RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 20 de septiembre de 2016

DOMINGO 11: LA CONQUISTA DE LA SIERRA DE MORAL DE CALATRAVA. OTROS 40 KILÓMETROS

Siento que es como un sueño, un sueño agradable... Nos levantamos bien temprano, no se nos olvida ningún detalle: la mochila, el agua, la isotónica, las sales, las barritas, etc, etc, etc, y nos vamos los dos juntos a realizar pequeñas (o grandes) locuras que duran 4-5 horas. Nunca lo hubiera imaginado porque a Mercedes en otro tiempos siempre la había dado la espalda a cualquier tipo de práctica deportiva, ¿quizá porque nunca había probado?. Ahora cada vez le quedan menos pasos que recorrer para convertirse en la primera valdepeñera ultrafondista, aunque para ello tenga que superar los 73 kilómetros que separan la Puerta de Jérez de la capital hispalense de la Ermita de la Virgen del Rocío (esta duda se despejará a primeros de noviembre).

Pues bien, el sábado día 10 había programado una magnifica tirada larga aprovechándome de la ruta que un ciclista de bici de montaña había dejado en la wikiloc. No sabía exactamente como saldría porque íbamos a recorrer zonas que no conocía en absoluto. Se trataba de recorrer las Sierras de Moral y de Siles y una parte de la Sierra Prieta, unos 40 kilómetros que se antojaban duros, con casi 500 metros de desnivel positivo y terrenos irregulares.























Dejamos el coche en la gasolinera de la entrada de Moral de Calatrava e inmortalicé a Merche antes de salir...Estrenaba chaleco Salomon que a toro pasado puedo decir que le encanta.


Tras corretear por algunas de las calles de la localidad vecina cogimos el paseo que subía paralelo a la Carretera que lleva a Manzanares.



La mañana bien fresquita, como nos gusta, pero pronto el asfalto se convirtió en duro camino pedregoso y con buena pendiente. Tocaba bregar por terreno irregular hasta llegar al Volcán La Mesnera, en el kilómetro 8 y medio de nuestra ruta.




La foto que eché no hace justicia a la estampa del volcán antes citado. Por ello pego otra sacada de internet.



Continuamos por el camino, cada vez más llano y las piernas agradecieron que dejásemos de ascender. Desde ese momento tocaba transitar en modus "tobogán" con constantes subidillas y bajadas, todo dentro de la gran superficie de estas sierras. Eso sí, tuvimos que saltar una cadena que cruzaba ambos márgenes del camino, y desobedecimos el cartel que nos decía que era propiedad privada y coto de caza, prohibido el paso. Tocó en los minutos siguientes tranquilizar a Merche que ya estuvo toda alerta esperando que apareciese alguién en forma de guarda y nos hiciera retroceder o "huir hacia adelante".



Al fondo se sigue viendo el volcán...

Pasamos por un cortijo muy grande pero nadie nos dio el alto y pasamos por una senda bien ancha bordeada por jaras muy verdes, como se ve en la foto de abajo. Unos metros más adelante se interponía en nuestro camino una gran puerta de hierro con el candado echado, así que por unos instantes pensé que estábamos bien fastidiados...



Pero no, simplemente la cosa tenía truco ya que al investigar un poco descubrí que rodeando la casa no había valla y se volvía a salir al camino. La foto de abajo es ya en la otra parte, justo fuera de la finca privada.



Un par de kilómetros más adelante dimos con el GR 169, o lo que es lo mismo, el camino de gran recorrido número 169, que no me constaba que pasara por aquí, pero debe estar recién homologado. Lo han hecho, según creo, coincidiendo con el recorrido de la Cañada Real Soriana, siempre sustentado por numeros carteles de la Diputación Provincial y las señales de pintura horizontales de color blanco y rojo. Seguimos la ruta que marcaba hacia el Azuer.


Avanzamos y avanzamos hacia el norte, bajo las indicaciones del Garmin hasta que por fín aparecimos en la Carretera Moral de Calatrava-Manzanares. Estábamos a poco más de un kilómetro de la Fuente de Siles, el único manantial importante del Término Municipal de Valdepeñas. Como se aprecia en la foto, los cuatro caños que tiene echaban un buen chorro. El problema es que en la piedra decía bien claro que era agua NO potable, por lo que Merche no sólo decidió no beber sino que también se negó en rotundo a llenar agua ni tan siquiera para refrescarnos. Bien sabía yo que esto nos pasaría factura.

Llevábamos casi 19 kilómetros a un ritmo muy irregular, debido a las dificultades del terreno a la pendiente y a que tampoco llevábamos prisa. Ahora tocaba coger nuevamente el PR 169 subiendo por un cerro bastante empinado....



La cuesta tenía su dureza pero sin duda esta zona fue la más bonita de la parte del recorrido que no conocía. También fue probablemente la más técnica.




Había que regresar no exactamente por los mismos lugares, pero sí en sentido contrario. De hecho había algún tramo que coincidía tanto de ida como de vuelta. El problema fue que a esas alturas del día el calor ya estaba pasando su minuta, así que uniendo este handicap a los kilómetros acumulados entramos en una fase de más dureza, la que discurrió entre el 23 y el 31...


Perdimos en bastantes ocasiones el ritmo y tuvimos que realizar breves pero numerosas paradas técnicas para refrescarnos o comer algo. Tuvimos que parar en alguna ocasión en algún abrevadero artificial para mojarnos la cara y la nuca (no nos importó que el sitio estuviese dispuesto para los animales).

Y así fue como llegamos a la Finca La Peralosa cuando alcanzábamos el kilómetro 31. Merche llevaba en ese tramo un pajarón tremendo que le duró dos o tres kilómetros más. Eso sí, un gel consiguió desatascar el problema. Desde la mencionada finca hasta Moral de Calatrava era justamente un tramo que conozco bien y que incluso Mercedes ya ha hecho, pero eso no fue suficiente para endulzar unos kilómetros que se hicieron verdaderamente duros. Pasamos por delante de los repetidores que tres meses antes habíamos subido con los del Extenuación Valdepeñas y seguimos por el Camino de Peñalba hacia la zona de cañadas naturales que se abre entre los montes más abruptos de la zona. Menos mal que Merecedes allá en el 33 ya se había recuperado y con dicha recuperación ya llevaba otra estampa y también otro ritmo. Alcanzamos el camino pedregoso que cada vez se va haciendo más ancha y también cada vez más practicable hasta que se convierte en una pista ancha y llana que lleva cuesta abajo a Moral de Calatrava, y de esta forma fuimos finiquitando esta aventura, eso sí, en la última fase comencé a encontrarme bastante regular (luego descubrí que estaba falto de sales como se demostró con los calambres que me llegaron). De esta forma, 5 horas y 15 minutos después llegábamos a la gasolinera tras haber cubierto 40,2 kilómetros y haber salvado casi 500 metros de desnivel positivo. No parece un gran registro, aunque sea a reloj corrido, pero como decía al comienzo de la entrada, el entreno era duro y no teníamos prisa, se trataba de entrenar una larga distancia en condiciones desfavorables.

Los Aquarius, que fueron varios, no saciaron suficientemente nuestra sed. La botella de litro y medio de agua que nos bebimos después sí que ayudó más. El problema surgió mientras conducía de vuelta a casa, cuando se me agarraron dolorosamente los gemelos, síntoma claro de falta de sales (no me había tomado ninguna sal). 




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