RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 14 de octubre de 2016

MARTES 4: 7 KILÓMETROS MUY DOLORIDOS

Decidimos darnos un descanso el lunes, y es que ya sabemos que tras un trail competitivo lo que quedan son un montón de dolores incluso en músculos que ni tan siquiera sabías que existían. Correr en asfalto supone ir siempre en la misma o similar postura, todo lo contrario a lo que ocurre en la montaña, donde se fuerzan sobremanera las articulaciones y las inclinaciones, los resbalones, los saltos y las irregularidades hace que los músculos queden deshechos. Fue por todo ello que el lunes no estabamos para muchas bromas, en especial Mercedes, que me envió un guasap en el que me decía: "la primera vez en mi vida que me veo obligada a coger el ascensor del ayuntamiento para ir a la segunda planta.."

Eso sí, no nos podíamos perdonar el martes, así que por la tarde salimos los dos con la intención nada pretenciosa de mover un poco las piernas para después, simplemente poder estirar. Estos entrenos deberían ayudar a eliminar toxinas, a rebajar líquidos y a permitirnos estirar, y en el caso de mi mujer poder pasarse el rulo.

Cuesta poder explicar con palabras como transcurrieron los primeros 25 minutos de sesión: Mercedes no podía correr así que practicaba una especie de marcha heterodoxa. Sólo pasados 4 o 5 minutos pudo comenzar a practicar algo parecido a la carrera, eso sí a ritmos más lentos que los que consiguen andando. No importaba mucho, pero preocupaba un poco los dolores que tuvo que soportar en el proceso, sobre todo temía que se pudiera lesionar. Tras muchos minutos su carrera se fue haciendo más regular y fue cogiendo un poco de ritmo de forma que afortunadamente pudimos ir avanzando. Bajamos por el Camino de Membrilla en mejor disposición, aunque sin forzar y cogimos dirección a la Avenida de las Tinajas y de ahí a casa. 7 kilómetros que probablemente recuerde durante mucho tiempo por lo accidentado y doloroso. En mi caso me hallaba también dolorido y cargado pero no tanto. 

Pese a todo, estaba casi seguro que lo de Onil había sido un acierto no sólo como experiencia sino también como entreno de cara a la Doñana Trail.


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