RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 10 de mayo de 2016

SÁBADO 7: LOCURAS ESTUPENDAS: 25 KMS POR DESPEÑAPERROS FRAN, MERCHE Y YO

El viernes envié un Guasap a Francisco Tirado, un corredor de montaña gaditano afincado en La Carolina, al que conocimos por casualidad el año pasado en agosto mientras Merche y yo corríamos por Despeñaperros. Allá por diciembre tuve la oportunidad de disfrutar junto a él de una magnifica ruta por este parque natural y me apetecía volver a quedar para ese sábado. Estaba disponible, así que llamé a Merche y ella también se animó. Había dos problemas: el madrugón que nos teníamos que pegar mi mujer y yo para estar allí a las 07:45 y eso después de una semana tremenda pidiendo el cuerpo descanso, y por otro lado la amenaza de lluvias. Nos acostamos temprano y a eso de las 06:30 ya estábamos en pie, ella un poco contrariada porque de buena gana se hubiera quedado durmiendo, pero también se ha convertido todo esto en una especie de dulce obligación que no puedes eludir. Llegábamos al punto de inicio de ruta puntualmente y allí estaba el bueno de Fran esperando. No llovía pero el cielo estaba nublado, y la temperatura era fresquita, hacía casi frío, pero ideal para hacer una tirada. Así que salimos los tres, mi mujer sin mochila y yo con la mía portando un bidón de 750 ml, algunas barritas y geles y frutos secos. Pronto comenzamos a disfrutar del recorrido que nos había programado nuestro amigo, subiendo por un cortafuegos que tendría el 40% de desnivel positivo. El campo está precioso con las últimas lluvias así que Despeñaperros lucía sus mejores galas para nosotros y como la conversación era entretenida y amena pronto nos vimos consumiendo los primeros 7 kilómetros. Merche iba bien, disfrutando e incluso cuando tocó subir los 6 kilómetros más duros del recorrido supo aguantar sin apenas andar. Algunos kilómetros de la primera parte los conocía de un circuito que tengo que sale de Miranda y termina en dicha población, pero cuando llegamos a una zona boscosa y de bastante pendiente reconocí pronto la zona: por ahí habíamos bajado Merche y yo hacía unas semanas aquel sábado que ella lo pasó tan mal. En ese ascenso notamos el frío, la niebla y la humedad, pero también disfrutamos de la parte más técnica y bonita. Llegados arríba tocaba ir por "La Cuerda", donde está la zona más alta del parque y también la cima más alta de toda Sierra Morena con más de 1.200 metros. Mi mujer seguí yendo entera y yo, particularmente, estaba disfrutando como hacía mucho tiempo, sin molestia alguna a pesar de las irregularidades del terreno. Llegamos a un cruce de caminos y cogimos a la derecha a tan sólo 5 kilómetros del final. La última parte era la más técnica: los últimos 2,5 kilómetros donde se bajan 400 metros de desnivel. En esta parte Merche y yo fuimos más despacio que Francisco y como anécdota me resbalé con una roca y me pegué una buena caída. Una distancia recorrida de 25,1 kilómetros en algo más de 3 horas y 15 minutos. Lo de menos era el crono, lo demás la compañía, el paisaje y los 1200 metros de desnivel positivo que remontamos.

Tras el esfuerzo nos acercamos a un famoso restaurante Casa Pepe, que tiene fama de ser el restaurante más facha de todo el país. Sin comulgar con esas ideas (en realidad sin comulgar prácticamente ya con ninguna idea política) pudimos comprobar que el establecimiento es un auténtico museo que gira en torno a esa idea. Eso sí, el zumo, el montado de lomo y la tostada con tomate, aceite y jamón estaban muy buenos (la comida no entiende de ideologías). Para el recuerdo la siguiente foto:






No hay comentarios :

Publicar un comentario