RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 20 de abril de 2016

SEMANAS ACIAGAS, SEMANAS OLVIDADAS

Tras el trail de Cuevas de Cabrera y las buenas sensaciones que me quedaron en las piernas el lunes se añadió a la lista de problemas uno más... Si el inicio del año comenzó con la continuación de la pubalgia, si traté de ponerme en forma y la gripe me tuvo casi un mes renqueante, ahora se ha unido a la fiesta un inconveniente que en sí mismo no lo es: el lunes 4 comenzaba a impartir un curso en Campo de Criptana que me tendrá tres días a la semana ocupado en las tardes noches, tras salir de mi trabajo en Manzanares. Como los días sólo tienen 24 horas el hecho de sacar huecos para salir a correr se convierte ahora en puro "encaje de bolillos", y esto durará hasta mediados de septiembre, así que habrá que ponerse las pilas. Para colmo, en sendos martes he tenido graves reveses familiares que me impidieron correr a su vez; lo dicho, 2016 no está saliendo como habría querido, pero en mi descargo puedo decir que de alguna forma no he dejado de correr aunque el volumen de kilómetros está siendo exiguo. ¡Bueno!, puedo decir que en lo que va de año ya he competido en una maratón y en una media maratón de montaña, y puedo decir que de lesiones y molestias no estoy mal.

En cualquier caso, el dilema en mi cabeza fue: si me falta tanto tiempo quizá lo mejor sea dejar de correr, al menos de forma tan constante y relajarme y salir a correr un par de veces por semana, o apretar los dientes y tratar de aguantar el ritmo de vida que me autoimpuesto. Ha ganado esta última alternativa aunque me está costando y mucho.

Por ello la semana del 2 al 8 fue bastante infrutifera, y si no asomaos y ver:
  1. Sábado 2: preámbulo del Trail Cueva de Cabrera, descanso obligado.
  2. Domingo 3: Trail Cueva de Cabrera. Más o menos satisfecho y 23 kilómetros bien empleados que se quedaban en mi haber.
  3. Lunes 4: comienzo del curso en Campo de Criptana. Imposible salir a correr.
  4. Martes 5: día de descanso en el curso, ideal para salir de mi trabajo habitual y correr a eso de las 20 horas, pero se murió un familiar y la tarde noche, y parte de la madrugada en Madrid.
  5. Miércoles 6: había que desquitarse; día de curso y o bien corría por la mañana bien temprano o bien a la hora de comer en Manzanares. Hice ésto último, y me salieron 10 kilómetros con cambios de ritmo. Por el camino me encontré a Narciso del C. A Membrilla. Se ve que no soy el único loco que corre a la hora de comer. Sensaciones regulares, me hallaba cargado aún del esfuerzo del domingo.
  6. Jueves 7: descansé.
  7. Viernes 8: hice 10 kilómetros en Valdepeñas y me encontré bastante cansado.
  8. Sábado 9: 12 kilómetros con Merche suavitos
  9. Domingo 10: otros 12 kilómetros suaves de nuevo con mi mujer.
  10. Lunes 11: apreté los dientes y siendo nuevamente día de curso repetí la jugada: salir a la hora de la comida. Me salió un circuito de 12 kilómetros muy majos, marcado por el viento y por mi falta de forma. Traté de apretar y en parte lo conseguí pero quedé en evidencia ante mi mismo; se me nota la falta de kilómetrosentreno duro en Manzanares
  11. Martes 12: y yo que estaba cogiendo la onda, resultó que tuve nuevamente un problema familiar y toda la tarde noche en el hospital
  12. Miércoles 13: entreno complicado en Manzanares a la hora de comer. Me sentía hecho polvo y no pude con más de 10 kilómetros
  13. Jueves 14: descanso, me dejé los pantalones en casa y no pude correr a la hora de la comida.
  14. Viernes 15: pelillos a la mar con 15 kilómetros solitarios. Me encontré algo mejor que en los días de atrás. Parece que el cuerpo se va a adaptando a este ritmo de vida.
  15. Sábado 16: 18 kilómetros a ritmo moderado, que ya es un éxito. No quise medir a cuánto iba, pero resultó un entreno relativamente positivo.
  16. Domingo 17: otros 11 kilómetros que sumé, pero me hallaba muy cargado de la parte de atrás de mi pierna derecha. Me costó calentar.
  17. Lunes 18: descansé porque me dejé las zapas en casa y tocaba correr a la hora de comer. Sin zapatillas no hay carreras.
  18. Martes 19: ayer hice una especie de doblaje extraño. En una primera parte corrí lo que yo quería que fueran 6 kilómetros a buen ritmo, pero de nuevo me hallaba muy cargado y me costó entró en calor. Además también estaba sin fuerzas. Un pequeño desastre. Cuando llegué a casa mi mujer me estaba esperando para salir con ella, e hicimos 11 kilómetros a ritmo suave para mi, ritmo moderado para ella. Conseguí soltar un poco y al menos puedo decir que la sesión fue larga. Sumé 17 kilómetros.
Como se puede ver, pocos kilómetros y poca variedad. En está última semana (desde el sábado 16) estoy tratando de llevar a cabo propósito de enmienda y si consigo cerrar miércoles, jueves y viernes sin dejar de correr habrá avanzado.

 Por tanto, tal y como reza el título de esta entrada, tocan días aciagos, sin mucho chiste, días que estoy seguro que voy a olvidar. Quiero transitar hacia mejores lugares, así que habrá que seguir esperando.

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