias cesan. Es un dolor eléctrico e intuyo que se trata de un nervio pillado, descartando fascitis plantar. El sábado más de lo mismo, con la diferencia de que intentó salir a correr y lo consiguió, pero sólo con 27 minutos y bastantes latigazos. Sin embargo ha estado realizando algunos ejercicios que hemos visto en una página relativa a esta hipotética lesión y hoy domingo ha salido a correr por la mañana y por la tarde, completando dos mini entrenos, el segundo mejor que el primero, pero ambos con mejores sensaciones que las del día pasado. Está, por tanto, en cuarentena.

Regresando al entreno del jueves, 10500 metros que para mi fue una salida para relajar y para ella fue un desaguisado.


2 comentarios :

  1. La verdad es que yo tampoco la tengo registrada en mi disco duro de lesiones, pero como siempre el reposo quizá le venga bien.. el esfuerzo de Santa Pola a lo mejor le ha pasado factura. Que no sea nada

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, a mi me personalmente me tiene preocupado, precisamente porque no es de tipo muscular ni me parece muy común.

      Eliminar