RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 23 de noviembre de 2015

SÁBADO 14: ALGO MÁS DE 16 BONITOS KILÓMETROS EN LAS VIRTUDES

El sábado comenzó para Mercedes con esa sensación de tener los deberes hechos que tanto me gusta cuando se aproxima otra maratón. Para ella es prácticamente un sentimiento nuevo, porque está a punto de acometer su segundo gran reto, pero sé que siente lo mismo que sentía yo: lo duro ya está pasado ahora toca entrenar sin tanta presión y esperar a que llegue el día D. Hemos cogido por costumbre correr el sábado por la tarde, en lugar de hacerlo por la mañana; está clara la razón: el solecito calienta pero no lo suficiente como para sudar y da gusto aprovechar así las tardes en esta época del año. Como nos había gustado tanto la aventura de la gran tirada Bazán-Virtudes, repetimos escenario así que dibujé un circuito de unos 19 kilómetros. La salida tendrí lugar en el Restaurante "El Puente", En la foto se puede ver cómo hacen publicidad de la famosa Plaza de Toros Cuadrada de Las Virtudes. En el aparcamiento de dicho local dejamos el coche a eso de las 15:50, aún con la comida deambulando por nuestros sistemas digestivos. Tenía que ir hacia Las Virtudes, pero en esta ocasión por un camino que subía, en algunos tramos con bastante pendiente. De hecho, los primeros kilómetros fueron bastante duros para mi mujer porque le molestaba la zona del sóleo, sin duda por la sobrecarga de kilómetros de la semana anterior.



En el kilómetro 3,5 llegábamos a la intersección donde cruza la bonita pista denominada "Ruta de Carlos V", y continuamos de frente, siguiendo la ruta marcada por mi GPS. Nos adentramos en una senda muy bonita, repleta de monte bajo y picando hacia arriba tanto que Merche comenzó a pasarlo peor que mal, porque sus molestias no le dejaban correr, así que comenzó a andar y a correr a ratos. Tuvimos que llegar al 5 para que la pendiente nos permitiera coger nuevamente ritmo, hasta que llegamos a la zona del incendio que arrasó una considerable extensión de arboleda el pasado mes de agosto. El paisaje se torno a dantesco, una verdadera pena. Seguimos la senda hasta que conseguimos salir del área afectada, siguiendo siempre la ruta, y fuimos por una especie de cañada muy técnica. A esas alturas Merche ya iba disfrutando, porque sus molestias habían remitido. Llegamos al camino donde el sábado pasado me había dado cuenta de que me había dejado las gafas de sol en la fuente de Las Virtudes, a unos 600 metros de la misma y en seguida subimos por el carreterín que lleva desde este precioso paraje a la Carretera de Castellar de Santiago. A unos 500 metros cogimos el camino que salía a la izquierda, y pronto me dí cuenta de que entrábamos en fincas privadas, pero la puerta estaba abierta así que cruzamos sin más. La casualidad hizo que medio kilómetro más adelante pasásemos por una casa donde había gente sentada afuera. Pronto descubrimos que se trataba de unos vecinos conocidos. Nos dijeron que de casualidad nos habíamos encontrado la puerta abierta, pero que si seguiamos por esa ruta hallaríamos las vallas cerradas, y más en época de caza. Decidimos seguir con la idea de darnos la vuelta cuando encontrásemos cerrado el paso. El camino era precioso, casi virgen, sin agricultura visible, siguiendo nuestra ruta, y fueron pasando los metros y los minutos sin que nos encontrásemos valla alguna que nos impidiera el paso. En el 10 pasamos por una puerta que indicaba que se trataba de un coto privado, pero la misma estaba también abierta, así que parecía que habíamos tenido suerte. Avanzamos disfrutando el paisaje, con pendiente negativa en muchos kilómetros y a buen ritmo, hasta que llegamos a un cruce donde me despisté y no tiré para donde tenía que tirar: a Las Virtudes, donde tenía previsto que nos refrescásemos. Seguimos adelante y caí en la cuenta de que el recorrido de 19 kilómetros se nos iba a quedar en unos 16 y pico, pero no importaba, la tirada estaba saliendo bastante bien. El resto fue sin incidencias: continuamos por el camino hasta el cruce donde volvíamos a estar en la ruta del GPS y de ahí a la carretera, un último kilómetros y llegábamos al coche. Algo más de 16 kilómetros y medio hechos en 1 hora y 52 minutos. No había sido un gran ritmo pero sí una tirada muy muy bonita.



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