RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 30 de julio de 2015

DOMINGO 26: LA ÚLTIMA TIRADA LARGA DE MERCEDES ANTES DE HELSINKI

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Ya en pleno tapering Mercedes tenía que realizar una tirada lo suficientemente larga como para que sus piernas no olvidasen lo que es correr más de hora y media. Los deberes están ya hechos para encarar con ánimo su primera maratón el 15 de agosto, pero un tapering es un tapering, no se trata de descansar totalmente sino de disminuir gradualmente la carga. Así que sin haber corrido el sábado (no así yo que me había crujido 39 kilómetros), nos fuimos el domingo por la mañana ya cuando el calor se dejaba notar. Superadas mil molestias en cien partes de su cuerpo, esperábamos tener una sesión tranquila, pero eso es difícil con Merche, ¡siempre suele ocurrir algo!. En esta ocasión fueron unas tremendas naúseas fruto de un desajuste hormonal. Rebobino un poco y paso a explicar la fuente del problema: mi mujer pierde mucho hierro en sus menstruaciones por lo que en esos días suele encontrarse floja. Resulta que echando cuentas nos habíamos dado cuenta que Helsinki iba a coincidir con casi toda probabilidad con sus días de regla lo cual le preocupaba bastante, así que había consultado con el especialista y la solución al mini problema había sido la decisión de tomar durante todo el mes de pastillas anticonceptivas que harían que controlase el primer día de menstruación. Y eso hizo, comenzando el viernes. Pero claro, si este tipo de pastillas tiene una larga lista de efectos secundarios para el 10% de las mujeres que las toman, teniendo en cuenta que mi mujer cumple siempre lo dicho en el manual sobre "cómo sufrir mil efectos adversos cuando preparas una maratón", pues eso...., que le tocó tener el cuarto mal, el de las naúseas. A pesar del calor, de sus ganas de vomitar y de su falta de ganas motivada por su bajada de kilómetros, el entreno se fue desarrollando a buen ritmo por el Camino de Membrilla, dirección a la gasolinera Shell. Una vez llegados allí nos refrescamos bien y recargué las botellitas. Mercedes se encontraba muy regular, pidiendo a gritos llegar a casa, pero esto también sirve para aprender a sufrir, así que hizo de tripas corazón y salimos por la vía de servicio para acometer los últimos 8,5 kilómetros. Afortunadamente el viento nos daba en casa y su malestar también fue remitiendo con lo que la vuelta no se hizo tan cuesta arriba. Finalmente 17,5 kilómetros, a ritmo moderado, pero suficiente para empezar su antepenúltima semana.

Saludos

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