"Más abajo de ahí no hay nada, ya no has de preocuparte..., sólo cabe subir"
Una de las ideas que rondan mi cabeza últimamente es que sin en Helsinki nos encontrásemos con los teóricos 15 grados de media que se esperarían a mediados de agosto, el hecho de entrenar en pleno junio, julio y parte de agosto, aquí, en plena Mancha y con el calor que está haciendo, en teoría nos tiene que hacer más fuertes, ¿no?. El miércoles no rebosaba de ganas por salir; además había establecido esta semana como de transición, sin tener que hacer gran cosa..., un pequeño punto de inflexión; sin embargo salí a correr, como siempre. Pretendía hacer el circuito de los Cerros de la Aguzadera no sin antes subir por el camino empinado a lo alto del Angel, y eso hice. El calor no era insoportable pero yo no es que fuese muy suelto. Necesité más de 35 minutos para encontrar sensaciones algo más positivas, justo cuando ya regresaba por el camino asfaltado de Membrilla. Sumé casi 11 kilómetros que se sumaban a los algo más de 12 del día anterior, 23 kilómetros en los que se podía decir que había cumplido.
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