RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 30 de julio de 2016

VIERNES 29: ASÍ SE REMATA LA SEMANA QUE ES PREÁMBULO AL DESCANSO

No madrugué y me encomendé a que no hiciera mucho calor por la tarde para poder correr. Pero era una de esas típicas tardes plomizas manchegas, en las que hace bochorno pero no acaba de haber tormenta. Salí sin más ganas que las de completar una semana prolija en kilómetros y bastante bien acompañada de buenas sensaciones. No fue un gran entreno, simplemente un circuitín con de nuevo la subida al Cerro del Ángel campo a través y soltando en la bajada, con mucho calor y tras recorrer toda la Avenida de las Tinajas terminando unos 8 kilómetros que me han permitido llegar a prácticamente la cifra redonda de 90 kilometrazos, que para mi son muchos.

A su vez Mercedes había llevado también una buena semana, con descansos el lunes y el miércoles, pero haciendo 11 kilómetros el jueves y algo de elíptica el viernes, algo que no suele hacer ese día de semana, lo que le ha supuesto terminar con 65 kilómetros, muy buena cifra para ella.

Después fuimos Inés, Mercedes y yo a ver la traca inaugural de la feria y nos comimos un merecido helado de esos de puesto "express". Estaba oficialmente de vacaciones, y así estaré hasta el 16 de agosto, día en el que me incorporaré al trabajo, aunque en todo agosto tendré curso, lo cual es un descanso bien grande.

Ahora se abren ante mi dos semanas importantes: la primera debería ser densa en cuanto al número de kilómetros. En la segunda comenzaremos nuestras vacaciones en Salou y bajaremos el pistón, aunque el día 13, aún en Cataluña, tenemos que competir en un trail en el Parque Natural dels Ports en Tarragona.

Por lo pronto Mercede y yo hemos proyectado una tirada muy larga de 36,5 kilómetros para mañana domingo, distancia que es justamente la mitad de la prueba del Trail de Doñana. Además, hoy hemos corrido en El Peral y por tanto hemos aprovechado el tiempo. Esta semana promete; a ver qué pasa mañana.

 

JUEVES 28: CUANDO CORRER ES POR FIN ALGO QUE NO DUELE

Si el miércoles había costado levantarse, no digamos el jueves. Tuve que tirar de voluntad para cambiarme y salir a correr. Una vez que me puse y tras comenzar a soltar la musculatura, pues ocurrió lo que viene ocurriendo desde hace ya bastantes semanas, que comienzo a disfrutar. Aparecí por la falda sur del Cerro del Ángel e hice, como un animal de costumbres, lo habitual últimamente, subir campo a través, y no me costó apenas, llegando arriba con bastante fuerza. Bajé por el carreterín con bastante soltura y a esas alturas ya me encontraba superbien, pensando que no cabía hacer nada mejor a esas horas de la mañana. Bajé por la vía de servicio y en lugar de ir hacia casa fui hacia el Parque Cervantes, y en ese tramo fui disfrutando. Pasé por delante del "pulmón" de nuestra localidad y "para casa". Otros 9 kilómetros que me suponían un total de casi 81 kilómetros y todavía me quedaba el viernes.


MIÉRCOLES 27: ¡VENGA QUE LLEGAN LAS VACACIONES!

Estaba a unos días de ver cumplido un sueño, el sueño del descanso cuando tu cuerpo casi que no puede más. Aún así había que finiquitar la semana completando los dos días más duros, el miércoles y el jueves, días en los que toca madrugar, porque no estamos dispuestos a dejar de correr ni un solo día a pesar de que cueste sacar tiempo donde no lo hay. Pues eso, a las 06:45 ya en pie, como un zombie, pero tras el desayuno ya estaba despejado. Llevaba tan bien la semana que no era cuestión de hacer grandes cosas, tan sólo completar a medio gas el circuito de los Cerros de la Aguzadera, de 8,5 kilómetros, y eso hice. Eso sí, de dejo notar el cansancio, sobre todo por la carga de trabajo laboral y también la carga física, ya que unas horas antes, el martes casi de noche había hecho 11 y pico con Merche. 

...Pero de todo lo que pueda escribir sobre cómo se dio este entreno, uno más que supone otra entrada más en este largo y aburrido blog, insisto..., de todo..., sólo basta con escribir lo siguiente: POR FIN FUNCIONA, y funciona entreno tras entreno, de continuo, ya no es un calvario cada día ni un calvario de vez en cuando.


jueves, 28 de julio de 2016

MARTES 26: UNA ESPECIE DE TRAIL CON MERCEDES Y TERMINANDO A 4´30´´

¡Vaya tela con Mercedes! y yo sé porque lo digo; poco a poco se va adaptando a lo que le espera pero no deja de sorprenderme. El martes era otro de esos martes: calor y correr juntos. Acostumbrado en las últimas semanas a correr casi todas las mañanas de los días laborables, salvo los martes y los viernes, está claro que el calor hace mella cuando toca correr por la tarde, pero es lo que hay en verano. Salimos muy suaves porque Mercedes estaba agarrotada del esfuerzo del domingo. Poco a poco fue entrando en faena y se fue encontrando mejor, pero eso sí, el ritmo era verdaderamente cansino. Tanto fue así que subiendo el Cerro del Ángel campo a través decidí subir a mi ritmo y metí un buen acelerón. Me volví a sentir bien cuando comprobé que las piernas respondieron y llegué a lo más alto con buenas sensaciones. Tras esperar a que Merche llegara bajamos por el carreterín y luego tiramos por la vía de servicio sentido Madrid para en seguida coger un camino que últimamente tomamos con frecuencia: bautizado como el camino del trail porque llega un momento en el que se difumina y toca correr entre terreno arado y zona llena de piedras. Ahí metí tres marchas más y bajé con fuerza hasta llegar al camino y me tocó esperar nuevamente a Mercedes. Cogimos el camino, cruzamos el Camino de Membrilla y fuimos hacia el Carril del Yeso para tomar por un camino que rodea la valla del aeródromo, que no conocía, ¡y tanto es así!: el camino se terminaba y tocaba correr por majuelos de vides, terreno baldío con plantas que pinchaban, etc, etc. Merche se quejó bastante, pero pasó por el aro. Bajamos por el camino que nos llevaba al del Peral y desde ahí a casa, casi al mismo ritmo cansino y ya medio de noche, pero cuando llegamos al asfalto, justo cuando quedaba un kilómetro, a Mercedes le dieron cuerda y se puso a tope, a 4´30´´ o menos, y se cuajó un formidable 1000 sin oírsele ni respirar. Buen y sorprendente final que deja muy a las claras que se está poniendo a tope.

miércoles, 27 de julio de 2016

LUNES 25: MADRUGANDO PARA GOZAR CORRIENDO

He terminado convirtiendo en rutina lo de madrugar lunes, miércoles y jueves para llevar a cabo mis sesiones de entreno, y esto me ha permitido dejar atrás, casi como una extraña pesadilla, los entrenos a la hora de comer en Manzanares, llenos de calor y molestias. Marco, como si de un libro se tratase, un antes y un después: la compra de mis Mizuno Wave Rider, hecha con intuición y esperanza, y parece que ha funcionado, ya entreno con normalidad, cuando lo anormal llevaba más de un año instalado en mi vida como corredor. Ahora ya pienso en retos, pienso en positivo, y comienzo a disfrutar de los kilómetros, de los esfuerzos.

El lunes, como comencé diciendo, madrugué, y no me costó excesivamente, quizá porque vuelvo a estar en la onda y ya es fácil entrar por el aro y automotivarme. Además hacía fresquito con lo que tras la carga inicial, fruto de los casi 33 kilómetros hechos el día antes, comencé a sentirme bien y acelerar y acelerar hasta que me puse a correr a un ritmo tan rápido que hasta me sorprendí. No me costaba avanzar zancada tras zancada, iba bien de pulsaciones y esto me llevo de nuevo a tener un sentimiento inmenso de gratitud, sin tener nadie a quién agradecérselo. Estuve metiendo caña un montón de minutos, los que discurrí alrededor del aeródromo, también tras alcanzar el Camino de Membrilla, incluso por la falda del Cerro del Ángel. Subí campo a través dicho cerro, en un gesto que últimamente repito de manera habitual porque quiero complementar los kilómetros con ese trabajo natural de fuerza. Llegué a lo alto bastante sobrado, y de nuevo tocó pensar en agradecimientos; eso sí, bajé por el carreterín soltando zancada y pensé que quizá me estaba "pasando un poco", pensé en contención. Por ello el regreso por el carreterín asfaltado hacia casa, sin ser lento, sí que fue más sosegado, permitiéndome disfrutar del fin de la sesión. Así había cuajado algo más de 10 kilómetros que se adicionaban a los casi 42 del sábado y domingo. Pensar en que las cosas funcionan hace que la ducha fresquita tras el esfuerzo siente el doble de bien.


DOMINGO 24: CASI 33 KILÓMETROS SIN APENAS PARADAS

Mercedes está convencida de que las tiradas largas de los domingos son las que le deberían llevar hacia una buena adaptación de cara al Trail de Doñana de primeros de noviembre. Esto se traduce en ilusión y por ello no me costó preparar un nuevo circuito, esta vez más llano que el de la semana anterior, pero también más largo y monótono, de casi 33 kilómetros (tras sus dos maratones y aquel entreno entre Cercedilla y Segovia iba a ser su esfuerzo más largo).










Quisimos madrugar más de lo que finalmente pudimos, así que a las 07:45 horas, casi 1 hora más tarde de lo que yo hubiera deseado, nos hacíamos la foto de rigor y tomábamos rumbo a la localidad vecina de El Pozo de la Serna, que por caminos dista casi 16 kilómetros de Valdepeñas.



Como decía en el párrafo anterior, mi idea inicial era haber visto la salida del Sol corriendo por el Camino de Ruidera, algo de lo que ya he disfrutado en alguna ocasión, pero nos tuvimos que conformar con la benevolencia del fresquito matinal, que no es que hiciera mucho tampoco.




Largo camino el de Ruidera, que a mi mujer le gusta bastante. En mente lograr cubrir algún día la distancia que va desde Valdepeñas a la localidad del nombre del camino, al lado de las Lagunas de Ruidera, tirada que sería de casi 60 kilómetros y que por ahora puede esperar. Hay que luchar contra la falta de grandes estímulos cuando sabes que tienes que llegar al Pozo de la Serna sin ver más que vides y algún árbol suelto, ni tan siquiera cerros que subir y bajar, pero de eso se trataba, había que entrenar "el pesado dolor de cabeza que deja la monotonía". Acercándonos al Pozo hay un extenso pinar plantado que rompe un poco con el resto del entorno y allí pudimos disfrutar de un par de fotos:




Merche iba cómoda con la rodilla, algo muy importante para los dos; el ritmo era bueno y apenas íbamos haciendo pausas, de forma que a reloj corrido la media se iba quedando en 6´50´´. Por fin llegamos a la localidad desde la cual giraríamos cambiando de orientación en el recorrido. Allí teníamos previsto refrescarnos y recargar las botellitas. El calor era considerable, pero menos quizá que la semana anterior, pero aún así, uno de los secretos para aguantar tanto tiempo expuesto es ir bien hidratado y refrescándose la piel de forma constante.  He aquí una foto de Merche apoyada en la estupenda fuente.


 Reanudamos la marcha 4 minutos después y cogimos la carretera que lleva a San Carlos del Valle. En ese momento la mochila me jugó una mala pasada y por no ir bien ajustada las botellas me iban dando botes molestándome sobre manera. Tuve que perder unos segundos para ajustármela mejor, pero mereció la pena. Hora y media después del comienzo, bien bebidos y comidos y a ritmo constante, nos tomamos un par de pastillas de sales, muy importantes para pruebas largas, sobre todo si hace calor. Alcanzamos el kilómetro 20 cuando Mercedes comenzó a tener algún pequeño bajoncillo, que acostumbra a superar sin problemas, pero lo más positivo era que el ritmo medio estaba claramente por debajo de 7´el kilómetro y el tiempo iba pasando sin que la fatiga llegase





Finalmente alcanzamos la parte asfaltada del Camino de Don Bernardo, últimos 4,5 kilómetros y pese a las molestias en su rodilla Mercedes iba a superar con buena nota esta prueba, mejor incluso que 7 días antes. 


Llegamos a casa marcando 32,7 kilómetros según mi Garmin en 3 horas 45 minutos de tiempo a reloj corrido, a una media, teniendo en cuenta paradas, de 6´53´´. ¡Muy buen entreno!

 

martes, 26 de julio de 2016

SÁBADO 23: CORRIENDO COMO PREÁMBULO AL ENTRENO DEL DOMINGO

Vamos "in crescendo", preparando a Mercedes para lo que nos espera a noviembre, y al paso preparándome yo también, que 73 kilómetros son como para tenerles respeto. El sábado por al mediodía no hacía calor como para poner por excusa las altas temperaturas y no salir a correr. Se trataba de un entreno suave, acumulativo, porque el entreno de la semana iba a ser al día siguiente. Salimos por el Camino del Peral y tiramos hasta el kilómetro 4,5 donde cogimos un camino a la izquierda, cruzamos la carretera y regresamos bordeando el aeródromo por el Carril del Yeso. A estas alturas llevábamos el viento a la espalda con lo que a las 13:30 de un día en la tercera semana de julio se puede imaginar fácilmente que fresco fresco no hacía. 9 kilómetros justos, hechos sin pretensiones, tan sólo para acumular, para cargar de cara a lo del domingo.


sábado, 23 de julio de 2016

VIERNES 22: OTRA VEZ HACIENDO CUESTAS

Ayer no fui capaz de madrugar. Tampoco lo tenía que hacer ya que no era día de curso por la tarde noche. Cuando regresé del trabajo de Manzanares, me cambié y me fuí a rematar la semana con un entreno que en un principio pretendía ser corto y poco intenso. Subí campo a través el Ángel, bajé por el carreterín, subí por el camino intermedio, volví a bajar, subí por el camino más empinado y de ahí para abajo. Hacia un montón de calor y fue lo peor, porque por lo demás me encontraba nuevamente cómodo y suelto, tanto es así que las bajadas las había hecho estirando zancadacomo ya no recordaba. Sirvió para sumar 8 kilómetros en una semana de buenos frutos casi 9 kilómetros.

JUEVES 21: DANDO GRACIAS Y LLORANDO A PARTES IGUALES

Jueves de esos duros, menos mal que ya queda poco para que llegue agosto y pueda descansar por fin de 4 meses agotadores, probablemente los más estresantes de mi vida. Aún así conseguí madrugar para hacer lo que tengo que hacer: seguir corriendo. La mañana era algo más fresquita que la del día anterior y eso se agradecía y mucho. Tomé dirección a la Carretera de San Carlos y cogí el Camino de Don Bernardo, el del tanatorio nuevo. Me sentía bien, otra vez bien y de repente me sorprendí dando gracias a un creador en el que hace tiempo que no creo, y a su vez me ví llorando, y todo y tan sólo porque podía correr sintiéndome bien, sin molestias, disfrutando, por ser una bendición hacer lo que me gusta, y no una condena, como había venido siendo durante mucho tiempo. Son las cosas que tiene esta vida, corta para algunas cosas pero larga para otra, que te enseña que no hay mal que 1000 años dure ni cuerpo que lo resista, que te muestra que tras la tempestad viene la calma y es hora de llevar a cabo un nuevo comenzar. En cuanto al entreno fue normal, sin apretar mucho, subí por el camino que me llevaba al de Las Casas de Santa María y llegado éste regresé a la Carretera de San Carlos del Valle, luego cogí el paseo del cementerio, rodeé el mismo pegado al muro que separa la vida de la otra vida y regresé a casa con una sonrisa impresa en el rostro. Otros 10 kilómetros y una buena semana, una muy buena semana en la que me he sentido corredor al 100%

MIÉRCOLES 20: SUBIDA AL ANGEL Y CERROS AGUZADERA. CALIMA DEL DESIERTO

Una mañana muy calurosa, a 30 grados. Había costado conseguir conciliar el sueño, pero no podía librarme de mis obligaciones. Subí el camino campo a través bajé por el carreterín y tiré por la vía de servicio para realizar el circuito de los cerros de la aguzadera. Me encontré suelto, muscularmente ya recuperado, eso sí, el calor era muy desgradable. Aún así siento que puedo con los entrenamientos y que no es al revés. 10 kilómetros en números redondos.

MARTES 19: TOCÓ SUBIR EL ANGEL POR VARIOS SITIOS CON MERCHE

Martes por la tarde, el día en que corremos juntos. Mi idea era hacer un poco de fuerza, la cual compagino con las tiradas largas, así que fuimos por el Camino que lleva al Ángel, cogimos un pequeño desvío y luego cogimos el camino campo a través. Mercedes subió muy bien, síntoma claro de que se encuentra en buen momento de forma. Bajamos por el carreterín pero 300 metros más abajo cogimos un caminillo que nos sube a las antenas, y desde ahí otra vez por el carreterín para abajo, por último cogimos el camino de la zona norte, muy empinado, donde Merche lo pasó menos bien, y otra vez para abajo. En la falda, cogimos hacia la derecha por la vía de servicio y luego el camino de la derecha que nos lleva a zona de auténtico trail, pedregosa y llena de tierra labrada. Curiosamente Mercedes no se quejó y bajó bien. Luego llegamos al camino y cruzamos el Camino de Membrilla para volver por el Carril del Yeso a casa. Algo más de 10 kilómetros en los que Merche sintió molestias en la rodilla, algo que preocupa pero visto como es con Merche, es raro que no esté tocada de algo.


LUNES 18: UNAS POCAS HORAS DESPUÉS YA ESTABA OTRA VEZ. LOS 50 KMS EN 24 HORAS

Me levanté madrugando con el ánimo que merece el comienzo laboral de toda semana. Tenía las piernas cargadas del tute del domingo, no en vano habían sido 40 kilómetros y casi 5 horas de deporte, pero sé que lo que me trajo las lesiones no fue el hecho de entrenar todos los días o muchas horas, porque eso estoy seguro que me va bien. Salí y fui al Camino del Peral no sin antes dar un pequeño rodeo. Las piernas bastante regular pero conforme fui calentando me fui sintiendo cada vez más cómodo. Llegué al camino que en oblicuo sube hacia Las Aguas, lo cogí hasta las olivas y luego a la derecha por el camino que me regresa a la Carretera de San Carlos. Todo bien, y mucho mejor bajando, cuando pude soltar un poco zancada, algo que me ayudó a descargar. Por la carretera no quise forzar y sin más historias llegué a casa tras unos 10 kilómetros que me permitían constatar mi gran mejoría, y que me dure: 50 kilómetros en unas 24 horas, buen trabajo para seguir saliendo del pozo.

DOMINGO 17: ESTO AÚN NO HA TERMINADO...DOBLAJE PARA HACER 40 KMS

Me encontraba bien, una sensación que deseaba sentir meses atrás...una tirada larga, casi 4 horas de esfuerzo y a las pocas horas las piernas me fluyen y me piden marcha. Eso hice, dársela...A eso de las 20:30 horas salí con la disposición de descalentar un poco, nada más, pero como decía al principio de la entrada, tenía predisposición, motivación y ese sentimiento se transmitió a mis piernas que comenzaron a moverse alegremente sobre el asfalto, de forma que fui maquinando un plan sobre la marcha convirtiendo mi pequeño circuito de 5 kilómetros en algo más ambicioso: fui por detrás de los Cerros de la Aguzadera y subí por el camino lleno de piedras y terreno labrado hasta lo alto, cargando las piernas pero no importándome, sabía que lo iba a asimilar bien. Bajé a buen ritmo pero sin forzar y cuando llegué a la falda del Cerro del Ángel decidí alargarlo un poco más de forma que subí por el carreterín y luego ascendí por el camino empinado de poco más de 200 metros que me dejaba en lo alto, bajé unos metros por el carreterín y luego me despeñé por el camino orientado hacia el Sur. Las piernas respondieron bien, y mejor lo hicieron por el camino asfaltado que me llevó a casa. Unos 9 kilómetros que sumados a los 31,2 me dejaban con unos muy buenos números: 40 kilometrazos que invitan al optimismo.

viernes, 22 de julio de 2016

DOMINGO 17: MERCEDES Y YO HACEMOS 31 KILOMETRAZOS

Mirando el frente, buscando en el horizonte y viendo aquella línea que marca nuestro destino próximo: Merche es capaz de imaginarse en la Puerta de Jérez, allá en Sevilla, una mañana de este próximo noviembre (si es fresquita mejor que mejor), puede construir la secuencia dándonos un beso, sonando el pistoletazo y comenzando su primer ultra, 73 kilómetros por delante, ahí es nada para alguien que sólo hace unos pocos años, unos pocos meses, no hacía más deporte que ir andando al trabajo. Estas visiones motivan mucho, es muy emocionante para ella, yo lo sé de buena tinta. Así que no cuesta mucho arrancarla de la cama a las 06:45 para ir hacer una tirada larga larga, sólo con recordar esas imágenes las piernas se activan y casi le van solas....

El caso es que el sábado habíamos hecho algo inusual: ninguno de los dos habíamos corrido. Lo mío fue por falta de tiempo y a última hora por pereza y lo suyo por algo parecido, pero no importaba, teníamos previsto hacer 30 kilómetros en la jornada dominical. Fuimos ella en coche y yo en la moto a Torrenueva, localidad que está a 14 kilómetros de Valdepeñas; allí dejamos el coche y juntos volvimos en la Kimco. Ya en casa y tras cenar, montamos todo el aparataje para nuestra salida matinal: isotónica, pastillas de sales, barritas, etc, etc. Iba a ser la tercera salida que mi mujer hacía "mochila a cuestas" y a fe que le está cogiendo el gustillo.

Tras un desayuno no muy copioso, salimos a la calle, serían ya las 07:45, demasiado tarde para mis previsiones, porque el día iba a ser caluroso, pero ya no podíamos hacer retroceder las agujas del reloj:



Tras las poses de rigor en la puerta de casa, dimos por iniciada nuestra aventura. Ritmo inicial tranquilo, como va a ser la tónica en estos entrenos en los que se busca la exposición a un esfuerzo largo, continuado, comiendo y bebiendo.

La ruta era en su primera mitad totalmente desconocida para mi, y es que tomábamos un camino por el que jamás había transitado:



Ese camino, que en gran medida discurría por la Ruta de Don Quijote, nos llevaría derechos al Pantano de la Cabezuela, paraje que alcanzaríamos justo en la mitad del recorrido. Sin ser exigente en cuanto a altimetría, se antojaba algo dura por el tipo de caminos, por la larga distancia y sobre todo por el calor que esperábamos. Los primeros kilómetros muy plácidos. El camino que nos acerca al embalse está lleno de cuestas y bajadas y poco a poco va siendo menos carreterín y más camino. Nos adelantan algunos corredores en bicicleta de montaña y por nuestra pinta deducen que lo nuestro también va a ir para largo. Cada 15 minutos vamos bebiendo isotónica y agua, y cada 45 minutos vamos picando frutos secos o barritas, y voy comprobando como los kilómetros no van pesando a mi mujer. Por mi parte voy recuperando el disfrute perdido en estos meses atrás, porque eso de correr sin molestias es para algo casi nuevo y no termino de acostumbrarme. 





 
Ya cercanos al pantano se nos hace un poco pesado el camino, quizá porque en esa zona hace un poco de calor a pesar de ser tan sólo las 09:45. El Garmin va a "reloj corrido", voy siguiendo la ruta indicada pero en las cortas paradas técnicas no lo paro, y esto es para que pueda saber con exactitud la media resultante sin netear descansos. Conseguimos llegar al pantano a una media de 06:50 minutos/kilómetro. Pero es de obligado cumplimiento el parar a refrescarnos y echar las fotos de rigor:



 

Cuando reanudamos la marcha en el kilómetro casi 16 compruebo que la media ha caído un montón, concretamente a 07´05´´, pero no me importa, porque no llevamos prisa y porque ahora viene terreno menos exigente en cuanto a la pendiente. Sin embargo me doy cuenta que a Mercedes le ha dado un pequeño bajón, sin duda la parada no le ha sentado bien del todo; tampoco me preocupa mucho, es algo con lo que se encontrará en Doñana: eso de reincorporar la marcha. 

Los siguientes 3 kilómetros discurren con ciertas dudas. Merche se ve un poco floja y nos cuesta un poco avanzar. La media lejos de recuparse empeora una pizca. Alcanzamos La Caminera (complejo de hotel con campo de golf) en el 19 y vamos avanzando paralelos a la valla en lo que son los primeros hoyos totalmente abandonados, y es que hasta allí no llegan los clientes a jugar y los del hotel no están muy por la labor de mantener esa zona. 



Eso sí, un kilómetro más adelante ya se ve otra pinta al campo de golf:
 



Llegamos a la puerta del complejo y Merche se toma muy en serio lo de "resort", pero no le dejo sentarse más tiempo de lo que dura echarle la foto, y arrancamos....



Justo ante nosotros se abre un carreterín bien asfaltado que lleva a Torrenueva, la cual se ve en el horizonte. Está a unos 7 kilómetros e ir por allí supondría ahorrarse unos 2,5, así que pregunto a mi mujer si seguimos recto o tiramos a la derecha por la ruta preestablecida. No lo duda, me dice que hay que hacer el recorrido previsto, nada de atajos...

Avanzamos por un camino llenetito de piedras, cuesta no dejarse un tobillo y Merche va más recuperada, se le ve mucho mejor. La media va en 7´pelados y sé que esto está chupado. El calor es considerable pero lo vamos a aguantar bien. Kilómetro 23 y veo Torrenueva de nuevo en el horizonte pero cuando miro mi Garmin compruebo que nos hemos desviado de la ruta: algo he hecho mal. Estoy unos minutos algo desorientado, sabiendo que he de coger a la derecha pero no sé por donde. Volvemos sobre nuestros pasos  y 100 metros más allá vemos el camino en el que no reparamos; sale casi en sentido opuesto del de la marcha. Pronto la zona se pone bonita, curiosa, estamos llegando a las inmediaciones del Río Jabalón, el cual tenemos que cruzar. 



Hasta que llegamos al paso, que no puente. Desde el satélite uno no sabe como tienes que cruzar, tan sólo sabes que has de cruzar, pero afortunadamente no nos importa descalzarnos y mojarnos los tobillos. ¡Sin duda lo mejor de la tirada!. Perdemos casi 10 minutos, en los que no paro el Garmin y la media se va a 7´ 30´´.



Kilómetro 5 y ahora es "camino y manta". Merche lleva dolor de rodilla y el calor aprieta. No llevamos mucha agua, porque además no hemos reparado en recargar las botellitas en el río, así que toca apelar un poco al sufrimiento como forma de entrenamiento. Merche lo pasa regular pero no deja de correr, hasta que por fin llegamos a la Ermita de la Virgen de la Cabeza, pedazo de ermita la que tienen en Torrenueva. Ahí bebemos un poco de agua, la foto de rigor y a terminar la faena que tan sólo nos queda un kilómetro...



Y punto final, conseguimos realizar 31,2 kilómetros bien empleados en 3 horas y 52 minutos de reloj corrido, a una media de 7´25´´. Firmo si consiguiéramos esa media en Doñana.

¡Un auténtico placer hundir los labios en esos Aquarius fresquitos de la gasolinera!. Y un auténtico placer comprobar como Mercedes sigue pudiendo con casi todo.


jueves, 21 de julio de 2016

VIERNES 15: AL PARQUE CON EL CALORUZO Y REMATAR LA SEMANA

El viernes por la tarde, al llegar a casa me ví con la desgana que surge cuando estoy terminando la semana y encima el día no acompaña para correr. Hacía demasiado calor y necesitaba motivación, pero no la iba a encontrar fácilmente. Me fuí al Parque Cervantes perdonándome un entreno serio, a cambio iba a realizar llamémosle un "descalentamiento general". Cuando me puse a dar la primera vuelta me crucé con Javier Araque que iba igual que una locomotora a todo gas, quemando leña a destajo. Después me crucé con Ana, su mujer y me dije que en la siguiente ocasión cuando me la volviera a cruzar me uniría a ella. Eso hice, pero resultó que ya terminaba su entreno, así que tuve que dar tres largas vueltas más para completar un total de 4 y realizar un entreno de eso, de descalentamiento con un total de 7 kilómetros que sumados a los del resto de la semana me permitieron terminar en unos aceptables 85, pero lo más positivo ha sido que de nuevo he gozado de entrenos sin problemas, sin molestias, salvo el del miércoles.

JUEVES 14: EN PLAN TRAIL Y POR LA MAÑANA TEMPRANO EL DÍA QUE CUMPLÍ 46 TACOS

Jueves, a madrugar y a dar el callo; visto desde fuera no tiene mucho sentido; visto desde dentro tiene todo el sentido del mundo: es la forma en la que vivo. Un poco preocupado por el final del entreno del día anterior, pero pronto descubrí que no, que había sido una excepción. Ahora las excepciones comienzan a ser los días con molestias, y la regla comienza a convertirse en: días en los que corres más o menos rápido, más o menos cansado, pero ya puedes hacerlo sin dolores, con soltura. Cogí el Carril del Yeso, subí al Camino de Membrilla, tiré por el camino que me lleva a los Cerros de la Aguzadera y pronto subí campo a través por la parte de atrás del Cerro del Ángel. Me sentía fuerte y no me costó nada pese al terreno blando y abrupto, volví a pensar en maratones y en ser de nuevo corredor. La bajada estupenda y cuando llegué a la rotonda de la falda del cerro subí por el carreterín para luego coger el camino corto y empinado, bajar unos metros por el carreterín y tirarme cuesta abajo por el camino de la zona sur, y luego cómodamente a casa. Buenas sensaciones y un entreno de disfrute el día de mi cumpleaños, un buen regalo el que me hice.

miércoles, 20 de julio de 2016

MIÉRCOLES 13: TOTALMENTE CARGADO

Los miércoles y jueves son días de no pensar mucho. Ahora corro por la mañana pero sé que esos dos días serán agotadores desde que suena el despertador hasta que caigo rendido en la cama. Ese día no fue una excepción. Me levante muy cargado muscularmente, con bastantes dudas y me costó salir a correr, pese a la buena mañana que hacía. Cogí el Camino de Membrilla y en el kilómetro 4 y poco cogí un camino a la izquierda desconocido para mi. Al final acabe, dando algún que otro rodeo, en la vía de servicio de la AIV, eso sí, a pesar de que había ido procurando cambios de ritmo que no me iban sentando nada bien, el entreno fue de más a menos, de forma que tuve que suspender dichos cambios y coger un ritmo moderado hasta llegar a casa, ya que la carga de las piernas se estaban tornando en verdaderas molestias. Llegué algo preocupado. Otros 10 kilómetros


MARTES 12: ES EL DÍA EN EL QUE CORREMOS JUNTOS

La rutina crea hábito y aunque yo no sea muy amigo de repetir lo mismo, sé que los martes toca correr con Merche. Estaba un poco dolorida de su rodilla, y es que tiene un proceso inflamatario en la zona exterior;parece el síndrome de la cintilla, pero no estamos seguros.  El caso es que cogimos el Camino del Peral y luego giramos a la izquierda para ir por el camino de detrás del Aeródromo. La veía bastante regular, le costaba respirar debido a su asma y cuando se le pasó lo de la rodilla tuvo que bregar con el poco aire que podía echarse a los pulmones. Volvimos por el Carril del Yeso y luego cogimos el Camino de Membrilla para en seguida tomar el camino que va por la falda del Cerro del Ángel: toca subir el mismo campo a través, así que le dí ventaja a mi mujer y salí tras ella metiéndome caña. Me sentí bien al comprobar que subía los empinados 700 metros campo a través a buen ritmo, la adelantaba y llegaba algo exhausto a lo alto. Por su parte Merche había sufrido un poco para alcanzar el carreterín. Desde ahí bajamos y para casa, ella ya algo más recuperada. Nos salieron casi 11 kilómetros bien empleados.


LUNES 11: ENTRENO FRESQUITO Y AL CEMENTERIO PERO NO PARA QUEDARME

Aquel lunes por la mañana tocó madrugar, nuevo hábito que me ha cambiado el ánimo y ha encendido mi motivación. Fui por el Camino Carril del Yeso y aparecí por el Camino de Membrilla. Me sentía bien, no estaba muy cargado de los 28 kilómetros hechos el día antes con Mercedes, así que cuando llegué al carril bici, giré a la izquierda y cogí los caminos que van por la parte de detrás del cementerio; pasé por nuestro campo santo y cogí la Carretera de San Carlos del Valle. Nada que ver con aquellos calurosos, accidentados y desmotivantes entrenos a la hora de comer en Manzanares; a esas horas se corre bien, con ganas y encima se queda uno descuidado. Hice unos 10 kilómetros que venían a sumar buenos números en esa semana. Cero molestias y ya eran muchos días en esta situación

martes, 12 de julio de 2016

DOMINGO 10: 28 KILÓMETROS CON MERCEDES EN LINARES.¡ MI MUJER ES UNA CRACK!

Habíamos llegado a Linares el sábado por la tarde dispuestos a realizar nuestra tirada allí, en el pueblo de mi mujer. Merche está cada vez más motivada y concienciada con esto del ultrafondo así que no nos llevamos ropa para salir, tan sólo ropa para correr más todos los accesorios necesarios para la ocasión. La idea era realizar la tirada saliendo desde esta población hacia el Pantano de Las Fernandina y antes de llegar al mismo regresar por la zona de la Urbanización de La Cruz, no sin antes atravesar el Cerro de las Mancebas, un paraje bastante bonito, entre monte mediterráneo, olivos y chimeneas. Así que a las 7 de la mañana ya estábamos posando para la ocasión






Segunda vez que Merche se echaba encima la mochila, mi vieja mochila Quechua, el Sol recién salido nos esperaba en el horizonte y ante nosotros un recorrido a realizar tranquilamente, sin grandes excesos, pero eso sí, otros más de 27 kilómetros....


Cogemos el Camino de Vilches, casi siempre picando hacia arriba,  y Mercedes sin prisas, vamos lentos pero eso no importa mucho; estamos trabajando la capacidad de adaptación a esfuerzos continuados y también entrenamos el peso, beber y comer durante la carrera. En el cuatro y pico, llegamos a la circunvalación a tiempo para echar esta curiosa foto en la que se retrata la carrera de mi mujer, el puente que la envuelve e indirectamente al fotografo.


Cogemos la cuesta, larga cuesta de la carretera JV-5102, que lleva a el Complejo Recreativo de La Garza y por extensión a La Fernandina (localidad y pantano), La Isabela y por último a La Carolina. En la bajada que lleva a las urbanizaciones Llanos de la Encina, Llanos del Arenal y La Alameda cogemos buen ritmo y a Mercedes se le ve muy bien, disfrutando. El ritmo no es gran cosa pero pretendo, como decía antes, entrenar aspectos fundamentales de una prueba larga. En las miniparadas, en las fotos, en cualquier asueto no paro el Garmin para ir viendo la media que sale teniendo en cuenta los descansos, tal y como luego ocurrirá y ya la llevamos por debajo de 7´el kilómetro que está bastante bien. La JV-5102 se convierte en la JV-6035, también de asfalto, pero ahora más carreterín, menos carretera. El paisaje se vuelve algo más abrupto, con más vegetación y tendremos que continuar unos 4 kilómetros más hasta desviar por caminos de tierra.


Cada 45 minutos comiendo, básicamente Merche se toma algún gel y pica frutos secos; cada 15 minutos procuramos echarnos un trago de isotónica o bien agua, y pronto vamos notando que el calor va a hacerse notar, de hecho cuando apenas llevamos 1 hora de aventura ya estamos cercanos a los 30 grados.

Llega el momento de girar, kilómetro 12 y justo cuando lo hago me encuentro con el peor de los escenarios, el camino existe pero enfrente mía hay una puerta metálica blanca cerrada con carteles que dicen que es una finca privada y un coto de caza. Toca decidir qué hacer, así que o bien damos media vuelta y deshacemos lo andado, mala elección, o bien continuamos por el carreterín hacia el pantano para luego regresar por un camino que creo que conozco del año pasado, en este caso un porrón de kilómetros más, o bien, última alternativa, saltamos la valla y sea lo que tenga que ser; esto último es lo que hacemos. El camino es muy cómodo, blandito, pero sin muchas piedras y vamos contentos, aunque algo acojonados ante la incertidumbre de si nos van a pegar un tiro confundiéndonos con una pieza de caza mayor de "colores vivos". Se oye algún disparo, pero pronto nuestros temores se van esfumando, al menos ese tipo de temores...; nos acercamos a una finca en la que se oye ovejas balar, y pronto también oímos a un montón de perros ladrar; ahora tenemos miedo de que estén sueltos y nos muerdan el culete, así que apretamos, pero parece ser que no, que están atados. Trescientos metros más adelante, afortunadamente hay otra puerta metálica de similares características a la primera: es sin duda la salida de la finca, así que la saltamos con buena predisposición  y cogemos el camino público perpendicular que marca la ruta, ruta que por otra parte no hemos abandonado en ningún momento aunque hayamos discurrido por terrenos privados. 

El camino me es familiar y pronto me doy cuenta de que forma parte del recorrido que el año pasado me llevó a Guarromán en una tirada de unos 43 kilómetros. Voy siguiendo las indicaciones que me marca el aparatito y me doy cuenta de que ya no reconozco el camino. Llegamos a una mina abandonada y ahí vuelta a posar...




Llegamos a una zona de invernaderos y placas solares y pronto el terreno comienza a ponerse abrupto. Toca subir para alcanzar el Camino de Radio Faro que nos llevará a la Urbanización La Cruz no sin antes pasar por el mencionado Cerro de las Mancebas. Seguimos disfrutando de lo lindo pese al calor y pese a las cuestas



Por fin llegamos a lo alto, a unas imponentes antenas donde también quedamos inmortalizados




Y desde ahí toca bajar hasta La Cruz no sin antes correr entre inmensos pinares y disfrutar de los monumentos que los mineros dejaron





Llegamos a la Urbanización La Cruz cuando ya llevamos más de 20 kilómetros, pero con las fuerzas aún con nosotros; bajamos, bajamos hasta por fin ver Linares, cuando ya estamos a 34 grados por lo menos..¡mucho calor!


Cuando llegamos al Paseo de la Virgen nos topamos con una fuente de agua fresquita que hace nuestras delicias, ya sólo nos quedan unos 2 kilómetros que hacemos sin muchos problemas. De hecho cuando llegamos a nuestro destino nos dedicamos a callejear un poco para que nos salgan los 28 kilómetros que nos hemos marcado como objetivo. Han sido 3 horas y 25 minutos, hemos ido suave, despacito, pero nos ha servido de experiencia, sobre todo a Mercedes.


domingo, 10 de julio de 2016

SÁBADO 9: EN FAENA PERO SUAVE

Conservar lo que uno tiene como el principio de consolidación de una meta. Me sale esta frase mientras escribo estas líneas, y es que he estado, sigo estando de hecho, en un pozo del que no he sabido salir aún, pero ya no estoy en lo más profundo. Ahora siento que por primera vez en 12 meses y de forma continua las cosas comienzan a funcionar, porque si mis mejores momentos se esfumaron en la primavera de 2013, tuve alguna que otra alegría en otoño de 2014 con aquella Madrid-Segovia que tanto disfrute, o con aquellos buenos cinco primeros meses de 2015, mi última etapa positiva antes de que me llegara aquella pubalgia que de forma discontinua pero a la vez sin darme tregua, me dejó en el dique seco durante un año. Es ahora cuando me veo en otra etapa, una buena etapa por el hecho de verme salir de aquel pozo. No volveré a ser aquel de la primavera de 2013, eso es lo más probable, pero ahora ya comienzo a disfrutar entrenando, ahora siento que puedo hacer kilómetros sin que estos sean un suplicio. Adiós barro hola esperanza

Ayer sábado era un día raro, de esos de trabajo y con poco tiempo porque habíamos proyectado irnos a Linares por la tarde, que ya hacía algunos meses que no íbamos, por lo que entre lo primero y lo segundo no pude encontrar el hueco idóneo para hallar una buena hora para salir a correr, no así Mercedes, que se hizo sus 10 kilómetros a lo largo de la mañana, llegando, eso sí, totalmente acalorada por las altas temperaturas.

A las doce y cuarto me fui al Parque Cervantes con un calor de justicia, y decidí hacer un poco de fuerza en forma de fartlek con una serie de obstáculos, no muy importantes para un viejo como yo, claro está: un circuito de 750 metros corriendo entre pinos viejos, saltando sobre varios bancos de piedra, cambiando de ritmo y subiendo gradas. Hasta 7 veces conseguí completar el circuitín, pasando bastante calor, pero para eso estaba la fuente allí colocada, para hacerlo algo más llevadero. Me fui a casa a trote suave, sin ganas de exprimirme porque mucho sentido no tenía hacerlo. Sólo 8 kilómetros, pero lo gordo vendría hoy, ya que me había cargado un buen circuito en Linares para volver a hacer una tirada muy larga para Merche y larga larga para mi; el camino al Trail de Doñana ya está marcado ante nuestros ojos.

Pero no quiero terminar esta entrada sin dejar constancia de un hecho para mi muy relevante: pude saltar sin gran esfuerzo una y otra vez los bancos, pude hacer gradas sin problemas, la cintura ya está callada, ya no avisa de nada y las molestias musculares que me causaban dudas en los últimos dos meses y que aparecen haber desaparecido desde que calzo las Mizuno Wave Rider también han desaparecido con lo que da gusto entrenar sabiendo que tu enemigo es el calor, o las piernas que no dan para más, pero que al menos corres sin impedimentos que te minen la moral.


sábado, 9 de julio de 2016

VIERNES 8: TERMINANDO LA SEMANA CON BASTANTE KILÓMETROS Y BASTANTE CALOR

Estaba contento porque iba a poder cuajar una semana bastante digna en acumulado, teniendo en cuenta que estamos en julio, también mi situación de estrés y además cerrándola sin molestias, que eso es tema principal. Llegué a casa del trabajo cuando el termómetro marcaba los 36 grados, pero no quería dejarlo para más tarde, así que salí a eso de las 19:20 horas con la intención de subir al Ángel campo a través y luego hacer mi circuito de los cerros de la Aguzadera. Eso hice, pero costó más de lo previsto, sobre todo en los primeros 20 minutos. El calor se hacía notar y subir por el camino de fuerte pendiente fue una buena prueba. Bajando me recuperé un poco pero iba empapado en sudor y totalmente acalorado. Ya haciendo el circuito, pesé a ir pasándolo mal con las altas temperaturas, cogí ritmo y no me sentí mal del todo. Bajé sin forzar demasiado por el Camino de Membrilla y pude finiquitar la semana con una sonrisa en forma de 87 kilómetros, cifra que hacía tiempo que no alcanzaba.


JUEVES 7: EL MERCADILLO DEL PARQUE ME LLEVA A LA CIRCUNVALACIÓN

Me levanté hecho polvo, con los ojos pegados y sin fuerza alguna. Venía de la batalla laboral del miércoles y era lógico mi estado. Así que con mucha fe me calcé las zapas y me fui al Parque Cervantes dispuesto a hacer poca cosa, no más de 7 kilómetros, pero cuando llegué al recinto comprobé que estaban montando el mercadillo semanal, así que tuve que coger dirección hacia la circunlación. Iba penando por la falta de fuerza que tenía. Nada de molestias musculares, tan sólo pesadez, me costaba avanzar. En el asfalto me recuperé un poco y en la Avenida Sur quise coger un poco imposible, pero nada, imposible, me costaba horrores. Subí por la Calle de Seis de Junio hasta casa en un entreno en el que si algo entrené fue la fuerza de voluntad en esos días en los que no puedes tirar de tu cuerpo.


MIÉRCOLES 6: DOS SUBIDAS AL ÁNGEL POR LA MAÑANA

Otra vez madrugando, otra vez entrenando con el poco fresquito que puede correr en un día de verano en La Mancha. En esta ocasión fui al Ángel y lo subí dos veces seguidas por el carreterín, encontrándome bien, pensando que mi recuperación definitiva, eso espero, esté motivada por el cambio de zapatillas. Ya a la vuelta solté un poco y decidí no apretar, no forzar. La semana debía ser de bastantes kilómetros pero no haría falta meter mucha intensidad, no para lo que yo tengo en mente. Sumé otros 9 kilómetros.


MARTES 5: CON CALOR PERO CON BUENA COMPAÑIA: LA DE MI MUJER

Martes, día estupendo para compartir con Mercedes el poco tiempo disponible con el que cuento de lunes a viernes, y que mejor que hacerlo corriendo. Ella estaba bastante cargada de lo del domingo, yo en cambio me encontraba fuerte, con ganas. Fuimos por el Camino del Peral mientras Merche se quejaba de su rodilla (tiene la cintilla algo fastidiada), subimos por un camino oblicuo y notamos bastante el calor, hasta tal punto que Merche paró a refrescarse con el goteo que había conectado en una plantación de parras de vides. Yo hice lo propio, por supuesto. Regresamos por la Carretera de San Carlos, la cual tomamos a la altura de la Finca La Gatera y de esta forma completamos 10 kilómetros que permitieron seguir sumando en una buena semana para Mercedes (que ha terminado en casi 60 kilómetros) y también para mi (con 87)


viernes, 8 de julio de 2016

LUNES 4: CAMBIO CORRER AL MEDIODÍA POR MADRUGAR Y ME GUSTA LA PERMUTA

A las 06:50 me levanté como un resorte dispuesto a comenzar la semana laboral deportivamente hablando a tope. Había acumulado casi 39 kilómetros entre sábado y domingo, por lo que el comienzo había sido bastante positivo. Ahora tocaba hacer un entreno de transición que me ayudara a descargar las piernas tras el esfuerzo del día anterior, así que me fui dando un amplio rodeo al Cerro del Ángel, lo subí campo a través con bastante fuerza y sin apenas esfuerzo, algo que me sorprendió. Me encontraba bastante bien en todos los sentidos, lo que me ayudó a reforzar mi optimismo. Recuerdo que pensé: "así sí que puedo volver a pensar en maratones a tope". Bajé a buen ritmo y de ahí a casa a buena zancada.

10,75 kilómetros bien empleados y con el fresquito matinal

DOMINGO 3: MACROTIRADA DE 27,5 KMS CON MERCEDES. ASÍ SÍ QUE SÍ

El Trail de Doñana está aún lejos en el calendario pero la fase de adaptación al ultrafondo ha de ser larga para Mercedes. No es fácil para una maratoniana con tan pocos kilómetros como ella poder acometer pruebas tan largas de más de 8 horas de duración, así que el domingo tocó hacer la primera tirada de más de 25 kilómetros de una serie de tiradas que se irán alargando en kilometraje, hasta llegar, al menos eso espero, a los 45 kilómetros.

Con una voluntad y motivación unisitadas, o al menos que no recordábamos en los últimos tiempos en un entreno, salimos de casa dispuestos a comernos uno a uno cada uno de esos kilómetros. 



Y salimos rumbo a Sierra Prieta. El recorrido uno que ya conozco bien: entrar a Sierra Prieta, atravesarla y aparecer en el Moral de Calatrava. En la gasolinera de dicha localidad nos estaba esperando nuestra moto, que habíamos dejado la noche antes.



Desde el comienzo me sentí optimista y supe que iba a salir bien, a pesar del calor que amenazaba y que pronto comenzamos a sentir a pesar de salir a poco más de las 08:00. El ritmo no fue gran cosa, pero fuimos entrenando el peso (Merche por primera vez fue cargando con una mochila y dos botellas), también fuimos entrenando el hecho de beber y comer cada 15 y 45 minutos respectivamente, pero sin parar para ello, y sin apenas paradas técnicas hicimos el recorrido sin mucho sufrimiento en 3 horas y 15 minutos a reloj corrido, para un total de 27,4 kilómetros.

Sin duda que fue un magnifico entreno para irnos adaptando a las largas distancias. 

Ya voy sintiéndome optimista, pero con mayúsculas, con la evolución de mi estado físico tras el calvario de este último año. Parece como si las Mizuno Wave Rider hubiese sido la mejor medicina para mi otrora maltrecha cintura. Me sentí bien en todo momento, más allá del esfuerzo que hubo que hacer para cubrir la distancia, que tampoco fue muy traumático, ni tan siquiera para mi mujer (creo que tiene alma de ultrafondista).


domingo, 3 de julio de 2016

SÁBADO 2: CORRIENDO CON MERCHE Y NO ESTABA PREVISTO

Habíamos proyectado para el domingo una tirada larga, muy larga para ella, de cara a ir preparando el Trail de Doñana, aunque todavía quede bastante. Así que el sábado sería un entreno suave para Merche y yo pretendía hacer un entreno intenso por la tarde, pero a eso de las 9:30 viendo como mi mujer se cambiaba para ir a correr pensé que podría salir con ella y correr juntos, con el fresquito de la mañana. Eso hicimos. Nos fuimos por el Parque Cervantes, hacia la rotonda que lleva a Ciudad Real, tomamos la Carretera de Daimiel y luego el camino de la Hortezuela que así se llama, para luego desviar a la derecha y regresar por otro camino que nos llevaba directamente al parque bajo el túnel de la AIV. No fue un gran entreno pero sí un buen preámbulo a la pedazo de tirada larga que hemos hecho hoy. Si sumamos los 11,20 kilómetros del sábado a los 27,4 kilómetros de hoy resultan unos muy jugosos 38,60 kilómetros que llevan a Merche a una buena senda para lo que le espera.


VIERNES 1: COMIENZA EL DURO MES DE JULIO

Me espera un duro mes, preveo calor y seguiremos tratando de compaginar tanto trabajo con tantos entrenos. En cualquier caso el viernes es de esos días de menos agobios, más tiempo y también día para rematar la semana. No tenía muchas ganas de dejarme la piel, y de hecho no lo hice. Me acerqué al Cerro del Ángel, lo subí campo a través, bajé por el carreterín, subí por el otro camino, el más corto y empinado, volvía a bajar hasta la falda por el carreterín y tomé la vía de servicio. Pese al calor me encontraba bien, cada vez mejor y cogí ritmo por dicha vía, pero en seguida tomé el camino de la derecha que bordea por la cara norte el cerro; pronto tocó bajar por una zona sin camino, con terreno removido por el arado, haciendo un trail; no me preocupé de los tobillos y bajé fuerte. Alcancé el camino que siempre cojo cuando hago el minicircuito de los Cerros de la Aguzadera y fui hacia el Camino de Membrilla, bajé para alcanzar el camino paralelo, El Carril del Yeso y cogí buen ritmo de crucero, haciendo fuertes cambios de ritmo sin prefijar tiempos en dichos cambios. Luego tomé a la izquierda para dar un pequeño rodeo y terminar a tope, eso sí, pasando bastante calor. Me salieron unos 10 kilómetros que resultaron bastante positivos y con los que cerré la semana con casi 80, faltó el casi.

Semana positiva, y la tónica sigue desde que estrené las Mizuno Wave Rider,