RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 30 de julio de 2016

JUEVES 28: CUANDO CORRER ES POR FIN ALGO QUE NO DUELE

Si el miércoles había costado levantarse, no digamos el jueves. Tuve que tirar de voluntad para cambiarme y salir a correr. Una vez que me puse y tras comenzar a soltar la musculatura, pues ocurrió lo que viene ocurriendo desde hace ya bastantes semanas, que comienzo a disfrutar. Aparecí por la falda sur del Cerro del Ángel e hice, como un animal de costumbres, lo habitual últimamente, subir campo a través, y no me costó apenas, llegando arriba con bastante fuerza. Bajé por el carreterín con bastante soltura y a esas alturas ya me encontraba superbien, pensando que no cabía hacer nada mejor a esas horas de la mañana. Bajé por la vía de servicio y en lugar de ir hacia casa fui hacia el Parque Cervantes, y en ese tramo fui disfrutando. Pasé por delante del "pulmón" de nuestra localidad y "para casa". Otros 9 kilómetros que me suponían un total de casi 81 kilómetros y todavía me quedaba el viernes.


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