RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 2 de febrero de 2016

LUNES 1: FEBRERO COMIENZA CON SOBRECARGAS Y MUCHA ESPERANZA

Los lunes suelen ser haciagos para mi; no es suficiente el hecho de subir la cuesta que supone comenzar la dura semana, ya que además suele ser el día en el que meto un entreno de calidad e intensidad, es decir, el día más duro, sin tener en cuenta el de la tirada larga de los sábados. Ayer no fue una excepción y tocó interval en una variante nueva, fruto de mi cocina autodidacta: 2´fuertes a ritmo de media maratón más o menos, 1´fuerte a ritmo de 1000 y 2´suaves, pero no mucho, más o menos a 5´15´´. De esta forma tras calentar yendo por el Camino de Membrilla me puse a repartir cambios de ritmo a diestro y siniestro sabedor de que la cintura estaba respondiendo, creyente de que estoy superando la mayor crisis física desde que comencé a correr en esta nueva etapa vital. El primer cambio, tras no más de 8´ de calentamiento lo capeé bien, pero pronto descubrí que el cambio del minuto fuerte iba a ser duro, por venir ya de un cambio exigente anterior. Aún así fui consumiendo metros y minutos sin mayores problemas, consciente en todo momento de que estaba saliendo otro buen entreno, de esos que ya comienzo a añadir al canasto últimamente (ya era hora). La zona peor fue la del camino con terreno más irregular, que ahí un poco más y me dejo la cadera, pero la pubalgia no gritó esta vez, íba bien, algo falto de piernas, pero eso no se debe a ninguna lesión, sino a mi falta de capacidad. En la vía de servicio de la A4 fue más sencillo "dejarse la piel" y a fe que costo hacer ese minuto fuerte justo cuando estaba en la cuesta que hay a 3,5 kilómetros del pueblo, pero bien sabía que después de este escollo todo estaba ya rodado. Lo mejor, según el guión esperado, fue la bajada por el camino asfaltado que me lleva desde la falda del Cerro del Ángel al pueblo, y que resulta que se llama Avenida del 8 de Septiembre, entiendo que en honor a nuestra patrona. Llegué a casa algo extenuado, que era de lo que se trataba, habiendo hecho un sustitutivo casi perfecto de una sesión exigente de series: 50 minutos de cambios constantes que me salieron a un ritmo medio final de 4´25´´ el kilómetros, lo cual considero que está bastante bien viniendo de mi mi y de donde parto. Distancia realizada en interval 11,30 kilómetros, tiempo empleado 50´02´´, distancia total incluido calentamiento 12,60 kilómetros. Ya en casa seguí empleando bien el tiempo disponible y estuve realizando una tanda variada de ejercicios de abdominales, lumbares, adductores, otros músculos de la zona central, como glúteos, y por supuesto también estiramientos y algo de "rulo" ese elemento que ayuda a sustituir a las frías manos del fisioterapeuta; por cierto, en ese momento me dí cuenta de cuan cargadas tenía las cintillas, porque era la zona que más me molestaba al rozarme con el aparato.

Un estornudo ya cuando estaba frío, me hizo darme cuenta que aún no estoy bien del todo, ya que en el consecuente espasmo muscular sentí un pinchazo que me bajaba desde el pubis hacia los adductores, no muy fuerte, no  tan molesto como en otras ocasiones en las que sólo con estar parado ya sentía dolor en la zona, pero digo yo que estornudar no debería doler, ¿cierto?.

¿Estamos en la onda?, sinceramente no lo sé. Lo primero que habría que preguntarse es hacía qué onda voy, cuál son mis objetivos, eso si los tengo, porque lo único que me sigue preocupando actualmente es: por un lado recuperarme totalmente y por otro disfrutar como disfrutaba antes cuando entrenar era un placer y tan sólo daba pereza de allá para cuando. Supongo que una cosa puede llevar a la otra y conseguidas ambas metas ya podría pensar en correr lo que sea: medias, maratones o trails, o todo junto. En la Media Maratón de Valdepeñas volveré a acompañar a Mercedes, un placer por otra parte; escurriré el bulto nuevamente, en una proporción de un 30% debido a mi cobardía, 30% debido a no hallarme bien, 20% por falta de motivación y el resto por querer ayudar a mi mujer a batir su marca en la distancia; a esto último no le doy mucho peso porque creo que lo conseguiría  también sin mi, pero si lo consigue conmigo su objetivo alcanzado habrá sido como si fuese reto logrado por mi. Mercedes ha sido y sigue siendo mi consuelo en horas tan grises.






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