RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 17 de noviembre de 2016

LUNES 14: CON EL SUEÑO DE VOLVER A DISFRUTAR EN UNA MARATÓN

El mal sabor de boca que me quedó en la Doñana Trail ha provocado que me vuelva a replantear un montón de cosas. Ha sido una gran experiencia pero ha vuelto a dejar en evidencia mis limitaciones, y esas limitaciones me hacen sentir mal, porque creo que pese a ser un perdedor nunca me ha gustado perder, siempre me he revelado ante ese hecho.

Con estos sentimientos salía a correr el lunes por la noche, y creo que la rabia contenida me hizo correr bien. No iba muy suelto, pero las piernas funcionaban, salvo por la molestia que tenía en la parte interna de la zona de mi rodilla derecha (daño colateral de los setenta y tantos kilómetros de Doñana que va saliendo ahora). Por suerte conforme fue avanzando el entreno me fui sintiendo mejor, cada vez mejor, cómodo, justo lo que necesito para ir asentándome y así poder coger confianza de cara a la Maratón de Castellón. Avancé por el Carril del Yeso, hasta que en el aproximadamente 5,6 tomé un camino a la derecha que me llevaría al Camino de Membrilla. Ya para aquel entonces las piernas se habían entonado y llevaba buen ritmo, iba disfrutando por momentos. Quedaba la parte dura subiendo por el camino mencionado, pero no me costó mantener la cadencia y ya en la parte asfaltada, me lancé con rabia hacia abajo. Terminé con muy buenas sensaciones los casi 12 kilómetros que me salieron y quedé satisfecho con la propuesta.


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