RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 24 de diciembre de 2016

LUNES 19: SANGRANDO POR LAS PIERNAS EN UN BUEN ENTRENO

Sigo el dudoso camino que me ha de llevar hacia una maratón "plena", la que sería mi undécima maratón, la novena de asfalto, la novena a terminar restando la de Valencia de 2012 donde me quedé frito en el 39, y eso sí, la novena que corro yo solo, sin acompañar a Mercedes, muchos novenos veo. Lo de "plena" es más un objetivo que un adjetivo, ya que la idea es poder terminarla con fuerza y de menos a más, algo que no me ha ocurrido en ninguna de las anteriores experiencias, ni tan siquiera en la de Roma, en la que sí que disfruté de cabo a rabo y sí que mantuve el ritmo hasta la línea de meta, pero que no fuí en progresión. Pero como escribía inicialmente, ese tránsito preparatorio está sembrado de un mar de dudas las cuales no provienen de una situación relacionada con una lesión, ya que afortunadamente en ese sentido estoy siendo afortunado en el último medio año, sino que se deben al profundo respeto que le tengo a esos 42.195 metros, que bien sé que pueden llegar a ser traicioneros. Mi estado de forma no es óptimo, los años no perdonan y no puedo dejarme llevar por aventuras quijotescas, de ahí que en mi mente ronde la meta de esa maratón "plena" aunque haya que sufrir, pero que no sea un calvario, como lo fue Sevilla, por ejemplo.

Lo estoy intentando, no sé si con la suficiente fuerza, pero siento que lo intento. Por ello el lunes me planteé una nueva sesión dura, con el repetido interval 1´ fuerte y 1´30´´ suave, que creo que me está permitiendo coger ritmo. Desde las primeras zancadas que dí en la noche, en una gélida oscuridad rota por la luz del foquillo, sentí que las piernas me pedían marcha, buen síntoma, sin duda, así que no me demoré más que unos tres minutos en comenzar a realizar los cambios de ritmo, auspiciados por el garmin que me llevaría el ritmo. El circuito casi me lo sé de memoria, de algo menos de 10 kilómetros, subiendo por el Camino del Alto Peral y regresando por el camino que pasa por detrás del Aeródromo para terminar en el último tramo del Camino del Peral y de ahí a casa. Siento que estoy rápido y los primeros cambios son bastante buenos con cero molestias. Los intervalos suaves no son tan suaves como en otras ocasiones y las piernas no se van sintiendo cargadas, así que aprovecho. La parte de más dureza no es tan dura y pronto me veo bajando de regreso, disfrutando al fin y al cabo. Alcanzo el Camino del Peral, sólo me quedan 2 kilómetros y dudo si alargar la sesión o hacer la versión corta, pero decido no arriesgar y dejarlo así. No bajo el pistón y llego a casa bastante fuerte, apenas cargado, en un muy buen entreno. 41 minutos justos en hacer unos 9 kilómetros, los otros 400 metros fueron de calentamiento. El ritmo medio ha sido bueno, a 4´32´´ aproximadamente. Estiro bien, hago abdominales y completo mi satisfacción, ¡así sí, Javi!. 


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