RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 3 de junio de 2015

LA CRÓNICA DE LA CXM DE ALPANDEIRE 2015 (MÁLAGA)


El viaje de ida: solterillos maduros y felices

Muy emocionante ir de solteros mi mujer y yo nuevamente a una carrera (habíamos dejado a los niños en casa de mis suegros y eso es siempre motivo de relajación y de sentir de forma especial nuestra intimidad. Nos llevó más de tres horas el viaje desde Linares hasta Júzcar, el pueblo pitufo, pero como era por ocio no se nos hizo muy pesado. Pasamos por Ronda y de ahí por carreteras sinuosas hasta el pueblo referido, que desde 2011 luce un azul cuiroso en todas sus casas y edificaciones debido a que fue elegido por Sony como lugar de promoción de la pelicula de animación Los Pitufos. Eso les ha traido mucho turismo y han decidido explotar esta ventaja, de forma que siguen pintando del mismo color todo y aprovechando todo el merchandising que gira en torno de esa temática.


En cuanto al lugar donde íbamos a estar, muy acogedor y recomendable: Hotel el Bandolero. Para muestra de todo lo comentado un buen botón:










Tras una estupenda y copiosa comida y una siesta reponedora, cogimos el coche y fuimos a recoger el dorsal a Alpendeire, no antes sin parar en una zona muy bonita donde discurría el Rio Genal:




Recogida del dorsal en Alpandeire y cena en Ronda

Aprovechamos bien la tarde, porque llegamos a eso de las 18 horas a Alpandeire, bonito pueblo de la serranía, este sí, pintado de blanco encalado. Tuvimos que hacer algo de tiempo ya que hasta las 19 horas no comenzaban a dar los dorsales y la bolsa del corredor:


Amenazaba lluvia pero no llegó la sangre al río




Eso sí, el calor obligaba a cobijarse bajo una higuera






Bonitas vistas de la serranía




Uno de los cruces de calles por los que probablemente luego subiríamos corriendo.





Merche en la zona donde al día siguiente tomaríamos la salida.



Y Merche pidiéndole a Fray Leopoldo (oriundo de Alpandeire y levmotif del trail) que la cadera le dejase correr. Por cierto, como curiosidad, este fraile fue beatificado en 2010 y tiene una interesante historia tras de sí http://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_de_Alpandeire. ¿le curaría momentáneamente la lesión a mi Mercedes?.




Tras recoger la bolsa y el dorsal nos fuimos a Ronda, a 17 kilómetros de Alpandeire y quedamos gratamente sorprendidos por lo bonita que luce esta ciudad malagueña. Impresionante el "tajo" que corta la ciudad en dos. 


Posando en la calle típica andaluza


Y esto tras un estupendo helado..




 
Como decía, tremendo el tajo del terreno que desde luego no se ve en la foto... 






Nos topamos con una romería en forma de procesión... 





 Estuvimos en la famosa plaza de toros




Disfrutamos de su bonita plaza 




 Y sobre todo disfrutamos de una estupenda cena con unas grandiosas vistas





Y al día siguiente tocaba disfrutar de la carrera




A las 8 de la mañana ya estábamos desayunando y fue salir a la calle para comprobar que a pesar de ser bien temprano ya hacía bastante calor. Llegamos a Alpandeire y pronto palpamos el estupendo ambiente de trail. Nosotros a lo nuestro, a nuestra foto posando con el dorsal. 

 



Nos sorprendió un poco comprobar como este trail tenía algo de entrañable, de familiar. Había arco de meta, pero la salida se hacía sin cruzar arco alguno. Nos apelotonamos los de la carrera larga (los de la carrera corta saldrían 10 minutos más tarde) y uno de los organizadores dio la cuenta atrás y comenzamos a correr. Pronto nos sorprendieron unas pronunciadas cuestas abajo y en menos de minuto y medio ya estábamos fuera de la población dirección a la sierra.




 
Al principio pistas, luego sendas y en seguida terreno técnico, pero por parajes llenos de vegetación y bien bonitos. Traté de que Merche no andase apenas en las primeras cuestas, pero se hizo difícil, en cualquier caso se le veía bien y la cadera no le molestaba. Fuimos discurriendo en constantes cuestas arriba y cuestas abajo, por zonas pedregosas, le iba dando de beber isotónica cada 15 minutos y sin más nos topamos con Alpandeire en el kilómetro 7






He aquí a Manu y Gero, un par de corredores de Marchena con los que mantuvimos conversación y risas durante la carrera, y luego después alguna que otra cerveza.




Y aquí a Juanlu y Edu, dos corredores de Alcalá de Guadaira con los que también compartimos algún que otro kilómetro con buena conversación y con los que después también pudimos charlar distendidamente




¡Buena gente los cuatro, sin lugar a duda!


Tras un par de minutos discurriendo por la población, con bastante casi todo el mundo en las calles dándonos su apoyo, nos vimos nuevamente en pleno campo, en esta ocasión ante una tremenda cuesta que nos iba llevar a subir casi 500 metros de altura de golpe. Al principio por camino ancho, luego más estrecho, después senda, trailera y por momentos ni eso, pero todo muy bonito. Tras dos kilómetros de ascensión, nos veíamos en fila de uno, andando y andando, oyendo la respiración jadeante de los esforzados corredores. Merche iba bien, sin molestias, pero cansada por lo exigente del momento. Costó llegar a lo más alto, parecía que no coronábamos nunca, y llegamos a una zona muy pedregosa, típica de alta montaña, donde había que sortear obstáculos para avanzar, y esto hasta que comenzamos por fin a bajar:



















Habíamos llegado al kilómetro 12 y Merche se encontraba bien. Además habíamos conseguido dejar atrás a una competidora que se había quedado en la parte final de las cuestas y no queríamos perder mucho tiempo, por lo que el avituallamiento que había al lado de la carretera fue de corta parada, no más de 30 segundos. La siguiente bajada fue bastante dura, con bastante pendiente y muy pedregosa, además muy larga. Allí Merche se dobló un tobillo y perdimos algo de tiempo, no porque parásemos, sino porque lo técnico de la zona nos obligaba a no ir tan rápido como muchos de nuestros competidores. La siguiente parte la recuerdo como una de las más bonitas de la carrera con un barranco pronunciado a la izquierda y sendas frondosas de vegetación. En esta parte Merche acusó algo en cansancio pero la cadera no le molestaba, así que no había excusa que poner. Pude ver a 150 metros la silueta de una corredora de mallas negras, así que sabía que no nos podíamos relajar.  Como anécdota tuvo recelo a la hora de pisar barro que había en un arroyo por no querer manchar sus preciosas zapatillas. ¡Merche, estás en un trail!.


Volvimos a coger buen ritmo y la zona dejó de ser tan técnica yendo por pistas  y senderos más anchos, pero también muy pintorescos. Los kilómetros habían ido quedando atrás y estábamos ya en el 17. Fue entonces cuando coincidiendo con Manu y Edu, logramos alcanzar a una pareja (él llevaba a ella de forma similar a la que íbamos Merche y yo). La chica parecía bastante cansada así que le dije a Merche que habría que dejarla atrás. Mientras tanto, la perseguidora que había ido a la zaga desde hacía varios kilómetros nos había alcanzado y por ello fuimos en grupo de 7 justo cuando tomábamos unas cuestas muy empinadas y duras que nos hacían andar bastante. Merche,  en esta parte del recorrido lo pasó francamente mal y mi afán era recuperarla.

Alcanzamos un avituallamiento y la refresqué todo lo que pude pero no dejé que se parase mucho. La de la malla negra había echado adelante, pero la otra chica que iba con el otro chaval se quedó parada a la sombra de un árbol, ¡una competidora menos!.

Cuando comenzamos a llanear de nuevo volvimos a coger ritmo y Merche volvió a recuperarse; también supongo que ayudaría las sales y los aminoácidos que le dí. El caso es que adelantamos a la de la malla negra y comenzamos la cuenta atrás. Volvimos a coincidir por enésima vez con Juanlu y Edu y con Manu y Jero, que por lo general se sorprendían cada vez que nos cruzábamos con ellos, del aguante de mi Merche. Lo que no sabíamos es que lo mejor estaba por llegar... Pasamos por un valle precioso en el que tuvimos que atravesar hasta en cuatro o cinco ocasiones el río que bajaba rápido, entrando por hasta una cueva y teniendo que trepar con la ayuda de un palo en una zona increíble en la que Mercedes me sorprendió escalando como una jabata. El hecho de que llevásemos pegados a las barbas nuevamente a la chica de las mallas negras hacía que mi mujer no se relajase. Pero entonces empezamos a subir, y pronto nos expusimos nuevamente al sol. Esto fue lo más duro de toda la carrera, adelantando algún que otro corredor que iba incluso desorientado. Merche lo pasó bastante mal en este tramo, llegando incluso a marearse y la isotónica no le bastó para evitar su sufrimiento. Eso sí, nuestra competidora se había quedado rezagada y con ella también algún que otro corredor con los que habíamos hecho la goma.  Por suerte llegamos a lo alto y al girar vimos el pueblo a no más de 700 metros. El resto fue muy emocionante, entramos en la población sufriendo lo empinado de algunas de sus calles, y Merche iba tan justa de fuerzas que le costaba correr, pero ¡estábamos llegando a meta!. Entramos en meta en 3 horas y 25 minutos, Mercedes ¡quinta de su categoría!, a tan sólo 12 minutos de la tercera, pero eso no era lo importante, lo más importante había sido el poder vivir una aventura tan plena y sin grandes molestias de su lesión; un excelente entrenamiento para su maratón. Tuvo la oportunidad de ser entrevistada y el speaker se quedó a cuadros cuando mi mujer le dijo que veníamos de Ciudad Real (pensaría que estábamos locos, pero no lo estamos).

Aquí pego la clasificación de mujeres. Desgraciadamente no están todas las que llegaron ya que la organización tenía como tiempo de corte las 4 horas (poco tiempo creo yo para una prueba tan dura). Por cierto, ojo a los tiempos de las dos primeras, ¡auténticas cracks!




Ni la manguera, ni las piscinas de agua fría habilitadas, ni las cervezas, ni tan siquiera las porciones de sandía nos refrescaron lo suficiente porque los 30 grados que caían sobre nosotros habían sido un duro enemigo, tanto o más que la propia dificultad de la carrera.

Estuvimos charlando con gente hasta que fuimos a cambiarnos al coche y para terminar disfrutamos de un excelente plato de macarrones con atún que sin duda se hizo esperar pero que mereció la espera.

Resumiendo: carrera muy recomendable, para pasar un estupendo día por zonas preciosas. Por 15 euros tienes toda una poblacion volcada en sacar adelante un evento muy divertido y acogedor. Yo de vosotros lo apuntaba en vuestra agenda.

2 comentarios :

  1. Bonita carrera, me alegro de que la disfrutarais y que Merche siga en el empeño, un abrazo.

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    1. ¡¡Gracias Miguel!!. Hay seguimos, no está siendo fácil, pero sabes que eso suele ocurrir

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