RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 12 de octubre de 2016

LA CRÓNICA DE LOS 25 KILOMETROS TRAIL DE ONIL: EXPERIENCIAS QUE HAY QUE REPETIR

Parece que la vida de todos nosotros tiende a darnos segundas oportunidades; es lo que ocurre por ejemplo cuando creemos que algo se ha terminado para siempre y resulta que no, que regresa con otra forma o en tras circunstancias; en el caso de la aventura del Trail de Onil, quedará en nuestra saca de los recuerdos como ese disgusto breve que tornó a una doble experiencia maravillosa en dos momentos distintos del tiempo.


Allá por finales de mayo de este año viajábamos Mercedes y yo a correr este trail, en la zona industrial juguetera más importante de España, y en uno de los pulmones verdes más grandes de la provincia de Alicante; por aquel entonces nuestro objetivo era ir cumpliendo nuestro mesociclo de fuerza de cara a los duros y largos entrenos por los que iba a tener que pasar Merche en verano, todo ello si quería llegar en buena disposición a la Doñana Trail de primeros de noviembre. Nuestra sorpresa quiso pillarnos en fuera de juego cuando nos informaron que la tan esperada carrera había sido suspendida a última hora por los organismos públicos competentes debido a riesgo de incendio; de esta manera pasábamos de ser ilusionados runners a simples turistas sin su principal acicate, correr. Suerte que pudimos contactar con los organizadores y conseguimos realizar el recorrido con ellos, lo que nos dio la oportunidad de pasar una magnífica mañana de domingo con un grupo de gente estupendo. El trail quedó pospuesto para primeros de octubre y unos meses después allí estábamos de nuevo, pero muchas cosas habían cambiado: ya no nos encontrábamos en el mesociclo de fuerza, en los meses de julio, agosto y septiembre habíamos hecho un montón de duras y largas tiradas y prácticamente Mercedes ya estaba preparada para correr los 73 kilómetros que distan de Sevilla a la Aldea del Rocío. Por ello correr un trail técnico no era lo más aconsejable, sino todo lo contrario, era más bien un riesgo; pero la "vida es riesgo" y merecía la pena arriesgarse, como de hecho se ha demostrado....

...Pero contemos lo ocurrido con algo de menos rigor periodístico, que bien merece que me devane los sesos en ornamentar un poco las palabras que utilizo en estas líneas de este vuestro blog:

El viaje a tierras ya conocidas donde ser bien recibidos

No fuimos dos sino cuatro los que nos desplazábamos a Onil por la mañana. Venían Jorge e Inés y como el día pintaba soleado, el hecho de ir a hacer lo que más les gusta a los progenitores se convertía también en una buena oportunidad para que todos los miembros de la familia pasasen un bonito fin de semana en este veranillo de San Miguel que nos ha tocado vivir.

Como somos fieles con las gentes y los sitios donde nos tratan muy bien volvímos a comer donde creo que ya nos van conociendo: en la Brasería El Morrón de Villena y ocurrió lo de siempre, que no nos defraudaron y acabamos "rebolondos" de tanto jalar, porque todo, y digo todo,  estaba muy bueno. 

Ya en Onil recogimos los dorsales en el mismo palecete donde meses antes una señorita nos había dado la mala nueva. "¿no os lo han dicho??...el trail se ha suspendido", pero en esta ocasión todo estaba montado y bien montado, de forma que nuestros amigos, aquellos con los que ya compartimos aquellos fabulosos kilómetros en mayo, nos atendieron muy bien y todo termino con nuestro chip, dorsal, y otros regalos en sendas bolsas del corredor. Eso sí, no pudimos evitar entretenerles dándones un poco de charleta; eramos "los de Ciudad Real" pero ya no era igual, ahora éramos parte un poco del "todo" que conforma una reunión de gente como esta.

No quisimos privar a la peque, Inés, del  disfrute que supone posar con los playmobil que andaban "vestidos" para la ocasión.













En cuanto al Trail Running Onil, pudimos apreciar los "nervios típicos de su primera edición", de este bebe que quiso nacer de nalgas allá por mayo pero que a última hora decidió quedarse otros pocos meses más en el vientre de su madre y ahora tocaba salir al mundo, esta vez con éxito, sin complicaciones. Los integrantes de este estupendo club de montaña y una tropa de colaboradores y vluntarios habían trabajado duro para para vivir un parto feliz y se podía apreciar que estaba todo dispuesto,  ¡medio pueblo de Onil volcado!.








En cuanto a nosotros, aprovechamos la soleada tarde para tratar de bajar un poco la dura digestión paseando por el pueblo y llegó el momento de "recogerse" a nuestro hotel, que estaba en el polígono, no sin antes pasarnos por un outlet donde pudimos hacer las delicias familiares comprando algunos complementos. Rematamos la faena con una estupenda cena a base de raciones en otro hotel a la entrada de Castalla y de esta forma cerrábamos el sábado ya que había que madrugar para estar a tope en la jornada dominical...

Todo va a salir bien: lo sé


Por desgracia no pudimos desayunar en el restaurante del hotel porque lo encontramos cerrado, (creo que fue así porque estaban también liados como voluntarios) así que tuvimos que comprar algunas cosillas en la gasolinera, algo que tampoco nos importó mucho. La mañana era estupenda, fresquita, pero sin viento ni nubes, ideal para una buena jornada por montaña, y si no es así  decirme que no se aprecia buen rollo en las dos siguientes fotos:







Calentamos más de lo que solemos hacer en eventos como estea, y es que sabíamos que a los pocos metros de la salida tocaba una dura subida y más nos valía que no pillásemos a nuestras piernas en fuera de juego. Los más de 170 inscritos en los 25 kilómetros íbamos a salir a las 8 en punto, junto con los senderistas, otro montón, prueba no competitiva paralela que me parece todo un acierto para completar una buena experiencia en tan fabulosos parajes como los que tienen allí. Los participantes en los 14 kilómetros lo harían a eso de las 9 con la idea de que los tres grupos llegásemos prácticamente a la vez teniendo en cuenta que los senderistas recorrerían el circuito de la prueba corta. Me pareció una buena idea para que todos y cada uno de los aventureros se sintieran protagonistas de esta aventura común.

Estupendo ambiente en línea de meta y cero nervios en mi caso, no puedo decir lo mismo en el caso de Mercedes a la que la montaña siempre le trae grandes emociones pero también ciertos temores. No iba a acompañarla en esta ocasión de forma que cada uno iría a lo suyo: yo ya estoy recuperado de la larga lesión que me ha traído de cabeza y lo único que me falta es ponerme a tono, así que habíamos decidido que lo mejor era tomárnoslo con calma pero cada uno a "su amor".

Hay que decir que había algunos corredores con muy buena pinta, como por ejemplo Roger Casal Fernandez un representante catalán de la selección española de orientación, Campeón de España en 2014 que a la postre sería el ganador con un magnifico tiempo de 2 horas 14 minutos, que os aseguro que ¡hay que hacerlo! teniendo en cuenta el desnivel positivo que había que salvar, +1300, y las diversas zonas técnicas que estaban repartidas por el recorrido. 

Yo, totalmente a lo mío..., me repetía para mis adentros: "todo va a salir genial, va a ser una estupenda mañana que corrobore con buenas sensaciones que lo hemos estado haciendo bien todo este verano".

Y nos pusimos en marcha


Desde las primeras zancadas me encontré suelto, pero estaba dispuesto a contenerme, a disfrutar y no dejarme llevar por la testosterona, así que mi objetivo principal era que no me ocurriera lo que me ocurrió en Mas de Barberans en agosto, cuando me vine abajo en varias ocasiones mientras subía. Capeé bien las primeras subidas, casi siempre corriendo y muy esporádicamente echando a andar unos metros. No me costó ir adelantando gente, sobre todo en las zonas de mayor pendiente y los metros en mi garmin fueron avanzando rápido. Cuando llegamos a la zona de sendas entre bosques no pude evitar clavar una sonrisa, ¡me lo estaba pasando como un enano!.

Llegué al kilómetro 7 y pico donde se encontraba el avituallamiento y se bifurcaban ambos recorridos, el largo y el corto. Allí pude recibir el calor de algunos integrantes del Trail Running Onil, que me preguntaron dónde me había dejado a Mercedes y me indicaron que me veían con fuerza. Llevaba algo más de 53 minutos a una media que rondaba los 7´el kilómetro, lo cual estaba muy bien teniendo en cuenta que habíamos salvado unos 600 metros de desnivel positivo.




No paré ni un minuto, lo justo para coger dos trozos de plátano y unas gominolas, tras beberme un vaso de isotónica, que me sentó "de vicio".

En los siguientes cuatro kilómetros tocó bajar y las partes más técnicas fueron las peores, como casi siempre. No lo hice ni la mitad de bien que en Mas de Barberans, no me sentía seguro muscularmente y tampoco se puede decir que llevase mal ritmo pero pronto comprobé que me comenzaban a adelantar: hasta 4  corredores conté. No me importaba demasiado ese hecho, porque no me preocupaba el puesto, lo que quería era rendir bien, no lesionarme y llegar fuerte a meta. Por lo demás, la únicas molestias que iba sintiendo era en la zona de las ingles, claramente cargadas y uno de mis tobillos que sentía "abierto". Eso sí, ni rastro de la vieja y pasada pubalgia. No conseguí bajar ni un solo kilómetro de 6´, cuando sé que hay gente que se "tira" incluso por debajo de 4´. Llegué al barranco más técnico donde meses antes Merche se había doblado el tobillo y un voluntario me indicó que llevaba un grupo a 200 metros, pero no me veía con posibilidades de alcanzarles.

En algún punto entre el kilómetro 11 y el 12 me alcanzó un corredor que se puso a mi lado y no me adelantó. El terreno se había puesto nuevamente cuesta arriba, y era sabedor que ahora había que ascender hasta "las antenas", unos 350 metros en algo menos de 3 kilómetros, aunque no iban a ser muy técnicos. Como iba muy bien de fuerzas fue el momento de pensar en no andar, o hacerlo lo mínimo, así que mi acompañante y yo fuimos progresando sin pausa en nuestra cadencia adelantando a algún que otro competidor al que se le comenzaba a atascar la subida. Llegamos al avituallamiento de las antenas en el kilómetro 14 en un momento en el que iba realmente disfrutando, pero con el calor que ya estaba haciendo tomé una decisión que creo que fue acertada: echarme a la boca dos pastillas de sales junto con la isotónica. El corredor que me había acompañado durante algunos kilómetros se me fue un poco debido a que apenas perdió unos segundos en el avituallamiento así que me costó cogerle nuevamente la estela. Ahora tocaba bajar, sin demasiadas zonas técnicas, por una parte muy bonita con indicaciones de plantas, la "zona botánica". Esa fase de la carrera se basó en tratar de seguir al citado corredor y a fe que me costó. A pesar de ir la mayoría del tiempo bajando también había repechos, y en la más larga de las subidas le volví a dar caza. Sabía que estábamos cerca del avituallamiento, el mismo del kilómetro 7 y me propuse llegar con él hasta dicha parada, algo que conseguí:






Kilómetro 18 y con bastante fuerza. En el avituallamiento de nuevo los ánimos de la gente conocida de la organización, y de nuevo me eché una pastilla de sales a la boca. De piernas iba bien, sentía el esfuerzo pero me encontraba entero. Pero solo bastaron unos pocos segundos que gasté en la parada para volver a perder la pista de mi acompañante.






La bajada pedregosa y empinada que nos llevaba a la pista ancha no me ayudó a alcanzarle, sino más bien todo lo contrario. Pero ya en la zona llana, durante kilómetro y medio pude coger buen ritmo, de hecho conseguí hacer uno de los kilómetros en 4´42´´ pese a que tampoco es que se tratase de un camino liso. Veía su camiseta azul a menos de 200 metros pero sabía que en unos pocos metros comenzaría nuevamente una zona técnica donde lo perdería definitivamente de vista, como así ocurrió.

Ahora había que bajar prácticamente todo lo que habíamos subido en los primeros siete kilómetros y había que discurrir por una de las zonas más bonitas del recorrido, la zona del río. Llegar al mismo ya fue costoso, porque en uno de los barrancos sentí que perdía totalmente el ritmo, por ir cargado por el esfuerzo y no saber gestionar tanta piedra,  pero una vez en la zona fluvial, pese a ser técnica pude coger buena cadencia, aunque no la suficiente para evitar que al menos dos corredores me adelantasen.

Tenía el sentimiento de que todo estaba yendo bien, no había mucho más que hacer cuando uno a sus 46 años pretende jugarse sus viejas piernas de la llanura manchega por bajadas complicadas donde practican y disfrutan todos estos adezados alicantinos.

Los últimos dos kilómetros fueron más pacíficos, ya sin tanta dificultad, y pese a la amenaza de perder otro puesto a manos de otro valenciano más, me puse las pilas, tanto que el último kilómetro lo clavé en 4´25´´, cruzando la meta con muy buenas sensaciones, justo uno de mis objetivos al iniciar este viaje.







Al final, 26º de la general, el 8º de mi categoría con 2 horas 56 minutos y 17 segundos, a un ritmo medio de 7´03´´. Lástima que la categoría de "veteranos" fuera de 40 a 49 años, porque quizá con unos añitos menos podría haber sido otra historia, pero puestos a ser optimistas el tercer veterano me sacó 18 minutos y ya si me pongo a elucubrar: de haber tenido 50 tacos me hubiera quedado primero, aunque seamos serios dentro de 3 años y medio no me veo haciendo estas cosas, aunque quiera hacerlas.

Realicé el "chequeo del hombre viejuno": todo estaba en su sitio, mis piernas calientes, cargadas pero satisfechas, mi estómago del envés y no del revés, mi cintura complaciente y no hiperdolorida, calambres 0-0, como la San Miguel, y esto quizá gracias a las sales, y mis fuerzas es "modus estupendus" que no siempre es así. Pude estirar tranquilamente, pude hasta descalentar un poquito, y ahora sólo quedaba esperar a mi mujer y comprobar que el círculo se cerraba como debía.

La aventura de Merche: y eso que no le gustaban los baches en el asfalto hace 2 años



Pasaban los minutos y la primera mujer entraba en 3 horas y 19 minutos, veterana, como Mercedes, la segunda lo hacía en 3 horas 26 y esa no era veterana, la tercera era master, 3 horas 30 minutos, otras dos absolutas en 3 horas y 32 y 3 horas y 39, esa que viene es también absoluta, 3 horas y 48. ¡Si llega Merche coge medalla!, y por allí venía, lo había vuelto a conseguir, quien me lo iba haber dicho hace tan sólo unos años, unos meses. Paraba el crono en 3:53 y quedaba segunda veterana, una mujer madura, con dos niños, una casa y un trabajo a jornada completa, volvía a conseguir su principal objetivo en la montaña: no quedar última! y os aseguro que tras ella llegó alguna mujer más. Sólo el hecho de ponerse en línea de salida para mi ya tiene mucho mérito, así que hacer lo que hace y disfrutando para mi es indescriptible cuando intento explicarlo en el espacio en blanco que va surgiendo delante del cursor al escribir esta entrada.








 Como se puede ver en las fotos de abajo, le tocó ir sola en gran parte del trail, aunque consiguió adelantar a bastante gente. Ella siempre dice que la montaña le da la paz que necesita, y estoy seguro que la tuvo.




 


Pero teniendo en cuenta el gran reto que nos espera, lo más importante era que llegaba sin molestias, sin lesiones, habiendo disfrutado y que todo había servido como preparación a lo que se nos viene encima. Que decir que la comida nos sentó genial y el viaje de vuelta fue sin incidencias, y también sin prisas.



Enhorabuena a la organización


Ha sido todo un placer regresar a Onil. Costó despedirse de tod@s, no nos queríamos ir,  pero teníamos que volver a casa, a nuestras vides manchegas. Dudo que pueda haber alguien que dé una crítica negativa a algo tan bien hecho, tan bien organizado: estupendo balizamiento, precioso recorrido, avituallamientos perfectos y con todo tipo de productos sólidos y líquidos donde elegir, y encima bien animado durante todo el recorrido, ¡hasta con carteles que te decían vamoooos!, en fin todo cuidado al detalle y pensado para que pasasemos una velada inolvidable

Desde aquí animo a tod@s a que probeis en la siguiente edición, que os merecerá la pena.


2 comentarios :

  1. Respuestas
    1. ¡Gracias Kino!. A ver si coincidimos. Yo ando muy liado y un poco de espaldas a las redes sociales, pero no me olvido de la gente

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