El
domingo era el día en el que íbamos a entrenar dos cuestiones
importantes: primero, la voluntad de hacer un buen montón de kilómetros
repartidos en dos entrenos en unas pocas horas sabiendo que tras hacer
la primera sesión aún quedaría la obligación de hacer una segunda casi
tan larga como la primera. Merche iba a batir su récord absoluto de
kilómetros en un solo día: 43 kilómetros, pero no había que hacerlos de
un tirón, algo que estoy seguro que hubiéramos podido realizar, sino en
dos sesiones, una matutina y otra vespertina, de 23 y 20 kilómetros
respectivamente. No era el momento de entrenar el comer, ni de entrenar
las paradas técnicas, ni tan siquiera el ritmo, tan sólo eso: acometer
un día de acumulación de cargas repartida en dos momentos. Ya veniamos
preparados con la carga adicional del sábado, así que a resultas el reto
era correr casi 56 kilómetros repartidos en 32 horas.
Así
que el domingo por la mañana salimos yo con lo justo para correr:
camiseta de tirantes, pantaloncillo y zapas, ni tan siquiera garmin o
crono y Mercedes algo más provista, con su chaleco Salomon cargado con
un litro de agua y un par de barritas de turrón energético. No
madrugamos, no era necesario, así que a las 09:40 nos poníamos en marcha
para hacer un circuito que discurría por el carril bici, cementerio,
la Finca La Gatera, el Centro de Adiestramiento Canino de la Carretera
de San Carlos del Valle, Paraje del Peral en su parte alta, Camino
Carretas y Camino de Membrilla y de ahí a casa. Yo incómodo desde el
kilómetro 10, incómodo muscularmente y Merche bien, eso sí, sin dejarse
la piel, y asi nos salió la tirada en 2 horas y 29 minutos a un ritmo
aproximado de 6´30´´ a reloj corrido pero sin paradas.
Ya
a la tarde teníamos una nueva cita, y en esta ocasión lo dos íbamos sin
peso extra, con lo justo, con zapatillas más ligeras y también corría
cierta brisa que hacía más llevadera la carga. Asi que fuimos al Parque
Cervantes, dimos una vuelta al recinto, de ahí a Felix Solís, falda del
Cerro del Ángel, camino entre los Cerros de la Aguzadera, Camino del
Bajo Peral, Paraje del Peral y vuelta por el Camino del Peral. Desde el
principio a buen ritmo y no dejé que Merche se relajara, yendo muchos kilómetros
por debajo de 6´10´´, ritmo constante y con buenas sensaciones para los
dos. En el Peral nos refrescamos un poco y sólo al final se le hizo más
cuesta arriba a mi mujer debido a la falta de energía. 2 horas y 5
minutos para 20 kilómetros justos y creo que con esta doble sesión
habíamos superado un test importante que nos daba confianza de cara a la
Doñana Trail de dentro de 5 semanas.
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