El domingo por la mañana, antes de irnos de viaje, me calcé las Mizuno y cogí la Carretera de San Carlos del Valle para luego coger el camino que sube al Peral. Buenas sensaciones, de esas en las que sientes la carga del día anterior (que fue casi una maratón a un ritmo majo), pero que también notas que el cuerpo te pide marcha. Subí por el camino muy bien, sintiéndome fuerte, y llegué al Peral quizá acusando ese esfuerzo a nivel muscular. La vuelta supuso dos fases: la primera buena, aprovechando la bajadita metí dos marchas y las piernas respondieron, pero cuando quedaban kilómetro y medio comencé a sentir bastantes molestias que me hicieron bajar el pistón hasta el modus descalentamiento y no me encontré muy bien en esta fase.
Algo más de 14 kilómetros hacia la esperanza
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