RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 10 de diciembre de 2015

JUEVES 3: QUERÍA CONTINUAR UNA BUENA SEMANA

Llevaba una semana bastante maja en cuanto a intensidad, con altibajos en mis molestias pero con el denominador común de haber impreso buenos ritmos, así que el jueves decidí que fuera otra sesión dura, así que elegí el circuito de los pinos, de unos 13,1 kilómetros que consiste en ir por la Carretera de San Carlos del Valle hasta coger el Camino de las Casa de Santa María y vuelta por el Camino de Don Bernardo. Las sensaciones no eran malas al comienzo, algo que siempre mido muy mucho últimamente, porque en función de como de suelta hallo la cintura estimo cómo se dará el entreno. En cualquier caso comencé algo lento con la idea de calentar. Una vez que dejé la carretera comencé con mis intervalos, en esta ocasión de 200 zancadas rápidas y 200 lentas, pero con poca diferencia de ritmos. Comencé a sentirme cómodo y los cambios no costaban en exceso, así que simple y llanamente me sentí feliz por poder medio disfrutar un entreno más sin grandes problemas. El regreso por el Camino Don Bernardo es duro al principio con dos repechones terribles, pero luego tiende hacia abajo y prácticamente es favorable en pendiente hasta llegar a casa, así que esta fase fue la más rápida y la de mejores sensaciones. Piqué en 1 hora y 3 minutos, pero si deduzco el tiempo de calentamiento, que fue de unos 20 minutos, el ritmo medio haciendo cambios fue bastante bueno.


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