RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 31 de octubre de 2016

EL RETO: LA DOÑANA TRAIL MARATHON: 73 KILÓMETROS ENTRE SEVILLA Y EL ROCÍO

Recuerdo que hace muchos meses, más de un año, una noche Mercedes me dijo: "Javi, hay una prueba muy chula que me gustaría correr...". Se trataba de la Doñana Trail que partía de Sevilla y que se adentraba en el Parque Nacional de Doñana para terminar en la conocida aldea de El Rocío. Yo le contesté: "¡estás loca!, no has corrido aún una maratón y lo más que has hecho es un entreno de 25 kilómetros y sufriendo..!. Pues bien, nos quedan unas horas para que mi mujer y yo intentemos atravesar juntos tierras sevillanas y onubenses y no muramos en el intento. Muchas cosas han pasado desde que mi mujer se le ocurrió proponer aquella osadía: dos maratones, pruebas de montaña a las que pocas mujeres se atrevían a participar, mucho entreno intenso, y sobre todo tiradas muy largas, sesiones maratonianas de 5 horas, y creo que todas las pruebas, todos los obstáculos, los ha ido superando con desempeño, valentía y progresión. Está claro que no va a ir a las Olimpiadas de Tokio, no iría ni aunque tuviera ahora mismo 18 años, pero ¿para qué ser profesional pudiendo disfrutar tanto de esto desde otra perspectiva?. El sábado abriremos una puerta que hasta ahora había permanecido cerrada para ella: la del ultrafondo, y puede que una vez de par en par ya no pueda volver a cerrarse, al menos hasta que las piernas no le dejen continuar; hemos llegado hasta aquí ¿por qué no vamos a seguir avanzando?.

Pero vamos a entrar a un análisis de lo que nos espera este fin de semana:

Es la cuarta edición de esta prueba, aunque quizá es el primer año que se organiza desde un contexto más competitivo. Desconozco el número de inscritos pero es muy probable que en torno a mil loc@s salgamos desde la Puerta de Jérez a las 8 de la mañana del sábado. 

El recorrido es llano, fácil, nada técnico, al principio discurre por asfalto hasta que se consigue salir del cinturón de la ciudad. Luego hay una larga bajada por pista cruzando las vaguadas de algunos ríos y arroyos, por zonas de cultivo y por zonas de arbolado denso. Pasamos cerca de algunas localidades y también atravesamos otras, donde podremos avituallar, tales comoVillamanrique de la Condesa e Hinojos.

Algún repechín entre el 40 y el 50 pero nada muy serio, y a partir del 50 en bajada tendida hasta El Rocío. lo mejor nos esperará desde el 55, cuando nos adentraremos en pleno Parque Nacional de Doñana, con sus bosques densos, sus dunas y preciosos paisajes.

Hemos planificado todo lo mejor que hemos podido la prueba; sabemos qué tenemos que llevar, dónde tenemos que ir más suaves y donde podemos apretar más, sabemos de las limitaciones de Mercedes, pero no pasamos por alto sus puntos fuertes. Lo que es una incógnita es como reaccionará su organismo ante un tute tan largo. Si todo sale 100% perfecto estaríamos rondando las 8 horas, si todo sale muy bien sería una 8 y media, y lo normal es que nos movamos entre 8 horas y media y 9 horas. Si se da mal es probable que ni terminemos.














Esto es la culminación de un sueño hecho realidad: poder correr con mi mujer una prueba de ultrafondo, poder pasarme un montón de horas con ella llevando a cabo una aventura que difícilmente vamos a olvidar jamás. Ahora sólo falta que el sueño sea vivido con total intensidad y a poder ser que tenga un final feliz.



domingo, 30 de octubre de 2016

DOMINGO 30: CORRIENDO SOLO MUCHOS DOMINGOS DESPUÉS

Nuestros domingos se caracterizan por muchas cosas, una de ellas es que toca correr juntos. Sin embargo hoy ha sido una excepción: con Merche en pleno tapering le dí descanso pero yo no me lo podía permitir, así que salí a ritmo medio en una mañana estupenda, con la idea de ir en progresión. Sensaciones que no eran buenas, aunque tampoco malas, al principio, pero con el paso de los minutos, como ya suele ocurrir, me fui encontrando mejor y los últimos 4 kilómetros podrían ser catalogados de bastante buenos. Se nota que ya no estoy lesionado, incluso llevo muchas sesiones en las que ni siquiera arrastro molestias musculares y articulares; me hallo suelto y lo único que echo en falta es coger ese punto en el que correr cueste menos (supongo que ello está mucha gente, ¿cierto?). Hice el circuito de los cerros de la Aguzadera, algo alargado al principio, con lo que salieron 9 kilómetros

No puse el crono a correr y no me fijé por tanto en tiempos, que no está el cuerpo para eso en estos momentos, pero como decía, terminé contento.

Mañana tengo puente, y pasado festivo, así que aprovecharé para mover las piernas y tengo previsto hacer una sesión suavita el miércoles y casi testimonial el jueves, a ver si termino la semana con unos 60 kilómetros que son pocos pero suficientes para estar a unos días de correr una ultra

 

sábado, 29 de octubre de 2016

SÁBADO 29: A LUCHAR CONTRA LOS MOLINOS (EÓLICOS) QUERIDO SANCHO (QUERIDA MERCHE)

Era el último obstáculo, y ya no muy complicado, antes de nuestro reto de la Doñana Trail del sábado que viene (son las 20 horas y para esta hora la semana que viene me gustaría estar pudiendo disfrutar con Mercedes el haber finalizado juntos esta aventura)

Pero eso es el futuro y ahora toca contar como se ha dado la antepenúltima sesión de este plan. Esta mañana decidí realizar un entreno corto pero de cierta intensidad, consistente en dos subidas a la Sierra del Peral, cada una de ellas conlleva salvar 200 metros de desnivel positivo. Eso sí, fuimos hasta el Peral en coche, para no alargar mucho esta última prueba en un momento del tiempo tan delicado. Pues bien, comenzamos el entreno con bastante soltura y bastante frío también, ya que había niebla y estábamos a 9 grados. Aún así íbamos en manga corta y por momentos Merche se quejó de tal circunstancia. Ya subiendo por el camino hacia el cerro la niebla se fue levantando y con estas fuimos entrando en calor. Mercedes subió a ritmo constante la dura subida, sin pausa y sin altibajos. Tras llegar a lo más alto no hicimos parada alguna y bajamos suave para no forzar. Llegados a la casa que hay en mitad del recorrido dimos media vuelta y otra vez para arriba. La segunda subida fue aún mejor, a mayor ritmo, y también de un tirón. Bajamos a mejor cadencia y con más soltura, y llaneando lo hicimos aún más rápido, y de ahí hasta el coche. Salieron 14,5 kilómetros en un discreto tiempo de 1 hora y 40 minutos, pero a tener en cuenta que de la distancia total teníamos unos muy duros 5 kilómetros.

Contentos por varias razones: la primera es que ahora sí que podemos decir que está terminado este largo plan que nos ha traído hasta aquí; quedan dos sesiones para mi mujer que serán meramente testimoniales, para mover las piernas. La segunda razón es que noto sus progresos, que son evidentes, la veo más fuerte, más asentada y creo que lo puede hacer bien en tierras andaluzas; la tercera y última es por el hecho de que de todas las preparaciones que hemos llevado a cabo para grandes retos, esta tercera ha sido con diferencia la mejor, la de menos incidencias y mejores entrenamientos. Hace 6 meses no hubiera creído que esto que hemos hecho fuera posible de esta manera.

Ahora a ver qué pasa...

viernes, 28 de octubre de 2016

VIERNES 28: CORRER PARA REMATAR, REMATAR PARA CORRER

Acabo de llegar de correr; me estuve debatiendo entre si salir o no, porque en realidad me merecía un descanso, pero la tarde estaba para eso, para salir a correr por los caminos, y además también me venía bien a nivel de disciplina poder contemplar como he entrenado todos los días de esta semana aunque no haya sido muy prolija en kilómetros; al menos ha tenido dos entrenos intensos: el del lunes y el del martes, y no han habido apenas molestias. Sé que debería estar bajando un poco la intensidad porque al fin y al cabo los 73 kilómetros de dentro de una semana también me van a pesar, pero es que tengo la cabeza más pensando en Castellón, aunque eso no quiere decir que no me ilusione la Doñana Trail; todo lo contrario, lo del día 5 me ilusiona como el mayor reto que haya tenido, pero la Maratón de Castellón me acojona, válgame la expresión.

El caso es que ha tocado hacer unos 7,5 kilómetros que he tratado de realizar a buen ritmo, y lo he conseguido a medias, porque me ha costado mucho entrar en faena. Mucho mejor los últimos tres kilómetros.

De esta forma ciero la semana con unos dignos 85 kilómetros y estoy pensando en tomarme un respiro en los días que vienen, y no forzar nada

Merche ha terminado la semana en números similares a los de la semana anterior, 55 kilómetros, pero ella sí que es seguro que se relaje mucho en estos días que vienen.


JUEVES 27: UN ENTRENO SUAVITO PARA EL TAPERING DE MERCHE

¡Estamos liquidando!, con la sesión de este pasado jueves, más la del domingo (no creo que haga correr el sábado a mi mujer), más la suavita del martes y una salida testimonial para mover un poco las piernas para el jueves 3 de noviembre habremos terminado este plan y ya tan sólo quedará esperar las horas.

Muy emocionante ver cómo mi mujer intenta convertirse en ultrafondista. De momento será sólo un intento, pero suficiente como para que sea el hito del año.

Pero regresando a temas más aburridos, ayer por la noche salimos con toda la calma del mundo a mover un poco las piernas. A Mercedes le "bullían" las piernas, buen síntoma, unido con la lógica ansiedad, y por desgracia también con las molestias que últimamente siempre tiene antes de calentar en su tibial. Le tuve que contener para que no aumentase el ritmo. Subimos campo a través el Cerro del Ángel y oí su respiración alborotada, lo que significaba que había forzado la maquinaria, subió bien. La bajada sin forzar y luego en el llano la volví a retener para que no aumentase el ritmo. Fuimos al Parque Cervantes, pero tan sólo de paso, y de ahí a casa, haciendo 8,7 kilómetros en unos 56 minutos. A pesar de ir relajados la media no nos salió mal del todo.


MIÉRCOLES 26: PREPARANDO MI CABEZA Y MIS PIERNAS PARA LA MARATÓN DE CASTELLÓN

El pasado miércoles tocaba correr solo, Mercedes descansaba, y aunque estamos en pleno periodo de "bajada de pistón" para mi no es del todo así, porque aunque de aquí a poco más de una semana tengamos que correr 73 exigentes kilómetros juntos, a decir verdad lo que me preocupa es la Maratón de Castellón de febrero y el poco tiempo que me queda para poner a punto los engranajes de esta vieja maquinaria. Por ello había que aprovechar que podía trabajar ritmos más intensos y eso hice, o al menos lo intenté...

Tomé el Camino de Membrilla para realizar un circuito de algo más de 11 kilómetros. Una vez hube calentado tuve que comenzar con los cambios de ritmo de 2´fuertes y como no me veía muy bien de fuerzas, aunque no arrastraba molestia alguna, decidí hacerlo con más suavidad de la prevista. No fue fluyendo el entreno del todo bien, pero al menos como decía, no había dolores, ni pinchazos, ni músculos quejándose, tan sólo cansancio acumulado y un físico muy antiguo que envuelve a una mente que desea poner en "a tono". Conforme fue avanzando la sesión, y sobre todo ya a la vuelta, los cambios fueron yendo a más y pude finalizar este miércoles con las sensaciones positivas suficientes como para quedar satisfecho, satisfecho moderadamente.

Estoy listo para correr con Merche allá por Doñana, de hecho estoy deseando que pasen los días y que nos veamos ya en la línea de salida. Pero quiero estar listo también para correr una maratón de esas de "exprimirme". Sería estupendo recuperar viejos momentos y por ello tendré que luchar estas semanas. Por lo pronto siento que hay avances.

 


miércoles, 26 de octubre de 2016

MARTES 25: PIANO PIANO QUE ESTAMOS DE TAPERING

Ayer martes era el día de SENTIRSE EN PERIODO DE TAPERING, es decir, disfrutar un poco de ese periodo de descanso mental y físico, que creo que nos lo hemos ganado. Así que sin forzar para nada la máquina comenzamos el circuitillo de los cerros de la aguzadera, aunque habiendo dato un rodeo inicial para que nos salieron menos metros. Merche comenzó con las últimamente frecuentes molestias en su tibial, pero pronto calentó y no pasó en este caso de anécdota. Íbamos charlando y la noche acompañaba, hacía fresquito para correr, así que se nos hizo tan corto que decidimos alargar una pizca más la sesión cogiendo la vía de servicio sentido Andalucía, pero a la altura del Restaurante "Tu casa" cogimos hacia el polígono, Avenida de las Tinajas y de ahí a casa. Curiosamente y sin forzar nada de nada hicimos 9,60 kilómetros en 58 minutos, y fuimos prácticamente con la sensación de que Mercedes iba descalentando. Estoy convencido de que está en su mejor momento, a ver si eso se plasma ahora en buen disfrute y buenas sensaciones en lo que se nos viene encima.


martes, 25 de octubre de 2016

NO TODOS LOS DÍAS DOS MARATONIANOS VALDEPEÑEROS BAJAN DE 02:50. DEDICADO A JUAN CRESPO Y MOISES DE LA ROSA

Juan Crespo evoca en mi muchos recuerdos: el olor a cesped recién cortado en el campo de fútbol donde corríamos, la opresión en el pecho por la subida de pulsaciones al terminar las series, las mandarinas previas a un cross o mis pies pronar dentro de aquellas jomas viejas; pero sobre todo regresa a mi aquel viejo sentimiento de envidia sana. Es envidia, pero sin ninguna connotación negativa, es envidia de compañero. Crecimos cerca el uno del otro y compartirmos parte de la adolescencia, aquella que en mi vida es el "episodio de los  esfuerzos", cuando el atletismo era un deporte de locos. Pasaron muchos años, demasiados, y yo ya estoy de vuelta, ahora tengo una visión distinta, pero aquí me hallo, y él..., bueno él nunca se fue. Ahora que nos acercamos los dos peligrosamente a los 50 tacos podemos casi presumir de seguir corriendo, como si el tiempo se hubiera deternido, aunque bien sabemos que no lo ha hecho.

Puedo mirar atrás en la estela que he ido dejando y comprobar que me he inflado a correr en estos cinco años he recorrido 3/5 de la circunferencia de este planeta y casi no me enterado. Quien me lo iba a decir, viéndome desplazar mis viejas piernas durante 102 kilómetros seguidos o tirándome por barrancos en la montaña; que decir de todas esas maratones, tantas que y ni me he enterado. Sí , lo sé, soy malo en esto pero me lo estoy pasando muy bien y eso no me lo quita nadie. Pero Juan es un caso distinto al mío: sus piernas siempre le han llevado rápido a donde ha pretendido ir. Ahora, a sus 46 años se ha vuelto a poner por segunda vez en la línea de salida de una maratón, y ¡ahora sí!, ahora ya sabe que se siente al cruzar la meta casi 3 horas después de iniciarse la gran aventura.  Amsterdam le ha visto llegar a su Estadio Olímpico parando el crono en 2:49, un pedazo tiempo para su edad, para ser su primera maratón, y está claro que ha obtenido el premio merecido al esfuerzo por conseguir su reto. Ahora habrá que esperar a ver si tenemos maratoniando para rato o sencillamente sigue siendo de los de distancias más cortas.

















Hay dejo constancia de su registro y de su cara de esfuerzo. Me gustaría decirle que cuando faltando 10 kilómetros las piernas ya no van tan bien pero pese a todo aprietas los dientes lo conseguido vale el doble.

Pero Amsterdam fue testigo de la figura de un segundo maratoniano de Valdepeñas, Moisés De La Rosa. Yo tuve el placer de compartir con él cuatro zancadas volviendo del Peral y ya intuí que ahí había madera de corredor. Hizo la preparación con Juan, o al menos eso tengo entendido, y a sus veintitantos tuvo bien probar en distancia tan exigente en la que un mogollón de viejunos se juegan su testosterona. Moisés dio con la tecla, llegó en el momento adecuado al lugar preciso y tuvo el gran privilegio de disfrutar desde el principio hasta el fin los más de 42 kilómetros, ¡lo hizo a lo grande!, con un crono estupendo: 02:46. 


Esta es su tarjeta de visita


























Como les decía en facebook ¡vaya par de cracks!. Ya intuíamos que los  dos podían ser sub 3 horas, eso era más que previsible, sus tiempos no están al alcance de la mayoría de los que corremos, pero no es eso lo más importante, porque cada uno corre como puede, como quiere o como sabe. Yo me siento orgulloso de su gesta porque representa bien lo que supone el sacrificio en el deporte popular, y por ello creo que merecían esta entrada. Juan y Moisés han hecho todo esto porque disfrutan haciéndolo, y lo importante es que para llegar hasta ahí tuvieron que currárselo. ¡Enhorabuena!

Ahora sólo falta que se animen a repetir la experiencia  y al paso que nos animen a que los que ya siendo maratonianos estamos un poco en stand by y, como no, a los que aún no se atreven a dar el paso en la distancia de Filipides.

LUNES 24: EN EL PARQUE QUERIENDO VOLAR Y VIENDO MIS LIMITACIONES

No hallé mucha motivación para salir a correr el lunes, aunque bien es cierto que le estoy poniendo intención, y esto es una propiedad que acompaña muchas veces a la activación necesaria para realizar algo. El caso es que se había quedado una tarde noche magnifica para correr después de haber llovido durante gran parte del día, pero al llegar a casa del trabajo me dí cuenta que no tenía cargada la batería del frontal (descargado días antes). Así que este hecho condicionó la ruta elegida para mi sesión, reduciéndose las posibilidades a pocas alternativas: la elegida fue el Parque Cervantes, donde tocaba apretar un poquitín las tuercas haciendo series de 650 metros con recuperaciones activas al trote de otros 350 metros. Fui calentando hasta allí y las sensaciones no fueron de 10 ni mucho menos, me sentía "como aturullado" sin fluidez, y ya conozco bien esa sensacíon que es la antesala a un entreno sin chispa. Me puse a realizar la primera serie y efectivamente, las zancadas salían como por obligación y por ello costaba llevar un ritmo uniforme y adecuado, así que la primera no me dejó contento ni mucho menos; tras la recuperación me sentí más predispuesto a repetir pero el hecho de ir cruzándome con un atleta valdepeñero que goza de menos años y una forma mil veces mejor que la mía no me ayudó mucho, puesto que desde ese momento sabía que iba a medir los puntos de encuentro con dicho atleta, al cual se le veía con zancada corta, sin forzar y pese a todo con buen ritmo. Pues bien, el hecho de no quedarme en evidencia conmigo mismo me hizo apretar un poquitín los dientes sólo con el objetivo de que el otro chaval no me ganara terreno en los cruces, algo que sí ocurrió en las tres primeras series, pero que en la cuarta y quinta conseguí realizar vueltas más rápidas, a costa de dejarme parte de mis piernas en el intento. Por tanto terminé con una doble sensación contrapuesta: por un lado sintiendo que había cumplido con lo que quería, realizar un entreno intenso en el que consiguiera subir las revoluciones y forzarse el tren superior y pero por otra me quedó la evidencia de que estoy viejuno y soy muy malo porque "el otro" se quedó dando infinitas vueltas al recinto en lo que parecía un rodaje de disfrute para él.

La vuelta a casa la hice dando un rodeo por mi antiguo trabajo, Mostos Internacionales s.a., trabajo que de alguna forma no he abandonado aún, y si no que se me lo digan a mi despacho. El paso por las viejas instalaciones que hace unos meses fueron vendidas a una importante empresa bodeguera me hizo pensar en la decadencia de las cosas y por extensión en la decadencia de las personas. Estos pensamiento nos sumaron en positivo, así que llovió sobre mojado. Pero en fín, unos 8,4 kilómetros que aportaron intensidad. En descargo de la negatividad algunas notas positivas: me sentí bien estirando y de alguna forma me siento optimista en cuanto a lo que se me viene encima, que no sólo es el reto compartido de la Doñana Trail, sino que es, sobre todo, el verme corriendo nuevamente una maratón a tope, y esa cita la tengo en Castellón en febrero.


DOMINGO 23: TRECE KILÓMETROS INDIGESTOS

Habíamos pasado la jornada del domingo de viaje ya que desde por la mañana hasta la hora de comer habíamos ido y vuelto de la capital por cuestiones familiares. Fuimos a comer con mis suegros y tuve que realizar una labor de contención ya que mi estómago me avisaba de que no debía abusar (mi sistema digestivo es sumamente delicado y no pasa por sus mejores momentos). Así que me contuve lo que pude y no me pedí el primero, pero no pude comer pescado que era lo que me pedía el cuerpo, ya que lo que había no me convencía, así que terminé "metiéndole mano" a un filete empanado de ternera que estaba muy bueno pero que bien sabía que me iba a provocar la luz amarilla de precaución en mi fuero interno. No pedí postre, ni tan siquiera comí patatas fritas, ya que pedí que acompañaran la carne con un poco de ensalada, pero como venía tocado de las horas anteriores eso bastó para que a lo largo de la tarde me sintiera muy pesado y cuando me puse a correr con Mercedes a eso de las 18:30 no hube dado más de 10 zancadas cuando comencé a comprobar que no me iba a sentar bien, digestivamente hablando, la sesión. Íbamos ataviados con cortavientos prevenidos de la lluvia y pese a las molestias ya comentadas la verdad es que la tarde era bien propicia para hacer eso: correr con tu mujer. Mercedes en su línea, con molestias iniciales en su tibial, que queda claro que le avisa de una lesión leve, pero unos minutos más tardes, ya más cómoda, se puso a rodar muy suelta, y cuando le comentaba, a la altura de la bajada por tierra en el Camino de Membrilla que íbamos a 5´40´´ o menos no se lo creía porque sentía que iba poco más que trotando. En el kilómetro 5,2 cogimos un camino hacia el noroeste el cual estaba bastante embarrado, así que tocó pelear un poco con el lodo que se pegaba en la suela de las zapatillas. Yo bastante tenía ya con mis problemas estomacales, pero a decir verdad un poco de peso extra en las zapas y un resbalón que otro no era como para volverse loco. El regreso por la vía de servicio de la A4 fue bueno y Merche cumplió con creces, a pesar de que una fina comenzó a empaparnos. Ya llegando a casa Merche volvió a sentir molestias en la zona donde se le concentra la perióstitis pero a pesar de ello no bajó el pistón. Yo llegué muy muy tocado de los problemas comentados al comienzo de esta entrada y de hecho apenas pude cenar.

Hicimos algo más de 13 kilómetros en 1 hora y 15 minutos, marcando una media claramente por debajo de los 6´, concretamente a 5´43´´, lo cual está muy bien teniendo en cuenta que veníamos del entreno del día anterior, que el circuito era duro con el barro y con las cuestas, que estábamos entrenando y sobre todo que no forzamos en ningún momento. Quitando el inconveniente de la lesión, por ahora no muy preocupante de mi mujer, se puede decir que está alcanzando el top de forma. Si todo sale según lo esperado la Doñana Trail será una dura prueba para ella que debería disfrutar, también sufrir, y salir reforzada del reto, pero eso hay que hacerlo más que contarlo.


lunes, 24 de octubre de 2016

SÁBADO 22: ENTRENANDO NO COMER NI BEBER EN MÁS DE 23 KILÓMETROS Y SUBIENDO A LOS MOLINOS EÓLICOS

El sábado pasado tocó entrenar una cuestión importante para nuestro reto: ver cuánto puede aguantar Mercedes sin repostar, por si acaso le toca comprobarlo durante el Doñana Trail. No teníamos prisa, y había cierta relajación, pero habia que subir a los molinos eólicos de la Sierra del Peral lo cual siempre inspira cierto respeto. Fuimos por la Carretera de San Carlos del Valle, con bastante soltura, subimos por el camino que lleva al Peral, idem, con buenas sensaciones. A Mercedes se le ha notado toda la dureza del verano y ahora está enchufada, se le ve.. Bajamos al Paraje de las Aguas y de ahí por la carretera hasta alcanzar el Camino Carretas y tirar hacia El Peral en su zona alta. Finalmente cogimos un camino a la derecha que nos llevaba la sierra, y tan sólo bajamos el ritmo (de hecho Merche anduvo) en la zona impracticable llena de piedras que tuvimos que atravesar, de unos 400 metros de longitud. Comenzamos la subida a los molinos teniendo que salvar casi 200 metros de desnivel positivo, y Merche tenía ciertas dudas en cuanto a sus fuerzas, pero la verdad es que subió sin grandes esfuerzos a ritmo constante. Tanto es así que sin descanso alguno bajamos, pero moderando el ritmo no fuésemos a jugarnos alguna lesión. Ya en el rellano y en la carretera cogimos buen ritmo y llegados al Peral la buena cadencia continuó hasta casa y todo sin beber ni comer, algo impensable en otro tiempos. 23,5 kilómetros en 2 horas 30 minutos con la subida comentada entre medias. Habíamos superado el último gran obstáculo antes de la Doñana Trail.

JUEVES 20: MERCHE Y LA LLUVIA CAYENDO EN LA NOCHE

Otro ejercicio de superar la desgana que resulta de cambiarse ya de noche para salir a correr, cuando estamos en periodo de relajación. Menos mal que todavía no hace frío. Sin embargo el jueves lo que sí hacía era amenaza de lluvia. Salímos con la idea de hacer un entreno suavito, y de hecho fuimos relajados al principio cogiendo el Camino del Peral tras dar un rodeo previo. Pero Mercedes se encuentra tan bien que no tuvo más que calentar su tibial para empezar a coger ritmo. Llegamos a la zona de la caballeriza donde cogemos el camino de la izquierda que luego lleva a cruzar la Carretera de La Solana y tiramos para la escombrera que hacía una imponente sombra en la noche. Regresábamos por el "camino de la vega" que así lo tengo bautizado ya empapados por la llovizna pero con buenas sensaciones, en uno de esos entrenos en los que apetece estar y fui picando a Merche para que no descuidara el ritmo, lo cual logró. Cuando quedaban algo más de 3 kilómetros nos quedamos sin foco (la luz se apagó por falta de batería) pero la luz del pueblo se reflejaba en la nube que estaba descargando el agua y se veía bastante bien. Llegamos a casa bastante contentos con otros 11 kilómetros bien empleados en un ritmo bastante por debajo de 6´ el kilómetro.

Con esto habíamos cerrado la semana, ya que el viernes tocaba descanso: ella con unos decentes 56,50 kilómetros en semana de tapering y yo con 76 kilómetros que tampoco están mal.

 


MIÉRCOLES 19: LO QUE ME PERDÍ Y TODAVÍA SIGO BUSCANDO

Cuando Merche no corría o corría poco y, por consiguiente, no compartíamos tantos entrenos yo solía realizar muchas más sesiones intensas que me dejaban exhausto. He de reconocer que desde que preparo a mi mujer para sus retos yo he bajado mi listón en detrimento de la posibilidad más cierta de mejora propia, aunque ello no me haya quitado el sueño. El miércoles era uno de esos días de batalla interna en la que no tengo excusa para no añadir intensidad ya que tocaba correr solo; sé que mi cuerpo prefiere correr con ella porque así sufre menos y tambié sé que perdí aquel hábito de "dejarme la piel" entreno tras entreno, y sigo buscando esa actitud por todos los rincones, pero ya no tengo excusas en forma de lesión que me impidan apretar los dientes así que es sólo cuestión de coco y de seguir buscando.

En esta guisa el miércoles por la noche, recién anochecido, comencé otra sesión más con ritmo sosegado con la expectativa de que mis piernas entraran pronto en calor. Cuando lo hicieron no les perdoné ni un metro más y comencé con el interval previsto: 2 minutos fuertes y 3 minutos suaves; la intención era que en esta ocasión saltaran chispas de las zapatillas, sin embargo el comienzo no fue el mejor y cuando en el tercer cambio me ví luchando contra el viento comprobé que fácil no iba a resultar cumplir mis expectativas. Ya a la vuelta, regresando por el camino del Aeródromo todo mejoró bastante y los cambios fuertes se hicieron mucho menos traumáticos y mucho más rápidos, permitiéndome realizar unos buenos últimos 5 kilómetros, que fueron los que de verdad sumaron en la sesión. Casi 10 kilómetrosque añadir a esta semana de tapering encubierto (el verdadero tapering es para ella).

MARTES 18: BUEN ENTRENO INTENSO EN EL PARQUE CON MERCEDES

Últimamente acostumbro a repetirle una frase motivadora a Mercedes siempre que me acuerdo: "no te queda ya nada". Sé que eso le pone nerviosa, pero soy consciente que también le activa. Esa frase tengo que usarla antes de comenzar entrenos como el del martes y sé que funciona. Era ya de noche y no teníamos ganas de ir por los "caminos de Dios" como dice mi mujer, así que proyecté un entreno intenso para ella en el Parque Cervantes. Avenida de las Tinajas, vía de servicio de la A4, Felix Solís y Parque Cervantes, lo que suponen 3 kilómetros, más 5 vueltas hechas con cambio de ritmo de unos 650 metros con 350 metros suavitos. Me sorprendió Mercedes realizando los cambios rápidos a un muy buen ritmo demostrándome que todavía sigue afinando su preparación y que de ritmo está en el top histórico. Me atrevería a decir que de correr una maratón bajaría su mejor marca sin problemas, pero eso son conjeturas porque no tiene que correr una maratón, sino una ultra de 73 kilómetros. En cualquier caso dejó muy buenas sensaciones esa sesión, con ritmos que en ocasiones irían por debajo de 4´40´´, palabras mayores para ella. Puedo decir que para mi resultó un entreno que sin ser intenso intenso tampoco puedo decir que resultara relajado, lo cual muestra que las diferencias de forma entre los dos se siguen estrechando. La sexta vuelta la aprovechamos para hacer un descalentamiento que pronto dejo de ser tal porque fuimos aumentando el ritmo en pogresión y de hecho la vuelta a casa la realizamos con muy buena cadencia. Resultaron 9 kilómetros y medio bien empleados. El tibial le dio una pequeña tregua a mi mujer




LUNES 17: LA DESMOTIVACIÓN TE ENGAÑA Y ES MALA CONSEJERA, NO LA ESCUCHES

Estar de tapering tiene sus cosas buenas pero también sus cosas "no tan buenas". En lo positivo está claro que el cuerpo y la mente se merecen cierta relajación no permitida en otras fases del plan, y en lo negativo hay que decir que dicha relajación provoca muchas veces cierto "aplatanamiento" que desactiva algunos mecanismos y que provoca que el cuerpo (y también la mente) ya no estén tan dispuestas a sufrir. Así comenzó mi lunes de running del día 17, sin mucha predisposición. También hay que tener en cuenta que el otoño trae la noche antes por lo que cuando menos se espera uno ya se ve corriendo en la oscuridad. En cualquier caso "nada nuevo bajo el Sol". Me ví subiendo campo a través el Cerro del Ángel, como si no hubiera tenido bastante el día anterior con Mercedes. La subida bien, más allá de los problema motivacionales a los que hacía referencia en las líneas de arriba. En la bajada metí un poco de caña y me ví por la vía de servicio apretando de lo lindo, como si se fuera a acabar el mundo tras de mi y huyera de la catástrofe. Llegué el camino que pasa por detrás de los cerros de la Aguzadera y regresé por el camino que deriva en el de Membrilla, bajando a muy buen ritmo por el asfalto hasta casa. Al final resultó una sesión decente por más que al comienzo no tuviera ganas de iniciarla.

Unos 10 kilómetros a añadir en esta semana de antesala al reto de mi mujer.


DOMINGO 16: 10 SUBIDAS SEGUIDAS AL CERRO DEL ANGEL CON SUS 10 BAJADAS

El sábado por la noche no teníamos muy claro que hacer el domingo por la mañana, pero me acosté con la idea de acercanors a Despeñaperros y hacer el duro circuito que tenemos de casi 21 kilómetros. Sin embargo no escuché el despertador y nos levantamos bastante tarde por tanto, así que hubo cambio de planes y lo que hicimos fue acercanos al Cerro del Ángel dispuestos a subir el mismo 10 veces por el carreterín, y como lo que sube tiene que bajar, no nos pudimos escapar de las consiguientes 10 bajadas; las cuentas salen fáciles: 2,5 kilómetros y medio de ida más 10 subidas de 1 kilómetros cada una, más las diez bajadas más otros 2,5 kilómetros de vuelta resultan 25 kilómetros cabales con unos 500 metros de desnivel positivo. Entreno no muy duro en cuanto a su dificultad, duración o extensión pero si complejo en cuanto a que quedábamos castigados a repetir la misma serie 10 veces. 

Dejamos una botellita de agua en un árbol y comenzamos la sesión, al principio con un poco de pereza por parte de Mercedes, pero fue entrando en faena y de este modo fueron avanzando los minutos cada vez con mejores sensaciones. Hicimos una parada técnicas tras la quinta bajada y reanudamos las series con ánimos renovados, aunque todo hay que decir que la novena se le puso un poco de punta a mi mujer, la décima la hizo muy sobrada, la más rápida, demostrando que tenía cuerda para rato. El regreso fue bastante rápido y sobre todo el último kilómetro y medio donde nos pusimos a correr a 5´el kilómetro

Al final marcamos un tiempo de 2 horas 52 minutos para los mencionados 25 kilómetros, en un entreno de transición en el inicio del tapering de cara a la Doñana Trail del 4 de noviembre. La nota negativa fue que en algunas fases de la sesión el tibial de Merche volvió a hacerse notar.


SÁBADO 15: UNOS ONCE KILÓMETROS CON MERCHE

Aquel sábado hacía una mañana fabulosa lo que unido a que comenzaba oficialmente el periodo de tapering (últimos días del plan en los que se baja el pistón para aprovechar la supercompensación) del plan de la Doñana Trail, nos daba un panorama cierto de relajación y de disfrute. Así que Merche y yo fuimos charlando tranquilamente hacia el norte, recorriendo esos caminos que tan bien conocemos. Derivamos finalmente hacia el Camino del Peral y al llegar al carril bici cogimos el camino que bordea el cementerio en su parte ampliada para regresar por la Carretera de San Carlos del Valle. Once kilómetros que iban a ser el preámbulo del entrenamiento del domingo, una de las pocas sesiones duras que nos quedaban en el calendario antes de afrontar nuestro reto. Volvieron a repetirse las molestias que aquejan a Mercedes en la zona del tibial, una perióstitis leve (al menos hasta ahora) que le afecta sobre todo en los comienzos de los entrenos y también cuando cambia de terreno blando a duro. Por lo demás no hubo incidencias.




viernes, 21 de octubre de 2016

JUEVES 13: 8 KILÓMETROS QUE NOS AYUDAN A CERRAR UNA BUENA SEMANA

De nuevo la noche, Merche cargada otra vez en la zona de su tibial, inicio de perióstitis por la carga acumulada, pero ya no podemos parar. ¡Costó arrancar pero finalmente lo hicimos!. Avenida de las Tinajas sin dejar que se relajara, metiendo caña por la vía de servicio hacia el Parque Cervantes y una vez allí dando tres vueltas cañeras para ella, moderadas para mi, pero que le dieron más contenido de calidad a su semana. Regresamos a casa sin descuidar la cadencia y completamos unos 8 kilómetros muy majos que nos permitían cerrar a la semana: ella con unos 74 kilómetros, su segunda distancia más larga recorrida en una semana y yo con 87 kilómetros que no me dejan mal sabor de boca.


MIÉRCOLES 12: CORRIENDO EN UN BONITO DÍA DE FIESTA

Era día festivo y aprovechamos que teníamos la mañana libre para salir a correr antes de comer. Mercedes estaba algo cargada de los tibiales así que comenzamos suavito por la zona del Sabeco para luego tomar el Camino de Membrilla y después el Camino del Bajo Peral, tomando el camino que lleva a la Carretera del Peral, tras cruzar la carretera, y luego cogimos el camino que rodea el cementerio y volvimos por la Carretera de San Carlos del Valle en unos 10 kilómetros hechos sin muchas pretensiones, pero que nos ayudaron a sumar.

MARTES 11: MERCHE CORRE A 5´35´´ POR CAMINOS 9,6 KMS

El martes tocaba enchufar a Merche en una semana que pretendía que, en lo que restaba, fuera intensa y de pocos kilómetros para ella. y a fe que el martes aquel lo conseguí. Salímos dando algún rodeo por el Camino del Bajo Peral y luego regresamos por el camino que pasa por detrás del aeródromo y termina en el Camino del Peral. El ritmo estupendo, exigente para ella, pero bastante vivo, y no le costó mantenerlo mucho lo cual denota que está en forma de cara a su gran reto. Casi 10 kilómetros, concretamente 9,6 kilómetros hechos en unos muy buenos 53 minutos largos, y el último kilómetro en 4´40´´ aproximadamente. Así sí que llegará en buena disposición a la Doñana Trail.

LUNES 10: EL INTERVAL QUE ME HIZO SENTIR BIEN. 13 KMS

Aquel lunes era el lunes en el que un montón de cosas volvían a reiniciarse, como el viejo servidor de esa vieja empresa que cada lunes es encendido para indicar de esta forma que se vuelve a la actividad diaria. El fin de semana había sido fructífero y estaba contento por ello, pero ese punto de vista tenía más que ver con Mercedes y nuestro reto en la Doñana Trail; lo de comenzar con fuerza el lunes tenía que ver más con mi objetivo de coger sensaciones y alcanzar un mejor tono, algo que me está costando. Cogí el Camino de Membrilla ya de noche y me ví a buen ritmo prácticamente desde el comienzo, realizando cambios constantes de 2,5 minutos. Todo fue creciendo y sobre todo cuando la pendiente me fue benévola donde comencé a estirar zancada para tratar de rememorar viejos tiempos. Más que el ritmo alto lo más me interesa es poder llevar un ritmo cómodo lo más intenso posible y sin molestias, y eso, en gran medida es lo que conseguí ese día; me ví regresando por la vía de servicio a una cadencia esperanzadora y con la moral alta por sentir que estaba cumpliendo un buen entreno, de esos que necesito para cumplir ese objetivo particular antes comentado. Así que completé los 13,10 kilómetros del circuito con buenas sensaciones, con fuerza, prácticamente sin molestias y quedé totalmente satisfecho.

Ya en casa estiré un rato y eso me ayudó a alargar un poco más mi positivismo.

 

viernes, 14 de octubre de 2016

DOMINGO 9: PROBABLEMENTE LA ÚLTIMA TIRADA LARGA ANTES DE LA DOÑANA TRAIL: 33,25 KMS

No había que madrugar, eso era un punto a nuestro favor, tampoco había que acercarse y mucho menos superar los 40 kilómetros. Tan sólo iba a ser una tirada larga, a las que hay que respetar por eso de superar los 30 kilómetros, pero el hecho de ser la última antes de acometer nuestro reto suponía cierto nerviosismo, ciertas ganas de "quitárnosla cuanto antes de encima".

Fue por ello que costó arrancar, había en el ambiente cierta falta de motivación, que no desmotivación. Para evitar tener que salir desde casa, que ya comienza a agobiar un poco de tanto repetirlo, decidí montar un circuito que partiendo del Peral nos llevara a San Carlos del Valle y desde allí regresaramos al pueblo por la zona del cementerio para desde allí ir al Peral no sin antes dar un pequeño rodeo por la zona de la vega.

Antes de comenzar eché a Mercedes la foto de rigor:


Y tras esto nos pusimos manos a la obra. Desde el comienzo me sentí mejor de los esperado. Ayudaba bastante el hecho de hacer fresquito. Merche también iba bien, se le veía en la cara...

Progresamos por la Carretera que lleva a La Solana hasta que aproximadamente en el kilómetro 4 cogimos el camino que bordea la sierra en su parte noreste. Ese recorrido lo conocemos bien, yo más que ella claro, pero era su cuarta vez si no recuerdo mal. Fueron cayendo los kilómetros sin preocuparnos en exceso el ritmo. La consigna era hacer pocos descansos y los que hiciéramos que fueran breves. 


Llegamos a San Carlos del Valle en el kilómetro 13,5 con la fuerzas muy enteras aún. Cruzamos el pueblo y tomamos sentido Valdepeñas por el camino paralelo a la carretera..., pero antes sacamos unos segundos para poder salir posando en tan bella estampa.





Tocaba bajar, poco a poco, pero bajar por el camino que lleva al Camino de las Casas de Santa María. Seguía viendo bien a Merche y la media iba bajando paulatinamente. Lo mejor fue el hecho de que las pausas eran las justas, prácticamente ninguna, quizá tan sólo para las fotos. 



Ya pasado el kilómetro 24 Merche comenzó a sentirse cargada y con molestias en la cintura, así que la decisión consistió en apretar un poco a ver si de esta forma se soltaba. Llegamos a la parte de atrás del cementerio cuando llevábamos casi 27 kilómetros recorridos. Alli hicimos una mini parada técnica y aprovechamos para estirar, no más de 2 minutos. Cogimos rumbo al Peral y ya en el camino que lleva directo a dicho paraje tomamos a la izquierda para rodear por la zona de la vega. Las sensaciones fueron mejorando en esta última fase de la tirada y alcanzamos el Peral y el final de la sesión con buenas sensaciones, tras haber corrido 33,25 kilómetros a 6´30´´ de media, 3 horas y 35 minutos.

Posiblemente el último escollo de consideración antes de vernos en la salida de Sevilla hacia la Aldea del Rocío.



SÁBADO 8: TIRADILLA PREÁMBULO CON 13,75 KMS: EN EL OJO DEL HURACÁN

El sábado era el primer día de una semana que se iba a presentar "dura", la última difícil antes de la Doñana Trail. Así que aprovechando que ya no hace calor no tuvimos que madrugar y salimos de casa a eso de las 12 de mañana. Merche comenzó a quejarse a los pocos minutos, se hallaba cansada y con molestias musculares, así que costó que cogiera ritmo, tanto como casi media hora. Subimos por el camino que desde la Carretera de San Carlos del Valle lleva al Peral, y noté que en la cuesta comenzaba a entonarse. Llegamos al Peral ya con total normalidad, nos refrescamos un poco y cogimos rumbo a casa. Terminamos el entreno mucho mejor de cómo lo habíamos empezado realizando los 13,75 kilómetros del recorrido en 1 hora y 28 minutos, ritmo flojo, pero no era el momento de hacer florituras.


COMO CERRAR UNA SEMANA DE POCOS KILÓMETROS HACIENDO UN DIENTE DE SIERRA

Como había comentado en anteriores entradas, el Trail de Onil fue un "pegote" un "añadido", no previsto inicialmente en nuestro plan, pero a veces hay que salirse del guión y eso hicimos. Antes del mismo veníamos de una semana de alto kilometraje, pero tras dicha prueba las piernas de Mercedes se quedaron muy tocadas, así que decidí que los días siguientes fueran de recuperación, practicamente de descanso. Por ello tanto el jueves como el viernes descansamos y con ello cerramos una semana pobre en kilómetros pero rica en otros aspectos, teniendo en cuenta que habíamos competido en la montaña. De esta forma a mi me salieron unos muy pobres 50 kilómetros y a Mercedes 42, pero no me preocupó esto, la siguiente sería de nuevo de alta carga kilómetrica y llevaríamos a la práctica lo de los dientes de sierra en el pico de intensidad del plan.

Dicho esto he de comentar que estoy muy satisfecho de como se están desarrollando estas semanas, y más teniendo en cuenta que en estos últimos días Merche ha entrando con fuerza, intensidad y haciendo buenas distancias. Sin duda que ya está preparada para su reto, el que tiene de aquí a 20 días.




MIÉRCOLES 5: MERCHE AVANZA CON ALGO MENOS DE DOLORES

El martes habíamos tratado de estirar y a Merche le había costado todo un mundo hacerlo. Luego trató de pasarse el rulo por sus doloridos músculos y eso supuso oir sus cuasigritos en clave tortura. Sin embargo el miércoles tocaba salir de nuevo, en esta ocasión con la idea de que podríamos desarrollar la sesión con menos dolores e incidencias. Así que a ritmo suave y en progresión fuimos prosperando para conseguir hacer unos 8 kilómetros y medio sin pretensiones, tan sólo con el objetivo de seguir soltando las piernas. En mi caso me sentía ya dispuesto a acometer una sesión de mayor intensidad, pero no estoy metido en todo esto yo solo y tocaba ayudar a mi mujer en su recuperación muscular.

Ya en casa, estuvimos estirando y en esta ocasión pasarse el rulo no fue tan doloroso. 


MARTES 4: 7 KILÓMETROS MUY DOLORIDOS

Decidimos darnos un descanso el lunes, y es que ya sabemos que tras un trail competitivo lo que quedan son un montón de dolores incluso en músculos que ni tan siquiera sabías que existían. Correr en asfalto supone ir siempre en la misma o similar postura, todo lo contrario a lo que ocurre en la montaña, donde se fuerzan sobremanera las articulaciones y las inclinaciones, los resbalones, los saltos y las irregularidades hace que los músculos queden deshechos. Fue por todo ello que el lunes no estabamos para muchas bromas, en especial Mercedes, que me envió un guasap en el que me decía: "la primera vez en mi vida que me veo obligada a coger el ascensor del ayuntamiento para ir a la segunda planta.."

Eso sí, no nos podíamos perdonar el martes, así que por la tarde salimos los dos con la intención nada pretenciosa de mover un poco las piernas para después, simplemente poder estirar. Estos entrenos deberían ayudar a eliminar toxinas, a rebajar líquidos y a permitirnos estirar, y en el caso de mi mujer poder pasarse el rulo.

Cuesta poder explicar con palabras como transcurrieron los primeros 25 minutos de sesión: Mercedes no podía correr así que practicaba una especie de marcha heterodoxa. Sólo pasados 4 o 5 minutos pudo comenzar a practicar algo parecido a la carrera, eso sí a ritmos más lentos que los que consiguen andando. No importaba mucho, pero preocupaba un poco los dolores que tuvo que soportar en el proceso, sobre todo temía que se pudiera lesionar. Tras muchos minutos su carrera se fue haciendo más regular y fue cogiendo un poco de ritmo de forma que afortunadamente pudimos ir avanzando. Bajamos por el Camino de Membrilla en mejor disposición, aunque sin forzar y cogimos dirección a la Avenida de las Tinajas y de ahí a casa. 7 kilómetros que probablemente recuerde durante mucho tiempo por lo accidentado y doloroso. En mi caso me hallaba también dolorido y cargado pero no tanto. 

Pese a todo, estaba casi seguro que lo de Onil había sido un acierto no sólo como experiencia sino también como entreno de cara a la Doñana Trail.


miércoles, 12 de octubre de 2016

LA CRÓNICA DE LOS 25 KILOMETROS TRAIL DE ONIL: EXPERIENCIAS QUE HAY QUE REPETIR

Parece que la vida de todos nosotros tiende a darnos segundas oportunidades; es lo que ocurre por ejemplo cuando creemos que algo se ha terminado para siempre y resulta que no, que regresa con otra forma o en tras circunstancias; en el caso de la aventura del Trail de Onil, quedará en nuestra saca de los recuerdos como ese disgusto breve que tornó a una doble experiencia maravillosa en dos momentos distintos del tiempo.


Allá por finales de mayo de este año viajábamos Mercedes y yo a correr este trail, en la zona industrial juguetera más importante de España, y en uno de los pulmones verdes más grandes de la provincia de Alicante; por aquel entonces nuestro objetivo era ir cumpliendo nuestro mesociclo de fuerza de cara a los duros y largos entrenos por los que iba a tener que pasar Merche en verano, todo ello si quería llegar en buena disposición a la Doñana Trail de primeros de noviembre. Nuestra sorpresa quiso pillarnos en fuera de juego cuando nos informaron que la tan esperada carrera había sido suspendida a última hora por los organismos públicos competentes debido a riesgo de incendio; de esta manera pasábamos de ser ilusionados runners a simples turistas sin su principal acicate, correr. Suerte que pudimos contactar con los organizadores y conseguimos realizar el recorrido con ellos, lo que nos dio la oportunidad de pasar una magnífica mañana de domingo con un grupo de gente estupendo. El trail quedó pospuesto para primeros de octubre y unos meses después allí estábamos de nuevo, pero muchas cosas habían cambiado: ya no nos encontrábamos en el mesociclo de fuerza, en los meses de julio, agosto y septiembre habíamos hecho un montón de duras y largas tiradas y prácticamente Mercedes ya estaba preparada para correr los 73 kilómetros que distan de Sevilla a la Aldea del Rocío. Por ello correr un trail técnico no era lo más aconsejable, sino todo lo contrario, era más bien un riesgo; pero la "vida es riesgo" y merecía la pena arriesgarse, como de hecho se ha demostrado....

...Pero contemos lo ocurrido con algo de menos rigor periodístico, que bien merece que me devane los sesos en ornamentar un poco las palabras que utilizo en estas líneas de este vuestro blog:

El viaje a tierras ya conocidas donde ser bien recibidos

No fuimos dos sino cuatro los que nos desplazábamos a Onil por la mañana. Venían Jorge e Inés y como el día pintaba soleado, el hecho de ir a hacer lo que más les gusta a los progenitores se convertía también en una buena oportunidad para que todos los miembros de la familia pasasen un bonito fin de semana en este veranillo de San Miguel que nos ha tocado vivir.

Como somos fieles con las gentes y los sitios donde nos tratan muy bien volvímos a comer donde creo que ya nos van conociendo: en la Brasería El Morrón de Villena y ocurrió lo de siempre, que no nos defraudaron y acabamos "rebolondos" de tanto jalar, porque todo, y digo todo,  estaba muy bueno. 

Ya en Onil recogimos los dorsales en el mismo palecete donde meses antes una señorita nos había dado la mala nueva. "¿no os lo han dicho??...el trail se ha suspendido", pero en esta ocasión todo estaba montado y bien montado, de forma que nuestros amigos, aquellos con los que ya compartimos aquellos fabulosos kilómetros en mayo, nos atendieron muy bien y todo termino con nuestro chip, dorsal, y otros regalos en sendas bolsas del corredor. Eso sí, no pudimos evitar entretenerles dándones un poco de charleta; eramos "los de Ciudad Real" pero ya no era igual, ahora éramos parte un poco del "todo" que conforma una reunión de gente como esta.

No quisimos privar a la peque, Inés, del  disfrute que supone posar con los playmobil que andaban "vestidos" para la ocasión.













En cuanto al Trail Running Onil, pudimos apreciar los "nervios típicos de su primera edición", de este bebe que quiso nacer de nalgas allá por mayo pero que a última hora decidió quedarse otros pocos meses más en el vientre de su madre y ahora tocaba salir al mundo, esta vez con éxito, sin complicaciones. Los integrantes de este estupendo club de montaña y una tropa de colaboradores y vluntarios habían trabajado duro para para vivir un parto feliz y se podía apreciar que estaba todo dispuesto,  ¡medio pueblo de Onil volcado!.








En cuanto a nosotros, aprovechamos la soleada tarde para tratar de bajar un poco la dura digestión paseando por el pueblo y llegó el momento de "recogerse" a nuestro hotel, que estaba en el polígono, no sin antes pasarnos por un outlet donde pudimos hacer las delicias familiares comprando algunos complementos. Rematamos la faena con una estupenda cena a base de raciones en otro hotel a la entrada de Castalla y de esta forma cerrábamos el sábado ya que había que madrugar para estar a tope en la jornada dominical...

Todo va a salir bien: lo sé


Por desgracia no pudimos desayunar en el restaurante del hotel porque lo encontramos cerrado, (creo que fue así porque estaban también liados como voluntarios) así que tuvimos que comprar algunas cosillas en la gasolinera, algo que tampoco nos importó mucho. La mañana era estupenda, fresquita, pero sin viento ni nubes, ideal para una buena jornada por montaña, y si no es así  decirme que no se aprecia buen rollo en las dos siguientes fotos:







Calentamos más de lo que solemos hacer en eventos como estea, y es que sabíamos que a los pocos metros de la salida tocaba una dura subida y más nos valía que no pillásemos a nuestras piernas en fuera de juego. Los más de 170 inscritos en los 25 kilómetros íbamos a salir a las 8 en punto, junto con los senderistas, otro montón, prueba no competitiva paralela que me parece todo un acierto para completar una buena experiencia en tan fabulosos parajes como los que tienen allí. Los participantes en los 14 kilómetros lo harían a eso de las 9 con la idea de que los tres grupos llegásemos prácticamente a la vez teniendo en cuenta que los senderistas recorrerían el circuito de la prueba corta. Me pareció una buena idea para que todos y cada uno de los aventureros se sintieran protagonistas de esta aventura común.

Estupendo ambiente en línea de meta y cero nervios en mi caso, no puedo decir lo mismo en el caso de Mercedes a la que la montaña siempre le trae grandes emociones pero también ciertos temores. No iba a acompañarla en esta ocasión de forma que cada uno iría a lo suyo: yo ya estoy recuperado de la larga lesión que me ha traído de cabeza y lo único que me falta es ponerme a tono, así que habíamos decidido que lo mejor era tomárnoslo con calma pero cada uno a "su amor".

Hay que decir que había algunos corredores con muy buena pinta, como por ejemplo Roger Casal Fernandez un representante catalán de la selección española de orientación, Campeón de España en 2014 que a la postre sería el ganador con un magnifico tiempo de 2 horas 14 minutos, que os aseguro que ¡hay que hacerlo! teniendo en cuenta el desnivel positivo que había que salvar, +1300, y las diversas zonas técnicas que estaban repartidas por el recorrido. 

Yo, totalmente a lo mío..., me repetía para mis adentros: "todo va a salir genial, va a ser una estupenda mañana que corrobore con buenas sensaciones que lo hemos estado haciendo bien todo este verano".

Y nos pusimos en marcha


Desde las primeras zancadas me encontré suelto, pero estaba dispuesto a contenerme, a disfrutar y no dejarme llevar por la testosterona, así que mi objetivo principal era que no me ocurriera lo que me ocurrió en Mas de Barberans en agosto, cuando me vine abajo en varias ocasiones mientras subía. Capeé bien las primeras subidas, casi siempre corriendo y muy esporádicamente echando a andar unos metros. No me costó ir adelantando gente, sobre todo en las zonas de mayor pendiente y los metros en mi garmin fueron avanzando rápido. Cuando llegamos a la zona de sendas entre bosques no pude evitar clavar una sonrisa, ¡me lo estaba pasando como un enano!.

Llegué al kilómetro 7 y pico donde se encontraba el avituallamiento y se bifurcaban ambos recorridos, el largo y el corto. Allí pude recibir el calor de algunos integrantes del Trail Running Onil, que me preguntaron dónde me había dejado a Mercedes y me indicaron que me veían con fuerza. Llevaba algo más de 53 minutos a una media que rondaba los 7´el kilómetro, lo cual estaba muy bien teniendo en cuenta que habíamos salvado unos 600 metros de desnivel positivo.




No paré ni un minuto, lo justo para coger dos trozos de plátano y unas gominolas, tras beberme un vaso de isotónica, que me sentó "de vicio".

En los siguientes cuatro kilómetros tocó bajar y las partes más técnicas fueron las peores, como casi siempre. No lo hice ni la mitad de bien que en Mas de Barberans, no me sentía seguro muscularmente y tampoco se puede decir que llevase mal ritmo pero pronto comprobé que me comenzaban a adelantar: hasta 4  corredores conté. No me importaba demasiado ese hecho, porque no me preocupaba el puesto, lo que quería era rendir bien, no lesionarme y llegar fuerte a meta. Por lo demás, la únicas molestias que iba sintiendo era en la zona de las ingles, claramente cargadas y uno de mis tobillos que sentía "abierto". Eso sí, ni rastro de la vieja y pasada pubalgia. No conseguí bajar ni un solo kilómetro de 6´, cuando sé que hay gente que se "tira" incluso por debajo de 4´. Llegué al barranco más técnico donde meses antes Merche se había doblado el tobillo y un voluntario me indicó que llevaba un grupo a 200 metros, pero no me veía con posibilidades de alcanzarles.

En algún punto entre el kilómetro 11 y el 12 me alcanzó un corredor que se puso a mi lado y no me adelantó. El terreno se había puesto nuevamente cuesta arriba, y era sabedor que ahora había que ascender hasta "las antenas", unos 350 metros en algo menos de 3 kilómetros, aunque no iban a ser muy técnicos. Como iba muy bien de fuerzas fue el momento de pensar en no andar, o hacerlo lo mínimo, así que mi acompañante y yo fuimos progresando sin pausa en nuestra cadencia adelantando a algún que otro competidor al que se le comenzaba a atascar la subida. Llegamos al avituallamiento de las antenas en el kilómetro 14 en un momento en el que iba realmente disfrutando, pero con el calor que ya estaba haciendo tomé una decisión que creo que fue acertada: echarme a la boca dos pastillas de sales junto con la isotónica. El corredor que me había acompañado durante algunos kilómetros se me fue un poco debido a que apenas perdió unos segundos en el avituallamiento así que me costó cogerle nuevamente la estela. Ahora tocaba bajar, sin demasiadas zonas técnicas, por una parte muy bonita con indicaciones de plantas, la "zona botánica". Esa fase de la carrera se basó en tratar de seguir al citado corredor y a fe que me costó. A pesar de ir la mayoría del tiempo bajando también había repechos, y en la más larga de las subidas le volví a dar caza. Sabía que estábamos cerca del avituallamiento, el mismo del kilómetro 7 y me propuse llegar con él hasta dicha parada, algo que conseguí:






Kilómetro 18 y con bastante fuerza. En el avituallamiento de nuevo los ánimos de la gente conocida de la organización, y de nuevo me eché una pastilla de sales a la boca. De piernas iba bien, sentía el esfuerzo pero me encontraba entero. Pero solo bastaron unos pocos segundos que gasté en la parada para volver a perder la pista de mi acompañante.






La bajada pedregosa y empinada que nos llevaba a la pista ancha no me ayudó a alcanzarle, sino más bien todo lo contrario. Pero ya en la zona llana, durante kilómetro y medio pude coger buen ritmo, de hecho conseguí hacer uno de los kilómetros en 4´42´´ pese a que tampoco es que se tratase de un camino liso. Veía su camiseta azul a menos de 200 metros pero sabía que en unos pocos metros comenzaría nuevamente una zona técnica donde lo perdería definitivamente de vista, como así ocurrió.

Ahora había que bajar prácticamente todo lo que habíamos subido en los primeros siete kilómetros y había que discurrir por una de las zonas más bonitas del recorrido, la zona del río. Llegar al mismo ya fue costoso, porque en uno de los barrancos sentí que perdía totalmente el ritmo, por ir cargado por el esfuerzo y no saber gestionar tanta piedra,  pero una vez en la zona fluvial, pese a ser técnica pude coger buena cadencia, aunque no la suficiente para evitar que al menos dos corredores me adelantasen.

Tenía el sentimiento de que todo estaba yendo bien, no había mucho más que hacer cuando uno a sus 46 años pretende jugarse sus viejas piernas de la llanura manchega por bajadas complicadas donde practican y disfrutan todos estos adezados alicantinos.

Los últimos dos kilómetros fueron más pacíficos, ya sin tanta dificultad, y pese a la amenaza de perder otro puesto a manos de otro valenciano más, me puse las pilas, tanto que el último kilómetro lo clavé en 4´25´´, cruzando la meta con muy buenas sensaciones, justo uno de mis objetivos al iniciar este viaje.







Al final, 26º de la general, el 8º de mi categoría con 2 horas 56 minutos y 17 segundos, a un ritmo medio de 7´03´´. Lástima que la categoría de "veteranos" fuera de 40 a 49 años, porque quizá con unos añitos menos podría haber sido otra historia, pero puestos a ser optimistas el tercer veterano me sacó 18 minutos y ya si me pongo a elucubrar: de haber tenido 50 tacos me hubiera quedado primero, aunque seamos serios dentro de 3 años y medio no me veo haciendo estas cosas, aunque quiera hacerlas.

Realicé el "chequeo del hombre viejuno": todo estaba en su sitio, mis piernas calientes, cargadas pero satisfechas, mi estómago del envés y no del revés, mi cintura complaciente y no hiperdolorida, calambres 0-0, como la San Miguel, y esto quizá gracias a las sales, y mis fuerzas es "modus estupendus" que no siempre es así. Pude estirar tranquilamente, pude hasta descalentar un poquito, y ahora sólo quedaba esperar a mi mujer y comprobar que el círculo se cerraba como debía.

La aventura de Merche: y eso que no le gustaban los baches en el asfalto hace 2 años



Pasaban los minutos y la primera mujer entraba en 3 horas y 19 minutos, veterana, como Mercedes, la segunda lo hacía en 3 horas 26 y esa no era veterana, la tercera era master, 3 horas 30 minutos, otras dos absolutas en 3 horas y 32 y 3 horas y 39, esa que viene es también absoluta, 3 horas y 48. ¡Si llega Merche coge medalla!, y por allí venía, lo había vuelto a conseguir, quien me lo iba haber dicho hace tan sólo unos años, unos meses. Paraba el crono en 3:53 y quedaba segunda veterana, una mujer madura, con dos niños, una casa y un trabajo a jornada completa, volvía a conseguir su principal objetivo en la montaña: no quedar última! y os aseguro que tras ella llegó alguna mujer más. Sólo el hecho de ponerse en línea de salida para mi ya tiene mucho mérito, así que hacer lo que hace y disfrutando para mi es indescriptible cuando intento explicarlo en el espacio en blanco que va surgiendo delante del cursor al escribir esta entrada.








 Como se puede ver en las fotos de abajo, le tocó ir sola en gran parte del trail, aunque consiguió adelantar a bastante gente. Ella siempre dice que la montaña le da la paz que necesita, y estoy seguro que la tuvo.




 


Pero teniendo en cuenta el gran reto que nos espera, lo más importante era que llegaba sin molestias, sin lesiones, habiendo disfrutado y que todo había servido como preparación a lo que se nos viene encima. Que decir que la comida nos sentó genial y el viaje de vuelta fue sin incidencias, y también sin prisas.



Enhorabuena a la organización


Ha sido todo un placer regresar a Onil. Costó despedirse de tod@s, no nos queríamos ir,  pero teníamos que volver a casa, a nuestras vides manchegas. Dudo que pueda haber alguien que dé una crítica negativa a algo tan bien hecho, tan bien organizado: estupendo balizamiento, precioso recorrido, avituallamientos perfectos y con todo tipo de productos sólidos y líquidos donde elegir, y encima bien animado durante todo el recorrido, ¡hasta con carteles que te decían vamoooos!, en fin todo cuidado al detalle y pensado para que pasasemos una velada inolvidable

Desde aquí animo a tod@s a que probeis en la siguiente edición, que os merecerá la pena.