RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 15 de febrero de 2016

MARTES 9: EL INTERVAL CON EL QUE TERMINÉ CHORREANDO

Me sentía bastante mal por no haber salido a correr el lunes, y esto fue así por un problema familiar que surgió a última hora de la tarde de ese día. Por tanto tuve que postponer el entreno de calidad al martes. Merche no se encontraba bien así que quedó exenta de salir conmigo y sin pensármelo mucho más salí a correr sólo. Lloviznaba pero el viento había amainado bastante, así que tras un breve calentamiento comencé a hacer el clásico cambio de ritmo, que tendré que patentar, consistente en 600 zancadas rápidas y 200 más suaves (el hecho de medir zancadas me agobia menos que medir ritmos o tiempos), total, lo que importa es que se realice trabajo anaeróbico. En esta guisa la ida por el Carril del Yeso fue bastante rápida, y nada desagradable porque llevaba el viento de culo. Pero cuando en el kilómetro 5 y pico viré a la izquierda y sentí de frente el viento y la lluvia (que había comenzado a caer con más fuerza). Tocaba remar contracorriente y encima haciendo interval, así que los 6 kilómetros restantes fueron bastante duros para mis piernas, que no para mi cintura, afortunadamente.

Ya en casa me encontré bastante cargado y este entreno me iban a generar molestias que ha continuado prácticamente hasta el viernes.


No hay comentarios :

Publicar un comentario