RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 28 de mayo de 2015

MIÉRCOLES 20: MI CABEZA ANDA DESORDENADA AL IGUAL QUE MI ENTRENO

"El camino no siempre es recto y agradable y aún así avanzamos a través de él"

Se me están pasando por la cabeza ideas negativas. Es como si tocase pasar un tiempo de desmotivación y no quiero. Si los tres-cuatro primeros meses del año fueron muy buenos, este mayo me está trayendo desgana y vista nublada a la hora de ver frente a mi los objetivos marcados. Además, la lesión de Mercedes no ayuda, más al contrario, resta y mucho. El caso es que no sé que es primero si la cabeza y luego el cuerpo o el cuerpo y después la cabeza, el caso es que mis piernas están en estos días cansadas, quizá por la falta de proactividad. Y en esta guisa los entrenos salen como salen: poca planificación y la que hay muchas veces no se cumple. El miércoles tenía sobre el papel interval, e interval hice, pero ¡vaya interval!. Acabe corriendo con cambios de ritmo que iban "desde aquí hasta áquel árbol que se ve a lo lejos", "desde ahí hasta aquel cruce de caminos", etc. Y no va ser de esas sesiones que se queden en mi memoria, desde luego. El circuito de la Vega, como yo bauticé no fue en esta ocasión muy amable conmigo y aunque terminé el entreno sin molestias, es cierto que también lo hice sin buenas sensaciones. Trece kilómetros que eso sí, venían a sumar en una semana que me iba a ir de nuevo cercano a los 90 kilómetros.

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