RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 30 de abril de 2016

VIERNES 29: MUCHOS MESES DESPUÉS CONSIGO CORRER 8 DÍAS SEGUIDOS

Decía hace unos días Rafa Nadal, el cual viene pasando por un calvario desde hace ya muchos meses, que de un tiempo a esta parte las sensaciones eran buenas y que estaba disfrutando, pero que los resultados no estaban llegando. Ahora que ha vuelto a ganar en Montecarlo y el Godo la música suena de otra forma, se siente la harmonía. La vida son altibajos que suceden constantemente y de eso bien sabemos los mortales, incluido el bueno de Rafa. Pues bien, si hiciéramos una gráfica en el que en el eje de las X fueran los años y el eje Y fuera mi valoración de ese año atendiendo a diversos factores tales como salud, trabajo, amor, suerte, estado de ánimo, etc, tendríamos lo siguiente:











Sí, estoy en horas bajas, ¡le estoy dando un 3 a este 2016!, y es que las circunstancias laborales y familiares me están ahogando y el running no es ni tan siquiera en estos momentos una válvula de escape, sino más bien lo contrario: un montón de leña más que echar al fuego. 

Sin embargo mi empecinamiento me lleva a seguir tratando de sacar adelante mis entrenos, con mucha fe y poco convencimiento. De hecho esta semana la he conseguido cerrar con un pleno de entrenos cuando han habido días en los que no tenía tiempo para nada y donde el estrés y los problemas se han ido acumulado, hasta el borde de explotar, de forma que entrenar ha sido casi una odisea. Ayer, el día había sido horrible por un problema laboral del que no puedo ni nombrar en este blog; tenía gran parte de la tarde libre tras llegar a casa a eso de las 19:30 y decidí salir a corretear un poco, pero muy suavito. Fui al Parque Cervantes y allí me encontré con Javier Araque y con José María Camacho y me puse a dar unas vueltas con ellos. Al primero se le ve bien otra vez (seguro que hoy en el 10.000 de Manzanares se sale) y con el segundo, tras pararse Javier tras la primera vuelta, estuve charlando un poco de como estaba resultando el año, y no pude ser optimista. No dio para mucho la sesión, para tres vueltas unos pocos estiramientos y a casa descalentando. Aunque fue escaso el esfuerzo, fue suficiente para sentirme bien: con los deberes bien hechos. En las inmediaciones de casa vi a Merche y a Inés que venían de la piscina cubierta, y esa estampa viéndolas ir a nuestro hogar en un viernes por la tarde fue sin duda lo mejor de la semana, así que aproveché que la niña iba vestida con ropa deportiva y nos fuimos correteando los dos hasta casa (unos 400 metros). Merche y yo estábamos tan cansados de toda la semana que optamos por no salir, metí una pizza y a cenar; fue durante la cena cuando surgió otro problema familiar importante (los hijos son una hipoteca) que tampoco puede trascender en esta entrada. Tras el disgusto vino un rato de sofá y de ahí a la cama, pero no pude ni reflexionar, estaba tan cansado que no podía ni preocuparme. Se había terminado un ciclo semanal que había sido una auténtica pesadilla en todos los sentidos y donde lo único bueno había sido que había conseguido correr todos y cada uno de los días, hasta acumular 83 kilómetros, y que las sensaciones habían ido mejorando conforme había ido recorriendo esa distancia.



viernes, 29 de abril de 2016

JUEVES 28: HABÍA QUE REPETIR ENTRENO A LA HORA DE COMER

Había que conseguir doblegar a la comodidad. Me volví a echar la bolsa de deporte, volví a comer en muy pocos minutos delante de mi ordenador y aunque ya tenía en mi haber 67 kilómetros acumulados, había que volver a salir. Me lo tomé en esta ocasión con más calma y desde las primeras zancadas sentí que iba menos cargado de lo que últimamente acostumbro. También hacia menos calor que el miércoles, así que al final no fue EL LEÓN TAN FIERO COMO LO PINTAN. Incluso podría decirse que llegué a disfrutar por momentos en algún instante. Me salieron unos 10,5 kilómetros bastante lineales, eso sí, pero muy satisfecho tras sentir que al menos en esta semana mi volunta había doblegado a mis miedos, mis comodidades y mi falta de tiempo.

MIÉRCOLES 27: ENTRENAR SIN TIEMPO CON EL AFAN DE NO PERDONARTE LA SESIÓN

Llegaba lo duro de la semana, el miércoles y el jueves, dos días con curso, sin tiempo material para poder correr por la tarde-noche, y practicamente tampoco por la mañana, por lo que si uno quiere entrenar lo tiene que hacer a la hora de comer, con lo que no se come, o se come antes. Eso hice el miércoles, mal comer delante del ordenador mientras no dejaba de trabajar y salir a correr con un considerable calor a eso de las 14:10 horas. Falta de ganas y dolores musculares, esos fueron los primeros síntomas. Y costó, costó bastante correr unos para mi importantes 10 kilómetros. Las piernas fueron entrando en calor y conforme fue ocurriendo esto me fui encontrando mejor, sin embargo en la última parte del entreno no me gustó nada la carga que sentí en la cintura (me dí el alta de la pubalgia pero no me la dio ningún médico, ya se me entiende). Cuando llegué a la bodega me sentí aliviado, como sintiendo haber ganado una pequeña batalla a mi parte más cómoda. Mi voluntad de correr hasta llegar al menos a los 80 kilómetros había vencido la dificultad de correr a horas tan intempestivas y en momentos tan bajos de mi vida. La ducha me sentó muy bien, y aunque el resto de la jornada fue agotadora, desde ese momento me sentí con los deberes hechos. Eso sí, tras mi viaje desde Campo de Criptana a casa, llegando a las 22:30 me tuve que poner a hacer la cena para Merche y para mi (ella estaba en clase de pilates) y me costó el no subir al dormitorio y acostarme sin cenar, porque no me tenía en pie.




MARTES 26: ENTRENO CON MERCEDES Y MOVIDOS POR OTRO RETO (TRAIL RUNNING ONIL)

El martes no tocaba impartir curso, así que tras salir del trabajo me fui solo por los caminos cercanos del norte, para llegar a la falda del Cerro del Angel y regresar por la vía de servicio hacia el Parque Cervantes. Allí habíamos quedado Mercedes y yo, así que, con 6,3 kilómetros ya recorridos aun ritmo que traté que fuera alegre y se quedó en conato de alegría, alcancé el "pulmón de Valdepeñas" y a la vista de que mujer no estaba allí, o al menos no se le veía, dí una vuelta al recinto. Al terminar la misma comprobé que Merche estaba hablando con Julián, un extenuado (del Extenuación Valdepeñas), así que tras charlar un par de minutos los tres, continuamos el entreno. Ella había descansado el lunes, conforme a lo previsto y en mente teníamos realizar una sesión intensa de interval. Yo no estaba muy "allá" como ocurre últimamente y ni siquiera me apetecía hacer cambios de ritmos aunque fuesen a intensidad reducida, pero lo hice, por mi mujer y por mi: cambios de unos 400 metros exigentes para ella, con trescientos metros suavitos y otros 300 a ritmo medio para volver a empezar con el cambio fuerte; así durante 6 vueltas, 6 kilómetros. Ella respondió bien, y por mi parte no me encontré mal del todo, algo que me sorprendió. Tras terminar con esto nos fuimos a casa descalentando. A ella le salieron 9 kilómetros bien empleados, que se suman al buen entreno del domingo. A mi me salieron casi 15 kilómetros que puedo dar por buenos.

Hay que decir que en la mentes de ambos giraba un pensamiento: "hay que ponerse las pilas ya que tenemos otro trail a un mes vista", y esto es porque nos acabábamos de inscribir al Trail Running Onil, en Onil, Alicante, el 29 de mayo, una población en una zona montañosa cercana a Villena. En esta ocasión se tratará de 25 kilómetros con 1300 metros de desnivel positivo, que son muchos para ella, creo que su récord, por lo que se entiende el porque de estar motivada


martes, 26 de abril de 2016

LUNES 25: DECIDIDO A MEJORAR

El entreno suave, pero largo, del lunes me dejó algo cargado, y quizá la falta de kilómetros me pasó factura, y es que no pasar de 70 (con semanas de tan sólo 55) creo que se nota en mi cuerpo, acostumbrado a un mayor volumen. El caso es que ayer lunes había dispuesto todo para hacer un entreno en progresión de 13 kilómetros. Tras el calentamiento iría haciendo 5´15´´ en los cuatro primeros, 5´00´´ en los cuatro siguientes y terminar con un último tramo a 4´45´´. Pero me dí cuenta, nada más echar a correr, que no iba a ser mi día. Con menos molestias ostensibles, que las sufridas en la semana anterior, pero con un malestar y pesadez muscular generalizado me noté falto de ritmo y sin la capacidad suficiente para realizar un entreno intenso, pero aún así, como era lo que tocaba lo intenté. El calentamiento fue breve, no más de 7 minutos, y desde ahí puse el Garmin en marcha. El primer kilómetro en 5´20´´, más o menos en lo previsto, el segundo más rápido, pero costándome bastante avanzar, el tercero ya en 5´pelados, y comoquiera que no deberían ser para mi ritmos muy muy exigentes no andaba muy satisfecho ya que iba costándome más de la cuenta. El cuarto, quinto y sexto por debajo de 5´, pero tan sólo unos segundos y ya de regreso por la vía de servicio apenas puedo aumentar el ritmo, porque es como si no diera para más. Las pulsaciones no deben ir altas pero da igual, eso no es el problema. Llego a la cuesta donde casi echo el resto, y marco un 4´57´´, en un kilómetro duro, pero lo peor es que me quedo bastante tocado, marco otro 4´54´´ y bastante cargado decido parar el Garmin y realizar los últimos dos kilómetros y medio más suaves. Recapitulando: calentamiento más 9,8 kilómetros a una media general de 4´59´´, y un descalentamiento largo. Objetivo que no considero cumplido porque me debería haber costado infinitamente menos marcar esos ritmos y para colmo no fui capaz de completar 12 kilómetros a ritmo.

Pero no hay que darle más vueltas: sigo decidido a mejorar. Me he propuesto alcanzar los 80-85 kilómetros esta semana a ver cómo responde el cuerpo.


lunes, 25 de abril de 2016

DOMINGO 24: TODO ESTÁ RELACIONADO

A veces tengo la extraña sensación de que TODO está relacionado; ¿y si nuestras mentes fueran tan torpes como para no atar cabos?, ¿si fuésemos partícipes de un juego universal en el que hasta los detalles más nimios han sido ya escritos antes?. Lo más seguro es que mi imaginación me esté engañando pero cuando tengo esta idea en mi cabeza es como si sintiese que alguién me está observando. Cojo los conceptos "casualidad" y "destino" y trato con ellos de contestar pequeños misterios: ¿no fue casualidad el haber conocido a mi mujer?, ¿fue el destino el que puso ahí la peli de Torrente aquel domingo por la noche y que fue la razón por la que ambos nos conectamos a internet?, ni a ella ni a mi nos gustaba este personaje y por ello fuimos derechos a ese chat, esa concreta sala virtual totalmente desconocida para nosotros, uff, y lo de regresar al mundo del running... ¿por qué volví a correr si yo ya no quería volver?, ¿por qué ahora no puedo dejar de dar zancadas si durante años ni se me pasó por la imaginación?, ¿qué desencadenó que mi mujer corra ahora conmigo cuando ella siempre odió el deporte?, Hoy ella corre maratones por un encuentro casual hace 15 años.


...Habría que preguntarle a Cervantes qué se le estaba pasando por la cabeza cuando comenzó a escribir sobre ese papel en blanco aquella famosa frase: "En un lugar de La Mancha...". Algún que otro investigador sostiene la creencia de que se encontraba liberado al sentir que su vida estaba ya en su última etapa, y que por ello su pluma fluyó  sin la presión que suponen los condicionamientos sociales del tipo qué pensarán, el éxito, el dinero o el poder. Simplemente se sintió libre para escribir, disfrutando en el proceso y sin saber, probablemente, que lo que estaba creando permanecería entre nosotros PARA SIEMPRE. Regresaba el pasado jueves por la noche de Campo de Criptana (de curso que imparto al lado de los famosos molinos del Quijote) y venía escuchando todo esto; y hoy mientras escribo esta entrada tengo la sensación de que son pocos los lectores que se asoman por aquí, con la paz y la libertad que ello conlleva y la cálida soledad que ese hecho supone. 

Todo debe estar relacionado: ...Cervantes con sus sueños convertidos en palabras, palabras que vienen a mi 400 años después para arrancarme estos pensamientos y este fluir de aporreos sobre las teclas de mi ordenador; ¿y sí él también se sintió solo?, quizá la soledad mientras escribimos es una sencilla interconexión de sentimientos entre ambos, que une nuestros destinos, que El Quijote y este humilde blog son eslabones engarzados en un todo, junto con trillones de eslabones, de manera que todos estamos encadenados: el Ingenioso Hidalgo y su espíritu soñador con los sueños que asaltan nuestras cabezas, sueños que conforman el patrimonio onírico creado con cada una de las minúsculas y anónimas parcelas de soñadores sin nombre (ficticios o reales). Si la imaginación de Cervantes no hubiera escapado de su cárcel, La Mancha sería hoy más gris y esas palas eólicas de la Sierra del Peral no serían hoy extraños gigantes que abatir.

Por ello toca contar cómo Mercedes y yo salimos a correr ese domingo soleado de abril, esa salida que fue como un sueño, una pequeña conquista... ilusionados vamos corriendo para acometer tal empresa; que es vital por la necesidad de ser vivida. Suave, sin prisa, con la libertad al pensar que no hay nada que enseñar, que hemos corrido más de lo que nunca hubiésemos imaginado; nos acercamos, vamos hacia ellos, disfrutando en el previo a la batalla en esa magnífica mañana dominical. Cuesta ascender los 200 metros de desnivel para así vencerles y finalmente nos hallamos los dos allá arriba, y al mirar desde lo alto hacia al pueblo, mientras que las aspas rugen, me siento orgulloso de que Mercedes haya vuelto a subir conmigo, que volvamos a perseguir nuevos sueños, ¡nos esperan los 73 kilómetros del Rocío!. Y entonces pienso en Cervantes, le veo escribiendo a la luz de una vela mientras sonríe para sus adentros al descubrir sus propias ocurrencias, quizá él no imagina que su obra se convertirá en un perfecto generador de sueños. Regreso al mundo real, miro a mi mujer y le hago un gesto indicándole que toca bajar. Disfrutamos del solecito y de la amable pendiente que hace que las piernas vayan solas, también de la senda que nos regresa al Peral por la falda del cerro, que se ve verde y llena de los colores que brindan las flores silvestres; aumentamos el ritmo cuando alcanzamos el camino y nos sentimos bien hasta que finaliza nuestra pequeña aventura tras llegar a casa habiendo recorrido 21 kilómetros estupendos. 

...Trato de imaginar que no entré en aquel chat, que Cervantes no existió y por tanto nadie vivió las aventuras del Quijote y sus gigantes; dibujo en mi mente un mundo sin casualidades o quizá destinos escritos y me veo en él inmerso en otra vida de un soleado y paralelo domingo: esa mañana no salgo a conquistar la Sierra del Peral con una mujer que no existe, no siento esos estupendos dolores que son el chivato del esfuerzo, ni tampoco el placer y la emoción de verme enfrascado en nuevos retos; es un universo totalmente distinto al real que vivo; así que ¡mejor dejar de ver!, que por suerte, casualidad o destinos, todo así ha sucedido ...aunque quizá todo esté relacionado.






SÁBADO 23: COMIENZA OTRA SEMANA Y LO HACE SIN TIRADA LARGA

Los sábados son adecuados para comenzar con brío la semana, pero no ha sido éste el caso. Teníamos boda de una compañera de trabajo en Alcázar de San Juan por lo que contaba con poco tiempo para entrenar. Para colmo fui incapaz de madrugar mucho debido al gran peso en forma de cansancio que se concentraba en mi debido a la dura semana. A las 9 de la mañana me calcé las zapas y me fui a dar una vuelta más bien corta, sólo dio para 9 kilómetros insulsos que hice a ritmo suave. Dígamos que sólo sirvieron para cubrir el expediente. Luego vino la boda y la comilona, lo ideal para ponerse en forma.


IV COREEVO DOÑANA TRAIL MARATHON

Hallar la motivación con todo el peso que arrastro en estos meses es difícil, pero he de decir que mi mujer y yo hemos acertado al fijarnos este nuevo reto: "correr juntos la IV Coreevo Doñana Trail Marathon", una prueba de 73 kilómetros que discurre por parte del Parque Nacional de Doñana, tomando la salida en Sevilla para acabar en Almonte, en el Rocío. Si para Mercedes el desafío es mayúsculo para mi no deja de ser un acicate y también un reto que alcanzar. No he podido olvidar lo mal que lo pasé en la última Madrid-Segovia y se trata de un montón de kilómetros que requieren de una preparación suficiente para poder disfrutar el evento. A esto se une la responsabilidad de poder acompañar a mi mujer y no morir en el intento.

Pero para esto aún queda, porque es en noviembre. Inscritos ya estamos y tenemos hasta reservado el hotel, así que ya no nos echaremos atrás. Por lo pronto, la ganas por entrenar han surgido con una tirada bastante buena que hicimos juntos ayer.

Esta es la página del evento: http://www.donanatrailmarathon.com/






VIERNES 22: CERRANDO OTRA SEMANA CON UN POCO DE SATISFACCIÓN

Tras un jueves en el que decidí perdonarme otra sesión atropellada al mediodía como la del miércoles, es decir, que descansé, me ví el viernes con la tarde libre desde las 19:30 horas. No tenía excusa, y además también contaba con la oportunidad de cerrar por fin una semana con una cantidad de kilómetros digna, que no adecuada para lo que quiero, 70. Para ello, aprovechando el solecito, me calcé las zapas y me fui por la Carretera de San Carlos del Valle al Paraje de las Aguas; de ahí fui al Peral para regresar a casa. Como había decidido no medirme el tiempo no pude saber a cuánto fui en la segunda parte de la sesión. He de decir que muscularmente me encontré mejor y que pude meter un poco de ritmo, hasta el punto de terminar contento con el entreno. Fueron 14 kilómetros bien empleados, algo que no viene ocurriendo con frecuencia últimamente.

Y así fue como me pude ir a dormir con la confortante sensación de que había conseguido hacer mis deberes en otra semana dura.

MIÉRCOLES 20: ADAPTÁNDOME A ESTE RITMO DE VIDA

El miércoles pasado, ¡otra vez curso!. Eso significaba correr otra vez a la hora de la comida. Cambié mi ruta ya que acabé cogiendo un camino que me llevó a las cercanías de la pista de atletismo donde corren mis compañeros de Membrilla. Si no lo hubiera visto en la wikiloc previamente nunca habría jurado que aquella vía me llevaría hasta allí. Después giré un camino asfaltado y lleno de árboles que me regresaba a Manzanares. Ni que decir que volvió a ser un mal entreno, ¡y cuántos iban ya seguidos!. Pero por la pura inercia de continuar y continuar, ando decidido a superar este nuevo bache,  y por lo que parece "de baches va la cosa". Si no fuera porque este blog es mi diario ya haría tiempo que habría desistido de seguir publicando noticias tan poco positivas, pero no nos engañemos, la vida es una secuencia de diapositivas, algunas en negro y blanco, otras en grises, otras en colores difuminados y de vez encuando algunas en colores intensos.

Fue otro día en el que me encontré mal muscularmente, ni tan siquiera cuando hube calentado encontré las sensaciones. Esto condicionó la sesión ya que no pude aumentar apenas el ritmo.




miércoles, 20 de abril de 2016

SEMANAS ACIAGAS, SEMANAS OLVIDADAS

Tras el trail de Cuevas de Cabrera y las buenas sensaciones que me quedaron en las piernas el lunes se añadió a la lista de problemas uno más... Si el inicio del año comenzó con la continuación de la pubalgia, si traté de ponerme en forma y la gripe me tuvo casi un mes renqueante, ahora se ha unido a la fiesta un inconveniente que en sí mismo no lo es: el lunes 4 comenzaba a impartir un curso en Campo de Criptana que me tendrá tres días a la semana ocupado en las tardes noches, tras salir de mi trabajo en Manzanares. Como los días sólo tienen 24 horas el hecho de sacar huecos para salir a correr se convierte ahora en puro "encaje de bolillos", y esto durará hasta mediados de septiembre, así que habrá que ponerse las pilas. Para colmo, en sendos martes he tenido graves reveses familiares que me impidieron correr a su vez; lo dicho, 2016 no está saliendo como habría querido, pero en mi descargo puedo decir que de alguna forma no he dejado de correr aunque el volumen de kilómetros está siendo exiguo. ¡Bueno!, puedo decir que en lo que va de año ya he competido en una maratón y en una media maratón de montaña, y puedo decir que de lesiones y molestias no estoy mal.

En cualquier caso, el dilema en mi cabeza fue: si me falta tanto tiempo quizá lo mejor sea dejar de correr, al menos de forma tan constante y relajarme y salir a correr un par de veces por semana, o apretar los dientes y tratar de aguantar el ritmo de vida que me autoimpuesto. Ha ganado esta última alternativa aunque me está costando y mucho.

Por ello la semana del 2 al 8 fue bastante infrutifera, y si no asomaos y ver:
  1. Sábado 2: preámbulo del Trail Cueva de Cabrera, descanso obligado.
  2. Domingo 3: Trail Cueva de Cabrera. Más o menos satisfecho y 23 kilómetros bien empleados que se quedaban en mi haber.
  3. Lunes 4: comienzo del curso en Campo de Criptana. Imposible salir a correr.
  4. Martes 5: día de descanso en el curso, ideal para salir de mi trabajo habitual y correr a eso de las 20 horas, pero se murió un familiar y la tarde noche, y parte de la madrugada en Madrid.
  5. Miércoles 6: había que desquitarse; día de curso y o bien corría por la mañana bien temprano o bien a la hora de comer en Manzanares. Hice ésto último, y me salieron 10 kilómetros con cambios de ritmo. Por el camino me encontré a Narciso del C. A Membrilla. Se ve que no soy el único loco que corre a la hora de comer. Sensaciones regulares, me hallaba cargado aún del esfuerzo del domingo.
  6. Jueves 7: descansé.
  7. Viernes 8: hice 10 kilómetros en Valdepeñas y me encontré bastante cansado.
  8. Sábado 9: 12 kilómetros con Merche suavitos
  9. Domingo 10: otros 12 kilómetros suaves de nuevo con mi mujer.
  10. Lunes 11: apreté los dientes y siendo nuevamente día de curso repetí la jugada: salir a la hora de la comida. Me salió un circuito de 12 kilómetros muy majos, marcado por el viento y por mi falta de forma. Traté de apretar y en parte lo conseguí pero quedé en evidencia ante mi mismo; se me nota la falta de kilómetrosentreno duro en Manzanares
  11. Martes 12: y yo que estaba cogiendo la onda, resultó que tuve nuevamente un problema familiar y toda la tarde noche en el hospital
  12. Miércoles 13: entreno complicado en Manzanares a la hora de comer. Me sentía hecho polvo y no pude con más de 10 kilómetros
  13. Jueves 14: descanso, me dejé los pantalones en casa y no pude correr a la hora de la comida.
  14. Viernes 15: pelillos a la mar con 15 kilómetros solitarios. Me encontré algo mejor que en los días de atrás. Parece que el cuerpo se va a adaptando a este ritmo de vida.
  15. Sábado 16: 18 kilómetros a ritmo moderado, que ya es un éxito. No quise medir a cuánto iba, pero resultó un entreno relativamente positivo.
  16. Domingo 17: otros 11 kilómetros que sumé, pero me hallaba muy cargado de la parte de atrás de mi pierna derecha. Me costó calentar.
  17. Lunes 18: descansé porque me dejé las zapas en casa y tocaba correr a la hora de comer. Sin zapatillas no hay carreras.
  18. Martes 19: ayer hice una especie de doblaje extraño. En una primera parte corrí lo que yo quería que fueran 6 kilómetros a buen ritmo, pero de nuevo me hallaba muy cargado y me costó entró en calor. Además también estaba sin fuerzas. Un pequeño desastre. Cuando llegué a casa mi mujer me estaba esperando para salir con ella, e hicimos 11 kilómetros a ritmo suave para mi, ritmo moderado para ella. Conseguí soltar un poco y al menos puedo decir que la sesión fue larga. Sumé 17 kilómetros.
Como se puede ver, pocos kilómetros y poca variedad. En está última semana (desde el sábado 16) estoy tratando de llevar a cabo propósito de enmienda y si consigo cerrar miércoles, jueves y viernes sin dejar de correr habrá avanzado.

 Por tanto, tal y como reza el título de esta entrada, tocan días aciagos, sin mucho chiste, días que estoy seguro que voy a olvidar. Quiero transitar hacia mejores lugares, así que habrá que seguir esperando.

martes, 19 de abril de 2016

NACHO DE ¡AUPA NACHO! NACHO AUPADO EN LOS CIELOS ¡2:39 EN LA MARATÓN DE HAMBURGO!

Si conozco un corredor popular por el que sienta una completa admiración por cómo se prepara y por su constancia y dedicación ese es Nacho. Además no sólo es concienzudo, porque a esa cualidad se le ha de sumar unas piernas y un corazón de categoría y lo que para mi es muy importante: ¡es un tío genial y buena persona!. De esto último damos fe Merche y yo, cuando en febrero tuvimos la oportunidad de conocerle cuando se acercó a Valdepeñas a disputar la media de mi pueblo.

Te esperaba la Maratón de Hamburgo y mira, ahí la cazaste: ¡Cuánto me alegro Nacho!, ¡lo has conseguido, 02:39!. Siento no haberte seguido en tu blog estos días, pero llevo un mes para olvidar, aunque no tenga excusas; así que utilizo este blog para dedicarte NUESTRA MÁS SINCERA ENHORABUENA Y TE RENDIMOS PLEITESÍA.


¡Un abrazo!

domingo, 10 de abril de 2016

CRÓNICA DEL TRAIL CUEVA CABRERA MEMORIAL VICTOR ARAQUE

Bonita mañana la que nos hizo el domingo 3 de abril en La Guardia, Jaén. Habíamos viajado a Linares el sábado por la tarde noche, cenamos y poco más, decidimos descansar para lo que se aventuraba al día siguiente. Yo no me encontraba muy motivado, quizá debido a que no consigo arrancar en esto de mis entrenos, pero en cualquier caso no me podía retractarme y  partimos de Linares a eso de las 8 de la mañana y llegamos pronto a este pueblecito de Sierra Mágina que dista tan sólo unos 55 kilómetros del pueblo de mi mujer.

Llegamos a la zona de meta y tal y como esperaba no había se veía mucho movimiento. A tener en cuenta que era una prueba con 200 inscritos y por ello era lógico que una hora antes del evento aún no se notase mucho ambiente. En el lugar donde aparcamos el coche, a tan sólo 50 metros de la zona de salida, tuvimos la oportunidad de hacernos una foto:


 

Y como suele ocurrir en infinidad de veces, vas a un sitio relativamente lejos de casa y allí te encuentras con un paisano. En esta ocasión se trató de Alfonso Pinés, un corredor del Extenuación Valdepeñas, que tuve la oportunidad de hablar de él en una vieja entrada de este blog en la que me centraba en aquellos valdepeñeros que a lo largo de la historia habían conseguido bajar de las 3 horas en la maratón. En este caso Alfonso lo consiguió en 2009 en la Maratón de Madrid. 





Competíamos Merche y yo en la categoría Veterano A de 36 a 45 años, y en esta categoría caía el 70% de los corredores, y es que en montaña por lo general se ven pocos seniors, y la gente de más de 50 no se suele jugar masivamente, pero no era más que un entreno, una prueba para mi y mi cintura, una prueba para ver qué puedo ir haciendo en este 2016.

Sin muchos nervios por mi parte y con la indecisión hasta última hora de si correr con Mercedes (algo insegura por el hecho de que nos iba a ver tramos muy duros y técnicos) o si por el contrario batirme el cobre, a última hora decidí divorciarme de mi querida esposa aunque sólo fuera para correr la prueba. 

Eché cálculos y medí fuerzas: 21 kilómetros, 800 de desvinel positivo pero con zonas donde no íbamos a poder correr por lo accidentado del terreno. Pensé que si en Cabeza la Vaca tres semanas antes, había hecho algo más de una maratón en 4 horas 15 minutos y +1500 (eso sí con gripe, incluyendo parada  técnica para curarme el pie y  sumando hundimiento final), siendo esta una prueba más técnica podría acercarme a las 2 horas (el año pasado el primero había hecho 1 hora 43 minutos.

Mis cálculos no fueron muy desacertados, como luego se vio, pero no esperaba que este trail tan recogidito tuviera el nivel de dificultad que finalmente tuvo. He aquí una zona técnica de la subida:


Salieron los senderistas un rato antes para hacer un circuito de 10 kilómetros, y nos tocó a nosotros. Me despedí de Merche que se puso unos metros más atrás y de esta forma salimos los aproximadamente 150 corredores:


Damos las primeras zancadas y ya desde el comienzo tenemos fuertes pendientes dando una vuelta por el pueblo y su castillo. No voy mal de piernas, el comienzo no es desalentador pero decido no apretar. El primer kilómetro cae en 4´43´´, no está mal teniendo en cuenta la dureza, el segundo es el que nos ve abandonar la población para ir a cruzar la Autovía 92 por caminos llenos de olivos, mucho más rápido que el anterior, y ni que decir el tercero, en 3´57´´. Voy administrando, no voy suelto pero si muy bien de pulsaciones (bien sé que mi mal actual es muscular y no cardiovascular). 

Pasados los 3 primeros kilómetros toca subir y tenemos ante nosotros una buena pendiente, eso hace que tenga que luchar mentalmente para no echar a andar en algún tramo y finalmente lo consigo, no dejo de correr. Y en seguida toca bajar otro poco, 5´04´´ , el quinto sigue los mismos derroteros, corriendo en la tierra de mi mujer, corriendo entre olivos. Adelanto a un runner del C.Atletimo Membrilla, cuya cara no me suena de nada y le hago un comentario en el sentido de "aquí están los manchegos". El sexto es más rápido, en parte porque la altimetría es más favorable. El séptimo tiene muchas cuestas y se nota en el parcial, y el octavo acaba siendo el último corrible antes de que toque subir, subir y subir desde los 500 metros de altimetría hasta los algo más de 1000 metros.

Voy bastante cómodo, he avituallado fruta y me ha sentado bien, y comienzan las fuertes pendientes, nos adentramos en terreno más pedregoso. y en estas he de comentar que desde el comienzo no dejado de adelantar a un montón de gente, no sé, calculo que a más de quince. En algún tramo toca andar, en otros trotar y se unen a la fiesta los senderistas de la prueba que vamos cazando. Veo que el dorsal se me desprende por la humedad y tengo que parar para tratar de anclar los imperdibles, minuto y medio ahí bregando que sirve para que me pasen tres o cuatro corredores, que aunque van andando como tú también vas igual se hace casi imposible recuperar la distancia ¡siempre me pasa igual!. El paisaje se torna verdaderamente bonito y se puede decir que voy disfrutando pese a la exigencia. Ya en el 12 podemos volver a correr un poco más y transcurren dos kilómetros  bastante bonitos entre bosques, donde si bien no se puede ir muy rápido al menos ya no se va tan lento como en la zona más técnica. Es por esta zona donde me alcanza el corredor de Membrilla al que había alcanzado unos kilómetros antes, así como otros dos corredores más. Llegamos a un ermita bastante grande y toca ir por una pista llana, les sigo de cerca, y me encuentro bien pero ellos van mejor y todo se complica cuando toca tirarse por un largo, larguísimo corta fuego de fuerte pendiente donde o bajas a todo lo que dan las piernas arriesgando escurrirte, caerte o doblarte una articulación, o bien bajas andando. Opté por lo segundo y puedo decir que fueron unos minutos interminables, dolorosos para mis cuadriceps y muy desagradables, aunque el paraje fuese precioso. Sin haber ido a mal ritmo, los de delante, más jovencitos consiguen escaparse un poco más, aunque cuando la pista por la que vamos nos lleva por una zona llana de ligeros toboganes, yo vuelvo a coger ritmo adelanto a un corredor y logro acercarme a ellos. De repente veo una gran cuesta donde toca volver a andar y mis piernas se resienten, vuelvo a perder el ritmo; a pesar de haber en lo alto un avituallamiento, ya no lograré cazar a los que poco a poco fueron desapareciendo de mi vista. Entramos en una senda muy bonita, pero técnica, aún así consigo un 4´35´´ en el 17 y un 5´50´´ en el 18, más técnica aún, y de repente cuando uno va disfrutando a tope, veo a un voluntario indicando que hay que subir campo a través por una ladera de fuerte pendiente. Me fallan las piernas y me escurro resbalando dos metros abajo; esos segundos perdidos dan para que el que me persigue me adelante. Me incorporo logro pasar el obstáculo y le sigo mientras ando, agarrándome bien las piernas con las manos, hasta que llegamos a lo alto y corremos por un laud muy inclinado que me va dejando los pies hechos una piltrafa; para colmo una de las zapatillas se me desata y tengo que decidir si parar a atármela o seguir al corredor de delante; en estas veo ya el pueblo allá abajo a no más de 1 kilómetro y medio. Me paro y ma la ato, veinte segundo no más, y cuando miro al frente compruebo que ya me saca por lo menos 200 metros, ¡demasiados para conforme me encuentro!. Bajamos por una senda preciosa hasta alcanzar una pista entre olivos que nos lleva al pueblo. Miro atrás y veo un corredor de verde con el que he ido haciendo la goma durante prácticamente el inicio, creía que iba por delante mía, pero no, no es así, por tanto tengo que apretar los dientes porque viene fuerte. La cosa cambia cuando entramos al asfalto y tenemos unos 300 metros con pendiente negativa. Aprieto, veo al de delante a 100 metros y al detrás a la misma distancia, pienso que deben quedar más de un kilómetro y que faltan cuestas por acometer y quiero reservarme. De repente la calle se pone igual que un muro, con una pendiente de más del 25%, y debe quedar un mundo, pienso que tengo que andar, pero se queda en pensamiento, sigo luchando hasta que veo el arco verde de llegada ahí a 150 metros, ¡ya está hecho!, no van a ser 21 kilómetros, sino bastante menos. 2 horas y 4 minutos, ¡no está mal teniendo en cuenta la dureza de la carrera!.

Cruzo la meta, cansado por último esfuerzo, pero bastante entero. Al pararme y en los minutos siguientes compruebo como me embarga una sensación agradable: siento las piernas cargadas pero no me duele nada, me siento bien; descalentaría si no fuera porque siento un dolor punzante en la almohadilla del pie izquierdo, una ampolla, pero como digo me encuentro bien. No he notado molestias reseñables en la cintura ni tan siquiera cuando tuve que bajar a todo lo que me daban las piernas por aquella pendiente terrible.

Ahora toca esperar a que llegue Mercedes. Diez minutos después alcanza meta Alfonso Pinés, y unos segundos más tarde la primera mujer. Van llegando corredores a cuenta gotas, van llegando las primeras féminas, no muchas, y el minutero del crono sigue avanzando. Decido ir andando hacia las afueras del pueblo para esperar a mi mujer y allí me siento, en la larga recta cuesta abajo; 2 horas 35´´, 2 horas 40´´ y comienzo a impacientarme, ¿le habrá pasado algo bajando?, ¿habrán aguantado sus rodillas?, pero no, allá a lo lejos la veo aparecer en compañía de otro corredor, va de charleta. Cuando pasa a mi lado me pregunta que tal y le digo bromeando: "me he quedado segundo", pero enseguida le digo que no, que eso hubiera sido imposible. Quiero correr con ellos y hacer la cuesta hasta meta acompañándolos pero la ampolla me lo impide, asi que voy tranquilamente andando.

Todo ha salido bien, ella ha llegado la décima de las chicas y con un poco de suerte subirá al podium, pero con categorías de 10 años de rango es complicado.Después viene lo mejor: en el polideportivo habilitan mesas, bebida gratis, comida caliente y gratis (panceta, cinta de cerdo, chorizos) y todo mientras esperamos la paella, que cuando la probamos nos sorprende gratamente. Estamos sentados Merche, Alfonso, su mujer, su hijo y yo, disfrutando de una buena conversación y en definitiva aprovechando lo que perdura en todas estas aventuras, "lo que viene después de correr".







Sacan los listados y veo lo siguiente: el 34º clasificado, no es un gran puesto, pero hay que tener en cuenta que había buenos corredores de la capital jienense. La rabia me llega cuando me doy cuenta que me he quedado 4º en mi categoría a algo más de 2 minutos del tercero, seguro que era uno de los corredores que me echo adelante y que no pude o no supe seguir. Llego a la conclusión de que me han encuadrado en la categoría de 46-55 y es así porque la fecha establecida para cumplir los 46 es el 31 de diciembre, y no la de tu cumpleaños.




Merche ha hecho 2´49´´, la séptima de su categoría, pero está muy bien




Y aquí las fotos que monopolizó mi mujer (no conseguí verme en ninguna). Muy bonitas, por cierto, bregando con la bajada



 
 



O yendo cómodamente con su compañero de viaje:

 

 Y aquí dejo mi tabla de tiempos medidos por el Garmin:

 















Trail de obligada asistencia para años siguiente. Buena organización, estupendo recorrido y fabulosa la comilona posterior.



SEMANA DEL 26 AL VIERNES 1 OTRA SEMANA EN LA QUE NO ARRANCO

El hecho de haber mejorado mucho en relación a la larga y dichosa pubalgia, hasta el punto de haberme dado el alta, no fue suficiente para comenzar de una vez a "meterme caña". En esta ocasión la vuelta de Roquetas de Mar condicionó el no poder entrenar el domingo, aunque a lo largo de los días siguientes tampoco conseguí romper la dinámica. Estos han sido los números:

  1. Sábado 26: aprovechando nuestra estancia en Roquetas, mi mujer y yo hicimos una tiradilla similar a la que habíamos hecho el día anterior, recorriendo parte del paseo marítimo y en esta ocasión volviendo por la población, bien larga por cierto. Nos salieron 11, 35 kilómetros hecho en 1 hora y 10 minutos, lo que indica que el ritmo no fue muy exigente, ni tan siquiera para ella, pero al menos habíamos conseguido salir. Además, yo me estaba resintiendo de mi gripe (algo ya superado a día de hoy).
  2. Domingo 27: me sentía mal, pero muy mal, por no salir a correr por la noche, tras nuestro viaje de vuelta, aunque he de decir en mi descargo que me hallaba muy cansado y debilitado nuevamente por el proceso gripal.
  3. Lunes 28: hice propósito de enmienda y fui al Paraje del Peral y regresé tratando de llevar buen ritmo, algo que me volvió a costar. En cualquier caso, en la segunda parte del entreno conseguí ir algo por debajo de 5´el kilómetro. 12 kilómetros
  4. Martes 29: aprovechando el recién estrenado plan de Merche, hicimos un circuitillo con subida incluida, campo a través, al Cerro del Ángel. Unos 11 kilómetros que no le sentaron mal, porque a la vuelta metimos caña, aprovechando la bajada. Yo me encontré algo mejor que en los días anteriores.
  5. Miércoles 30: me marqué un interval, pero tras un calentamiento largo. Yendo por la vía de servicio al Hotel Hidalgo fui realizando cambios de ritmo de 3´fuertes y 2´suaves, consiguiendo ir por debajo de 4´28´´, en algún kilómetro (de media incluyendo los 2´lentos). Así me salieron 6 kilómetros tal que así: 4´43´´, 04´35´´, 04´38´´, 04´28´´, 04´45´´ y 04´47´´, el último en la cuesta pronunciada de la vuelta, la cual me acabó de matar. Me quedé tan regular que decidí dejar de realizar cambios y el resto del entreno, los últimos 3 kilómetros, fueron suavitos, descalentando. Claramente una muestra de que mi estado de forma no es óptimo.
  6. Jueves 31: descanse, ahora no soy capaz de recordar la razón.
  7. Viernes1: nos habíamos inscrito al Trail Cueva Cabrera en La Guardia de Jaén, a disputarse el domingo, por lo que decidí hacer un entreno de tirada media, unos 11 kilómetros que hice por la zona del Camino de las Casas de Santa María. No me encontré mal del todo, aunque tampoco me exigí como para medir mi estado.
En cuanto a Merche consiguió respetar el plan, salvo por el hecho de no entrenar el viernes, debido al trail, e hizo unos 43 kilómetros. Por mi parte, sumando resulta una cifra muy discreta  de 57 kilómetros.