RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 13 de diciembre de 2016

LUNES 12: ¿QUÉ VA A SER?, OTRO INTERVAL 1´-1´30´´

Guiándome por la intuición más que  por la sabiduría o por el aprendizaje sigo multiplicando sesiones de interval de media-corta extensión: 1´fuerte alternando con 1´30´´ más suave. Técnicamente se asemeja a un entreno de esos de 15 series de 300 metros, pero hay diferencias: el intervalo fuerte no es tan intenso, quizá a ritmo de 10.000 o un poco más, y el intervalo suave no es un trotecillo de ritmo de descalentamiento sino más bien carrera a ritmo medio, si bien en los primeros segundos tras el intervalo duro se tiende a ir más despacio para luego ir progresando. Además, si se alarga la sesión de forma que se perpetúa la fórmula te puedes ver haciendo 50 minutos, como fue el caso ayer, por caminos y acabas con las piernas "desechas" por el esfuerzo.

Ayer tocó calzarse las zapas con lo que es otorgarme un amplio aprobado en el apartado de la motivación previa; si el sábado y el domingo supusieron enlazar dos sesiones duras, el lunes iba a jugármela sin dar descanso a mi organismo, no sé sin con un buen argumento detrás, mejor dicho..., sin ningún argumento, guiado por la intuición antes mencionada. De nuevo comienzo a dar las primeras zancadas y me siento bien, sin molestias; no necesito más que unos segundos para saber qué mi cuerpo me permitirá que lo maltrate. Cuando no llevo más de 6 minutos de calentamiento comienzo con los cambios, y ya desde el primero siento dos cosas que se contraponen: la primera es que estoy algo cargado y lo noto en la pierna derecha sobre todo; la segunda es que aún así hago el primer cambio bastante rápido; los siguientes van dejando en evidencia un hecho, me voy a vaciar y ello va a suponer que lo voy a notar muscularmente. Subo por el camino que lleva a la vega y voy contento por el esfuerzo, me está costando pero no me está pesando, me está gustando. Vuelvo por el camino que pasa por la parte de atrás del aérodromo y logro ir más cómodo aún con la ayuda de una pendiente claramente negativa. Llevo un montón de cambios de ritmo ya y siento las piernas "embotadas", casi puedo notar como se acumula el ácido láctico y cuando alcanzo el Camino del Peral, a dos kilómetros de casa, giro a la izquierda en lugar de ir al pueblo y  voy al cementerio (no a quedarme, no aún) y así regreso por la Carretera de San Carlos del Valle. Mi paso por el muro de nuestro campo santo es el peor de la sesión, porque toca cambio y me veo desfondado, sin piernas, así que no aprieto, me dejo llevar un poco (si aparece un zombie fijo que me hubiera cazado). Luego me recupero y los últimos tres kilómetros los puedo hacer bien, como me gusta terminar los entrenos; eso sí, al parar delante de la puerta de mi adosado siento que casi no puedo andar de la carga que soportan las piernas; sin duda tres días seguidos con intensidad ha sido un riesgo quizá innecesario, ha sido arriesgado pero no pagaré peaje por ello porque todo está en su sitio. Estiro bien, me voy soltando y poco a poco el efecto de las toxinas en mis músculos se va diluyendo. Eso sí, me parece que hoy martes descansaré, creo que el cuerpo ya se lo merece.

Y así, como un monje de los de antaño, de esos que no tienen pretensiones, cuyos actos muchas veces sólo son de constricción, me veo castigándome, pensando que todo lo que sufra ahora será la oportunidad que tendré en Castellón de disfrutar aunque sólo sea un poquito. Ya hace mucho tiempo que no pienso en las 3 horas, tan sólo pienso en sufrir todo lo que pueda en este tiempo que me queda hasta febrero y esperar que en esta maratón que tanto temo pueda quedar satisfecho por el hecho de haberla completado dignamente: poder terminarla con una amplia sonrisa sería todo un triunfo.

Y Mercedes volvió a salir, en lo que fue su tercera sesión seguida. No le pregunté que hizo pero a juzgar por su cara estaba satisfecha con su entreno.

 

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