RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 27 de julio de 2015

DOMINGO 19: ¿QUÉ POR QUÉ CORRO?. NO ME PREGUNTES ESO HOY QUE NO TE CONTESTO


Resultado de imagen de cruzando el desierto corriendo

El sábado fue para olvidar, al menos para mi. A Mercedes se le había dado mejor, había hecho algo más de 11 kilómetros y sin molestias, con el único inconveniente del calor. Pero la jornada dominical era importante para ella, ya que estaba entrando en el periodo de tapering, días que también hay que cuidar, aunque baje la carga. No madrugamos excesivamente lo cual nos llevó a tener que correr ya con "Lorenzo" bien presente en el cielo azul. Así cogí la mochila, agua, sales, barritas y nos fuimos por la Carretera de San Carlos para luego coger el camino que sube en la Finca La Gatera, y justo fue allí donde mi mujer creía morirse, en pleno desierto, en clara pendiente y con un calor de justicia. Los siguientes kilómetros los pasó francamente mal, y no sabía si refunfuñar y quejarse, o si parar a descansar, cualquiera de las dos cosas no eran buenas opciones, porque una buena maratoniana se ajusta los machos y tira para adelante (o al menos eso le dije para ensuflarle ánimos). Regresamos por la Carretera de San Carlos ya con el recorrido hecho en su primera mitad y mi mujer se recuperó un poco. Pasamos por las Aguas y paré para llenar las botellitas que servirían para que el agua le refrescase y tuve que apretar para pillarle. Los últimos kilómetros no se hicieron tan duros y finalmente pudimos completar una más que suficiente sufrida tirada de algo más de 15,5 kilómetros que serviría a Mercedes para iniciar su primera semana de tapering con buenos pasos. En cuanto a mi, un entreno de transición, un entreno más.


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