RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 12 de junio de 2016

JUEVES 2: EL PUENTE DE MANZANARES. ¡Y NO ES DESCANSO LABORAL!

El jueves tocó día caluroso, de esos que lo que menos apetece es salir a correr a las 14 horas, pero me sentía obligado, máxime sabiendo que el sábado 28 no había corrido y no quería más descansos. Jornada estresante en la que correr lejos de liberar, sólo crea más estrés, pero lo acepto. Eso sí, hice poca cosa: me acerqué a un puente que cruza la vía del ferrocarril, y que está a 2 kilómetros de mi trabajo; allí me quité la camiseta e hice 5 subidas en cuesta con sus 5 bajadas a trote suave, y pese a ser un entreno light, muscularmente no estaba el asunto muy allá. Al regresar dí un pequeño rodeo para que me salieran 8 kilómetros. Había cumplido, no más.

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