RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 14 de junio de 2016

LUNES 13: DOS BOTELLAS, LA MOCHILA 36º Y MIS PIERNAS

"Prometo seguir haciendo cosas que no tienen sentido para nadie, a veces ni para mi, y prometo cumplir esa promesa porque hace tiempo que no sé vivir de otra manera". Esto podría resumir lo del entreno de ayer, en las horas centrales de un caluroso día, de esos de jornada de trabajo muy apretada, en los que perdonarse un entreno es no sólo aconsejable, sino lógico. Pero tengo metido en la cabeza que he de seguir corriendo y no me lo puedo sacar de ahí. Eso sí, previendo el calor (de paso decir que no tan intenso como el de hace algunos días), me había echado la mochila y dos botellas. Recargué con agua bien fría las mismas y salí dispuesto a realizar un entreno corto en cuanto a tiempo y lo más intenso que el calor y mis piernas permitieran. Curiosamente había un componente añadido que había surgido en la ecuación y que me gustaba: por alguna extraña razón no me disgustaba la idea de correr pese a lo adverso de las condiciones y de la hora, y esto podría significar que algo está cambiando. Así que salí y ya desde las primeras y acaloradas zancadas me sentí cómodo. Me fui refrescando cada pocos minutos y esto también ayudó a sentirme bien, así que fui aumentando poco a poco el ritmo y cuando menos me dí cuenta ya estaba terminando el circuito, de tan sólo 7,25 kilómetros. Acabé bastante suelto, estirando zancada, algo que sólo viene ocurriendo una vez cada muchos entrenos. Duración: 38 minutos. A seguir con la faena a ver si nos lleva a algún buen puerto.

No hay comentarios :

Publicar un comentario