RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 27 de noviembre de 2016

VIERNES 25: DE NUEVO MERCHE LO INTENTA

El jueves había tenido su segunda cita con el osteopata de Manzanares (se pidió la tarde libre y yo fui a comer casa para recogerla y llevarla a mi trabajo hasta la hora de su cita). Le volvió a poner una EPI en la rodilla y también en el tibial, y también realizó ejercicios de alineación. El caso es que salió bastante dolorida. Pese a todo el profesional le había dicho que podía correr al día siguiente y que también lo intentara durante el fin de semana, todo en función del dolor que sintiera. Así que el viernes rompimos una de las reglas que más se da: la de descansar e irnos de vinos, y a cambio nos acercamos al parque en otro día de llovizna. Estuvimos comprobando, a trote bastante suave, como la rodilla no le iba molestando y cuando comenzó a sentir las primeras molestias, allá por el minuto 35, incrementamos el ritmo y dimos otras dos vueltas con buena cadencia, lo que provocó que se le fuera el dolorcillo. Regresamos a casa sin más incidencias y pudimos completar un entreno de 8 kilómetros en 49 minutos que le dejó bastante contenta porque había podido entrenar con unas sensaciones cercanas a la normalidad.

Yo había cerrado la semana con unos escasos 68 kilómetros, que mejoraban, eso sí, los 57 de la semana anterior. El objetivo era doble: recuperar a mi mujer para que vaya cogiendo la senda normal de entrenos y por mi parte seguir progresando para llegar a las primeras semanas de enero metiéndome caña en tiradas largas y conseguir mi objetivo de ir a 4´30´´ en la Maratón de Castellón.


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