RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 29 de noviembre de 2015

BALANCE DE ESTA SEMANA. NO HA SIDO UNA SEMANA MÁS

Toca reflexionar sobre lo que ha supuesto esta semana para Mercedes y para mi. Si hablamos de ella podríamos hablar de catastrófica y preocupante ya que después de un plan bastante majo y ya en pleno tapering tiene un problema serio a tan sólo 7 días de la maratón: se le ha instalado en su rodilla derecha un problema de cintilla que no le deja correr. El dolor le sube hasta la zona del glúteo. Por ello en estos días no ha hecho apenas nada: tras la buena media maratón de Miguelturra del domingo, salió a correr 8 kilómetros suaves el lunes, y tras esa sesión no había sentido nada raro; estábamos contentos porque con poquito más la penúltima semana quedaría resuelta; sin embargo el martes pasado le vino de repente el problema, sin esperarlo, y todo mientras íbamos haciendo 10 kilómetros a ritmo moderado. El viernes, tras descansar miércoles y jueves, trató de correr un poco y lo pasó muy mal haciendo 4 accidentados kilómetros. La semana la terminaba con 44 kilómetros que indican que no ha estado parada, pero lo malo es que en estos días no sabemos qué hacer para sortear el problema: o bien no corre nada y se dedica a estirar o bien corretea, estira y hace ejercicios (lo primero le restará confianza pero aumentará la probabilidad de que la cosa no vaya a mayores y lo segundo puede hacer que coja confianza y que mejore o todo lo contrario). El caso es que como buena maratoniana, que es en lo que se ha convertido, no duda ni un ápice de que estará en línea de salida el próximo domingo, y casi que tampoco duda de que la terminará, como dice ella: "aunque sea arrastrándome".

En cuanto a mi, tampoco ha sido una semana cualquiera. La defino como la semana en la que me he dado cuenta de que no puedo seguir tranquilo en este statu quo, tengo que rebelarme y no temer por sentir el dolor. Fruto de esto he tratado de meter más intensidad y aunque no hecho una gran cantidad de kilómetros: 70,5, al menos han habido tres sesiones en las que he tratado de escapar de esta situación que trato de dejar atrás.

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